domingo, 17 de septiembre de 2017

YOU SET THE TONE, CARTER (Sobre algunos enternecedores personajes de E.R. Hoy, Mark Green).



E.R. se permitió el lujo de que, entre todos sus personajes tan polifacéticos y paradójicos, hubiera uno que fuera “el bueno”, el que más encarnó el papel del sabio, sacrificado, eficiente e intachable médico para, tal vez, decir a la audiencia: aún se puede.

Mark Green (Antony Edwards) tiene un carácter equilibrado y tranquilo. Desde el principio aparece como el médico clínico eficiente, como el que resuelve las situaciones, escuchado por los más jóvenes y respetado por las enfermeras. Trata de traer a la tierra a Doug Ross (George Clooney), pedíatra genial, heroico, pero inadaptado al sistema, y es guía, al principio, de John Carter (Noah Wyle), cuyas ideas y venidas también marcarán la serie hasta la última temporada.
Su matrimonio con Jen no prospera. Tiene un amorío pasajero con Cyntia (Mariska Hargitay), se enamora de la Dra. Susan Lewis (Sherry Stringfield), un amor melancólico, casi secreto, hasta que finalmente encuentra su estabilidad emocional con la cirujana Elizabeth Corday (Alex Kingston), con quien tiene su segunda hija, siendo su primera hija, Rachel, ya adolescente, que luego aparecerá como estudiante de medicina en la última temporada.



Era triste verlo correr a la estación de tren para mantener su matrimonio con Jen, fue triste ver el ataque que sufre de un paciente desequilibrado, era penoso verlo discutir con Kerry Weaver (Laura Innes) la típica insegura que tiene que hacerse muy autoritaria para ser jefe.  Fue conmovedor verlo cuidar a su padre, paciente terminal de un cáncer de pulmón. Era increíble, en medio de todo ello, verlo salvar vidas, una tras otra, sin casi ningún error, mientras trataba de evitar las inexorables peleas y conflictos entre todos sus colegas.
Fue asombroso verlo una vez resolver el eterno problema de la gente esperando en la sala de guardia. Va hacia allí, directamente, y comienza a atender a cada uno en los asientos de la sala de espera, ante la mirada asombrada de todos. Todos tenían cosas menores, que él diagnostica y soluciona con asombrosa velocidad, pero con calma y mirada de contención. John Carter le dice: yo suponía que esto era la medicina: ayudar a la gente. ES la medicina, le responde Green.
Los guionistas le permiten un agujero negro, para mostrarnos los misterios de lo humano. Un violador y asesino serial llega herido al hospital. Mark comienza a atenderlo, como si nada, pero advierte que es quien por poco no ataca a su esposa y a su pequeña hija y que lo va a volver a hacer. Mientras es trasladado en ascensor hasta otra unidad, sólo con Mark, el paciente tiene un ataque cardíaco. Mark se dispone a hacerle CPR, pero repentinamente duda, y luego, resuelto, simula las descargas. El violador muere, o sea, es asesinado por Mark. Nadie se entera nunca. Mark sigue con su vida.
Pero su vida iba a ser corta. Comienza a darse cuenta de que tiene un cáncer cerebral. Es operado y tiene un año más de vida. Pero el cáncer vuelve.
Mark decide irse en silencio. Tiene su “very last patient” con una encantadora niña que le habla de la Nebulosa de Orión. Sin que nadie se diera cuenta, se despide de cada uno. Le dice a Weaver que no se tome todo tan en serio. La famosa Abby Lockard nota algo en su mirada y se da vuelta para sonreírle de vuelta. Se despide de su amigo y paciente homeless. Mira intensamente a Susan, que había vuelto al hospital. Y se encuentra con Carter a la salida. “You set the tone, Carter”.



Decide morir dignamente con su esposa y su adolescente niña –que no puede asumir lo que sucede- en Hawaii, donde había sido su infancia. En su lecho de muerte le dice: sé generosa. Sé generosa…. La niña casi mujer parece entender algo.



Mark escribe una carta para todos sus amigos y colegas del hospital. Queda inconclusa. Corday la concluye avisando de su muerte. Carter la lee. Llega al final entre lágrimas. Nadie dice nada. Todos quedan en silencio. Susan mira al infinito. Jerry, el recepcionista, la coloca en la pared, de la cual el viento la comienza a desprender.



Cuando termina el funeral, Rachel pide detener el auto donde iba con Jen y Elizbeth Corday. Ve unos globos de gas, toma uno y lo suelta.
El globo, sencillamente, asciende, con el cielo como fondo misterioso.



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