Por supuesto, “tradicionalista”
tiene muchos significados en la Iglesia de hoy y por ende no quiero ser
injusto. Me refiero a los que desconfían del Vaticano II por considerarlo
contrario al Magisterio anterior, y allí hay grados: desde los que lo aceptan
con una interpretación conservadora (o sea interpretado siempre desde el
Magisterio anterior, como si el Vat II no hubiera aportado nada nuevo) hasta los que lo rechazan totalmente al estilo
Lefevbre. Habitualmente son, además, totalmente contrarios al liberalismo
político, aunque algunos pocos –con una extraña combinación de Pío IX y Hans
Herman Hoppe- son partidarios de la economía de mercado.
Ante el tsunami Francisco, estas
posiciones se han radicalizado en la Iglesia de hoy. Pero lo interesante es que
habitualmente citan a Benedicto XVI a su favor.
Y allí tienen un problema.
Ante todo Benedicto XVI tiene una
interpretación del Vaticano II, que es bastante conservadora, sí, pero porque “se
conservó”, como él mismo dice (Informe
sobre la Fe) en el auténtico espíritu de 1965, mientras muchos de sus
amigos siguieron para adelante, un adelante que él obviamente supo NO seguir.
Pero NO es una interpretación “conservadora” en el sentido de que el Concilio
NO diga “nada nuevo”. En su famoso discurso del 22-5-2005, Benedicto XVI habla
de la hermenéutica de la continuidad y la
reforma del Vaticano II: reforma en temas que él considera contingentes, y una de ellas es
precisamente lo que muchos tradicionalistas consideran la “tesis” en términos
del magisterio anterior en temas como iglesia y estado. Eso NO es compatible
con lo que la mayoría de los tradicionalistas piensan, excepto que abandonen la
“tesis” donde ciudadanía es = a bautismo y hablen de “tesis” como una
confesionalidad formal o sustancial (Amadeo de Fuenmayor) compatible con la
libertad religiosa según Vaticano II.
O sea, NO pueden defender su
interpretación del Vaticano II CON Benedicto XVI. Un Benedicto XVI que, además,
es un liberal clásico en términos
anglosajones. Defensor, como Ratzinger y luego como Benedicto XVI, de la
tradición de Tocqueville y su defensa de los EEUU. Como teólogo privado hablaba
de separación entre Iglesia y estado sin mayores problemas o aclaraciones y
luego como Benedicto XVI insistió en la laicidad
del estado a diferencia del laicismo. En el 2008 citó a Habermas y a Rawls a
favor de su propia noción de “razón pública cristiana”; en ese mismo año dijo
palabras muy elogiosas sobre EEUU, ante Mary Ann Glendon, que un
tradicionalista jamás diría; en el 2010 habló estrictamente de las libertades individuales y el common
law en Inglaterra, elogiosamente, y en el 2011 hizo un impresionante
resumen de la evolución del estado
liberal de derecho, ante el Parlamento Alemán, casi como si fuera Hayek. Defendió, además, en tres ocasiones, la
palabra “liberalismo” en su sentido positivo, COSA QUE SUCEDIÓ POR PRIMERA VEZ EN TODA LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA Y ANTE LA CUAL TODOS -de derecha a izquierda- SE QUEDARON MUY CALLADITOS, y defendió siempre al decreto
de Libertad Religiosa y NO precisamente “en hipótesis”.
Por lo tanto Benedicto XVI NO es
un tradicionalista.
Todo esto es difícil de
desconocer para los tradicionalistas, siempre tan lectores y atentos a todo
documento pontificio. ¿Debemos suponer entonces que NO hablan de todo esto,
porque NO les conviene?
Que ellos respondan……………………………
Le faltaría hacer referencia, profesor, a quiénes sostienen que Benedicto XVI es un tradicionalista. Yo no conozco a ninguno.
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