A eso se ha llegado con los
llamados delitos de odio y de discriminación. Los drags queens son
libres de pasearse desnudos delante de tus hijos, los varones autopercibidos
niñas son libres de ir al baño de tus hijas, y si te opones a ello incurres en
delito de odio y luego te mandan el FBI y te ponen en la lista de terroristas
domésticos.
A eso se ha llegado en los EEUU y
en otros lugares del que fuera llamado el mundo libre.
Y todo con el beneplácito y el
silencio de miles de liberales (con excepciones, como Karina Mariani) que viven
como si todo ello no tuviera importancia.
No hablaremos de vuelta (https://revista.feylibertad.org/index.php/revista/article/view/40
) sobre que la verdadera libertad consiste en las libertades individuales, y
que los llamados delitos de odio y discriminación son el arma totalitaria por
excelencia para violarlas, una por una: free seech, libertad religiosa,
libertad de asociación, de enseñanza. Todas y cada una de ellas conculcadas en
nombre de supuestos derechos de nuevos colectivos explotados según el
neomarxismo dominante.
Pero lo que quiero resaltar ahora
es la total hipocresía y doble standard de una sociedad que se horroriza por el
abuso de menores y luego mira para otro lado ante este terrible abuso de
menores. Hace algunos años la corrupción de menores era una forma de abuso, tipificada
en el código penal. Hacer participar a menores en espectáculos y prácticas
legales pero inmorales, reservadas para adultos, era corrupción de menores.
Vuelvo a decir, una forma de abuso, porque el menor no tiene la edad de
consentimiento para dichas cosas. En fin, las cosas que hay que aclarar.
Curiosamente, los mismos que están
siempre atentos a denunciar que tal obispo, hace 40 años, rozó con su mano en la
cola de tal o cual señora, son los mismos que dirigen todas sus energías a
defender esta “sociedad inclusiva”, que consiste en la aberración de considerar
un derecho al delito de corrupción de menores. Los mismos. Curiosamente.
Las reservas morales de Occidente
se están acabando. No es cuestión de si eres liberal, conservador o socialdemócrata.
Ahora es cuestión de si tienes tu espíritu anestesiado ante las aberraciones
más terribles, o tu cerebro envenenado por esta mezcla incoherente pero
eficiente entre marxismo y post-modernismo.
Hace algunas décadas, si un señor
se vestía de mujer y se desnudaba delante de tus hijos, hacías la
correspondiente denuncia.
Hoy en cambio no sólo te callas
sino que lo llevas a ver el espectáculo.
Eres tú, consumidor de la barbarie,
cobarde y silente ante la barbarie, la causa última de la barbarie.
De acuerdo! Relativismo y sentido común perdidos.
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