Que el peronismo NO es
marxista es una de las más absolutas falsedades de toda la política argentina.
Perón era, ante todo, un fascista mussoliniano, un dictador por convicción, que
borró con todas las instituciones republicanas tradicionales porque eran, precisamente,
las estructuras burguesas explotadoras contra el “pueblo” trabajador.
Maquiavélica fue luego la estrategia lingüística de los peronistas de llamar
fascistas a todos los que no eran peronistas. Era como si los nazis hubieran
ganado la guerra y hubieran llamado antisemitas a todos los que no fueran
nazis.
Que Perón no haya
convertido a la Argentina en Cuba no quita nada de su marxismo. Astuto como
serpiente y astuto como serpiente, estatizó todo lo que quiso y al resto, al
estilo nazi, la reguló ad infinitum, convirtiéndola en la esclava del estado
–esclavos muy felices la mayoría- y no estatizó directamente al campo también
para llenar las arcas de un estado re-distribuidor. Al principio, claro, como
en el inicio de todos los populismos, le funcionó muy bien. Luego comenzaron la
inflación, el subdesarrollo, la pobreza, el crecimiento macrocefálico de Buenos
Aires, las villas miseria, pero todo eso, claro, era fruto del imperialismo
yanqui. Así de simple.
El sindicalismo, en
medio de esto, se convirtió en un estado dentro de otro estado. Organizado
hasta hoy según la Carta del Laboro de Mussolini, sus huelgas extorsivas, su
capacidad de detener el país, se convirtieron en la acción directa de la clase
explotada versus la clase dominante. Cuando llegan los 60 y los 70, Montoneros,
ahora sí el peronismo directamente castrista, es la expresión más coherente de las
semillas plantadas por el primer trabajador.
Pasados algunos
acontecimientos que son de dominio público, estas profundas ideas marxistas se
recrean en dos formas. Una, más incoherente, mafiosa, corrupta, negociadora, es
la CGT y sus paros generales, desde 1983 hasta la fecha, con sus líderes,
modelos siempre de austeridad de vida, probidad, santidad y bondad. Otra, más
coherente, atomizado como células terroristas, menos negociador y esperando
siempre la “represión” de las clases dominantes, son los conocidos piquetes, en
rutas, calles, organismos públicos tomados o privados amenazados. Tienen su
mística, sus uniformes, su relato, y dirigentes atomizados muy diferentes de
los “gordos”. Se cubren la cara, portan un palo, que seguramente es un símbolo
inspirado en Mahatma Gandhi, y hacen lo que saben hacer: cortan calles y
avenidas enteras, producen el caos, esperan la reacción. Si, son delincuentes
totales y completos, pero desde el punto de vista de una República. Para ellos,
son los verdaderos representantes de la lucha de la clase dominada. Por eso
desafían a todo lo que sea el Estado de Derecho: jueces, la fuerza pública, la
ley.
El kirchnerismo (que
como Hitler a partir del 33, utiliza las formas democráticas como una más sutil
capucha que cubre su cara) los utilizó al principio a su favor. Pero luego
quedaron, como debe ser, fuera de control, mientras Cristina Kirchner, Madres
de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de mayo, también estaban “fuera de control”,
in a way, pero manejaban lo recursos del estado y sabían bien lo que hacían:
convertirnos en una provincia del estado chavista.
El triunfo de Macri
pudo haber sorprendido a algunos kirchneristas, pero no a los piqueteros. Ellos
siguieron en la suya. Qué hacer con ellos es un problema político complejo.
Acciones judiciales frente a obvios delitos de acción pública, tal vez, pero
sus dirigentes esperan y utilizan las condenas judiciales como parte de su
estrategia. Difìcil.
Pero parece que Macri
ha decidido hacer con ellos lo que NO hay que hacer: negociar. NO se negocia
con terroristas. Concederles sus demandas sólo les da más poder. Por supuesto,
todo al estilo argentino: parece que se los quiere sindicalizar, darles planes
sociales, etc. Desde el lado de ellos aceptarlo sería incoherente, pero tal vez
guarden algo de las estrategias maquiavélicas del primer trabajador, del qué
grande sos. El asunto es que, como bien ha explicado Nicolás Cachanosky con los
elementos de la good economics, esto
es un gran incentivo para que todos los grupos en busca de renta (del estado)
comiencen a cortar, bloquear, intimidar, todo cuanto sea espacio público para
conseguir sus demandas. Argentina coherente: no emprendas, hacete piquetero. Te
vas a hacer rico. Quién sabe, tal vez los profesores de filosofía podríamos ir
ensayando cómo nos quedaría una capucha y un pacífico palo en nuestras manos.
Como dijo Gustavo
Hasperué: “…Amigo político, podés seguir
aumentando el gasto e inventar nuevos impuestos; lo que no vas a poder es
evitar las consecuencias. Pero quedate tranquilo; la mayoría de la gente no entiende nada y le va a echar la culpa al
capitalismo y reclamará, para tu tranquilidad, más estado y más política. Eso
sí, con políticos buenos...”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario