Hay muchos comentarios, obviamente, sobre la entrevista de Majul, ayer, a Milei.
Algunos están comentando que Majul estuvo injusto, ignorante, que no lo dejó hablar, etc.
Me parece que no es el caso.
Desde un punto de vista hermenéutico, esto es, desde la teoría de la interpretación, Majul represente el horizonte típicamente estatista de gran parte del argentino promedio (si es que se puede hacer ese tipo ideal weberiano), de izquierda o de derecha, con todos sus preconceptos negativos sobre lo que pueda llegar a ser el liberalismo político y económico. Para colmo, Milei expresa a veces sus ideas in abstracto, sobre temas sensibles como educación, salud, armas, etc., ideas muy libertarias, que chocan gravemente con ese horizonte y con la mayor parte del periodismo argentino. Pero luego, cuando es candidado, distingue entre corto, mediano y largo plazo, y está muy bien. Pero las cosas se mezclan y en un reportaje esa mezcla aparece en el entrevistador.
Cómo responder de una manera corta y clara, desde un horizonte de precomprensión libertario, a un horizonte estatista, es casi una tarea imposible. La incomunicabilidad de paradigmas se da muchas veces de hecho, aunque pueda superarse; pero una entrevista televisiva es el peor de los escenarios.
Milei estuvo muy bien. Estuvo paciente, calmado, hasta resignado. Pero Majul representa la perplejidad y el estupor de ese argentino promedio para el cual la eliminación del estado paternalista es un escándalo. Sus preguntas, además, fueron buenas desde su propia perspectiva. Lo más difícil para cualquier liberal no es el libre comercio del sexo de los ángeles, sino cómo reducirá el presupuesto en sectores para los cuales el argentino promedio es un drogadicto. Cómo reducir el deficit sin aumentar las tarifas es una excelente pregunta, o cómo hacerlo sin aumentar el desempleo que los austríacos llaman institucional, es otra. Interesante fue cuando Majul le dijo que no era "tan" liberal porque no quería aumentar las tarifas, como si ser liberal fuera igual a aumentar tarifas, esto es, como si la esencia del liberalismo pasara por "querer" que los precios fueran altos en relación al poder adquisitivo de los menos pudientes. ¿Cómo explicar al argentino estatista que lo que no paga en tarifas lo paga en inflación? ¿Cómo hacer para que el estatista vea, como Bastiat o Hazlitt intentaron, "ver lo que no se ve"?
Por suuesto, esto deja la pregunta abierta: si el argentino es en general estatista, ¿por qué sube la intención de voto de Milei? Esta es la pregunta del millón para el cual las respuestas son muy complejas y tal vez los encuestadores tengan algunas. ¿Los argentinos se han hecho más pro libre mercado? Que algunos se hicieron más pro, puede ser, pero pro-libre mercado? ¿Los que dependen de sueldos del Estado, de prevendas y privilegios del Estado, van a votar a Milei?
La respuesta pasa seguramente porque el voto, obviamente, no es racional en el sentido habitual del término. Están los factores emocionales de los que todos hablan. El voto castigo, el voto bronca, el voto anti-casta, el voto emocional porque la figura de Milei, emocionalmente, encaja con otro horizonte argentino, el del macho-alfa-salvador-de-la-patria. Lo que en otra entrada he llamado la carajeidad (https://gzanotti.blogspot.com/2022/05/una-mirada-filosofica-sobre-javier-milei.html )
Hasta el día de la votación, o tal vez mucho después, con resultados divididos según edad, sector, etc., no se sabrá bien cómo estará compuesto el voto a Milei. Pero entre los muchos problemas de gobernabilidad que enfrentará si gana, este factor cultural es clave. Si ganara, no sé si la razón será que los argentinos se hayan hecho pro-mercado. La verdad lo dudo mucho, pero si me equivoco mejor. Mis dudas responden no sólo al convencimiento de que el marco cutural descripto es lamentablemente correcto, sino al 73% del Frejuli, el 54% de Cristina, el 48% de Alverso, y además: ¿cómo hará con la Unión Industrial Argentina? ¿Con los sindicatos? ¿Qué hará cuando Moyano le ponga todos sus camiones en la Plaza de Mayo por 72 hs o más? La argentina es de hecho corporativa, aunque su sistema constitucional no lo sea. No sólo hay que negociar con el Congreso, hay que negociar con los grupos de presión............
La entrevista con Majul tiene la gran ventaja de hacernos ver claramente cuál es la perplejidad y el estupor "típicamente argentino" ante Milei. Eso plantea un dilema de gobernabilidad para el cual el voto emocional no es una respuesta.
Cuanta claridad estimado Gabriel. Te mando un cordial saludo! Arturo!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. La popularidad Milei no se sostiene por una posición política sólida, sino más bien emocional. Me gustaría una perspectiva filosófica sobre el partido de Izquierda. Gracias!
ResponderEliminarEl dilema de Milei es el de todos los no izquierdistas, liberales o derechistas de AL. Saben lo que hay que hacer pero le temen a los grupos de presión y a las próximas elecciones.
ResponderEliminarMilei esta bien formado y mejor asesorado ,ayudemoslo , tengamos confianza .
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