La famosa frase “no hay que dar pescado sino enseñar a
pescar” es totalmente sensata. Obvio que es así. La educación, en un niño, es
precisamente convertirlo en adulto. Frente a los proteccionismos y paternalismos
de todo tipo, hay mucho para decir, pero ya se ha dicho, ya lo he dicho y es
obvio.
Lo que me preocupa es que de esa frase han surgido ciertas
interpretaciones que me preocupan.
La primera es convertir a lo que es un tema macro en un tema
micro. Y eso afecta a algunos partidarios del mercado. Claro que el libre
mercado implica desarrollar el espíritu empresarial que permite la acumulación
de capital y el mayor nivel de vida para todos, lo cual implica que de algún
modo todos están pescando y no recibiendo pescado. Claro que a medida que
aumentan los bienes de capital, los salarios tienden al alza y, con ello, hay
mayores bienes y servicios disponibles. Claro que Marx estaba totalmente
equivocado en tu teoría (aún hoy aceptada por casi todos) de la pauperización
creciente bajo el capitalismo……. Claro que…….. ¿Pero tengo YO que ponerme a dar
examen de economía de mercado? Lo que ocurre es que esto no es suficiente para
el problema que planteo.
Para colmo, el avance de los estados providencia ha debilitado
los lazos familiares y las sociedades intermedias, con lo cual “el que no puede
pescar” es provisto por el estado de su pescado necesario, se acostumbra a ello
y mientras el sistema funciona administrativamente……….. Todo bien, hasta que la
pirámide poblacional se invierte y entonces ¡oh!!!!, se descubre que el estado
no era (precisamente) Jesús multiplicando los peces. La gente queda abandonada
por su supuesto padre y se “indigna” de que ya no recibe todos los bienes y
servicios que “tenían derecho a recibir gratis”.
Lo que quiero decir es: hay personas que no pueden pescar. A
ellas no llegan las relaciones contractuales del mercado y menos aún el engaño
del estado.
No es que no quieran. No pueden. La crueldad y la poca
sensibilidad psicológica de muchos los lleva a creer que todo es una cuestión de
voluntad, como un pelagianismo secular rigorista. No, no pueden. Son los
discapacitados, los que padecen depresión u otras dolencias mentales difíciles
de diagnosticar y de tratar, son los golpeados por la vida, los que ya no dan
más, los que han perdido la esperanza; son los genios incomprendidos y
solitarios, son los locos lindos, son los idealistas enternecedores, son los
que no pueden adaptarse, relativamente, al malestar de la cultura. No pueden, o
pueden otras cosas que sin embargo no impiden que así queden, tirados por la
calle, a veces literalmente, o tirados por la vida, en un ostracismo gris, en
una soledad dramática e invisible.
Algunos liberales y algunos estatistas cometen frente a ellos
el mismo error que son las dos caras de la misma moneda: una racionalidad
instrumental relativamente insensible a los misterios de la psiquis. De un lado
se les insiste con el espíritu empresarial. No, no pueden, no fundarán
empresas, no tendrán proyectos, porque es precisamente el pro-yecto, el
lanzarse hacia adelante desde un yo constituido, lo que falla. Es inútil que
pululen en internet esas inmisericordes historias de triunfadores, desde el que
le faltan los cuatro miembros y la cabeza y sin embargo es medalla olímpica,
hasta el que nació en la pobreza más terrible y sin embargo es CEO de YOPUEDO
Inc. en Wall Street. No, como ya dije una vez, por cada historia de esas, cuyos
méritos no negamos, hay millones de fracasos, invisibles, inaudibles, casi
muertos, ya, aunque aparentemente caminen por la vida, porque tienen incluso la
increíble caridad de ponerse una máscara para no molestar a los demás.
Del otro lado, se les propone un estado que los va a rescatar
del ostracismo existencial, cuando en el fondo los va a confirmar en su ser
casi nada al lado del funcionario que es casi todo. La ilusión puede durar
hasta que el casi-todo revele su imposibilidad práctica, sencillamente porque
la escasez es un no ser que se abre paso como los virus; y su impotencia
humana, porque el casi todo ni lo sabe todo ni lo puede todo y su creída
omnipotencia lo lleva a una corrupción y crueldad más profunda que el averno.
La pura verdad es que los tirados por la vida necesitan
misericordia y comprensión. Necesitan amigos, lazos familiares fuertes, verdaderas religiones y comunidades de donación que presuponen la propiedad,
claro, pero que van más allá del “yo te doy si tú me das” y del “yo te doy pero
eres mío” (estado). El estado, sobre todo el estado nación del s. XVIII, es un
permanente culpable hasta que demuestre lo contrario, es el ogro que todo lo
devora en su racionalidad instrumental manifiesta. Y el mercado, en cambio, es
bueno, es defendible, precisamente porque es algo muy humilde. Minimiza la
escasez, aumenta la oferta de bienes y servicios, es la solución macro para la
pobreza material. Por un lado es mucho, pero, por el otro, es poco. El mercado
no es la solución para los problemas humanos más profundos, no es el remedio
para las dolencias y misterios de la psiquis y no puede arreglar la alienación
denunciada por Freud, Frankl y Fromm, aunque (error de muchos, también de
Fromm) no es la causa de esa alienación, sino que sencillamente no es el
remedio. Si no le pedimos peras al olmo dejaremos al olmo en paz. Dejad al
mercado en paz, dejen de pedirle que sea el paraíso en la Tierra. A los
olvidados de este mundo no llega el ogro estado pero tampoco el mercado. A
ellos llega sólo la misericordia, la comprensión, la escucha, la amistad, la
familia, la Fe, el don, la mirada al fondo del alma. Y ello es responsabilidad
de cada uno de nosotros. No reneguemos de esa responsabilidad con propuestas
estructurales. Los reinos de este mundo pueden muy poco. No llegan al que no
puede. Al aban-donado sólo llega el don. Y el don sólo llega desde el milagro
de la misericordia.
De lo que he leído tuyo, Gabriel, lo mejor que has escrito en los últimos años. Y en una sola carilla!!
ResponderEliminar"¿Quieres cambiar el mundo? Cambia el corazón del hombre!!- JPII"
Y dejemos hacer a "la Mano Invisible" todo el bien que ella puede hacer en todos los ámbitos de la vida!!
De lo que he leído tuyo, Gabriel, lo mejor que has escrito en los últimos años. Y en una sola carilla!!
ResponderEliminar"¿Quieres cambiar el mundo? Cambia el corazón del hombre!!- JPII"
Y dejemos hacer a "la Mano Invisible" todo el bien que ella es capaz de hacer en los distintos ámbitos de la vida!!
De lo que he leído tuyo, Gabriel, lo mejor que has escrito en los últimos años. Y en una sola carilla!!
ResponderEliminar"¿Quieres cambiar el mundo? Cambia el corazón del hombre!!- JPII"
Y dejemos hacer a "la Mano Invisible" todo el bien que ella es capaz de hacer en los distintos ámbitos de la vida!
Es muy edificante el artículo. Me gustaría comenzar mi comentario donde lo deja el autor. Dando por sentado que el mercado es la institución que mejor funciona, al menos hasta ahora, para producir los bienes y servicios que necesitamos.
ResponderEliminarEl problema a resolver, además del que GZ muy bien enuncia, es cómo incluir en los mecanismos de mercado a aquellos que buscan coactivamente lo que desean, aunque más no sea que porque ven largo y trabajoso para los dones que tienen conseguir lo que quieren.
No nos ha ido muy bien a los liberales en este asunto, y tal vez nos esté yendo cada vez peor, habida cuenta de que el tamaño del estado y su intervención en nuestras vidas no ha cesado de crecer desde el siglo XX a la fecha. Aguardo con ansiedad sus aportes. Gracias.