¿Cómo que no me importa que la gente muera?
¿Cómo que no me importan las
muertes de amigos y familiares?
¿Cómo que desprecio la enfermedad
de tantos?
¿Acaso niego que hay neumonías
bilaterales atípicas?
No.
Lo que he afirmado siempre es que
las libertades individuales (derechos humanos de los que tanto se habla) no se
deben violar por ningún motivo. Porque, además, de esas libertades también
se vive. Sé que eso es muy ininteligible.
También sé que es difícil entender
mi oposición a todo tipo de planificación soviética: en economía, en educación,
en salud, en seguridad social, en todo.
Por ende, me he opuesto siempre a
que esta emergencia sanitaria se trate con una sola voz, con un solo
diagnóstico y tratamiento, impidiendo la libre oferta, demanda y decisión de
tratamientos alternativos y censurando, persiguiendo y encarcelando a todos los
médicos y pacientes que piensen diferente.
Eso no es, de ningún modo, NO
preocuparme por la muerte, sino alentar a la vida, porque la planificación
central de la salud, como en todo, produce la muerte.
Comprendo perfectamente que haya muchos
que piensen que la vida no me importa.
Me ha pasado así desde los 13 o los
14, cuando comencé a estudiar y a defender al liberalismo clásico.
Ejemplos: estoy a favor de la economía
de mercado, luego no me importa la pobreza.
Estoy a favor de la educación
libre, luego no me importa que la gente sea ignorante.
Estoy en contra de que el Estado
controle la ecología, luego no me importa el medio ambiente.
Estoy en contra de que los
gobiernos intenten violar el principio de no agresión para defender a minorías
antes injustamente coaccionadas, luego estoy en contra de los gays, de las mujeres
y de los afroamericans.
Así sucesivamente...
Y ahora estoy en contra de las
cuarentenas obligatorias, luego no me importa la salud de mi prójimo.
Lo mismo me hubiera sucedido en el
s. XIII. ¿Cómo que estás a favor de la libertad religiosa? ¿No te importa que
la gente pierda su alma? (Interesante: en ese tiempo, salud era igual a salvación
del alma….).
Es interesante esto de ser siempre
el malo.
Que Dios se apiade de mi alma.
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