Mi abuelo materno, Vicente
Montefusco, salió huyendo del fascismo de Mussolini (parece que la aversión a
los dictadores es una cuestión de familia) y llegó a Philadelphia, con dos
hermanas. Había ya enviudado dejando en
Roma a 3 hijas. En Philadelphia supuso
que en Buenos Aires sería más fácil obtener la ciudadanía norteamericana (me da
le leve impresión de que alguien lo informó mal….. J ) y aquí se vino. Pero
entonces se casó con mi abuela materna y nació mi madre. Mientras tanto, en
Philadelphia, las dos hermanas tuvieron, cada una, un hijo y una hija que, con
venia episcopal, se casaron, y fueron los padres de Carl Patrizio, mi actual
primo segundo.
Mientras tanto mi padre,
argentino por accidente y Lord Inglés por vocación, viajó, ya casado con mi
madre, a estudiar pedagogía en Roma, a mediados de 1958, donde permaneció hasta
fines de 1959. Mi hermano Pablo ya había nacido y sus primeras palabras fueron en
italiano. Mi madre se unió como carne y uña con sus tres medio hermanas. Cuando
tuvieron que volver, la despedida fue desgarradora. Cuando llegaron, yo ya
estaba en el vientre de mi madre y ella siempre dice que quedó embarazada en
Italia.
Desde el 60 en adelante, la
comunicación con ambos lados de la familia, vía cartas, fue muy intensa. Verna
y Pat, los padres de Carl, enviaban siempre todas las tarjetas de graduación de
sus hijos, cartas para Navidad, etc., que yo veía, y mis tres tías de Italia no
se quedaban atrás. Yo crecí en medio de una familia que era una sola en tres
ciudades y las palabras “Roma” y “Philadelphia” formaban parte de mi niñez más
profunda. Vi llorar a mis padres por la muerte de Kennedy, en 1963, y por la
muerte de Robert, en 1967. Esa vez subí
al colectivo escolar, con 7 años, diciendo “murió Robert Kennedy”. En 1968 mi
padre viajó a Philadelphia, en medio de un viaje de estudios, y mi marco de
referencia cultural quedó allí, desde entonces, y para siempre. Y sería muy
emocionante relatar los viajes (no muy frecuentes, por motivos económicos) que
hemos podido hacer los “Buenos Aires-side” a Roma y Phila. El llegar y ser
recibidos por la misma familia, los
abrazos interminables, las fotos viejas de los abuelos, los usos y costumbres
idénticos, las despedidas con verdaderas lágrimas…. Y si a todo ello agregamos
la familia de mi esposa, cuyo padre es italiano directamente…..
Yo, ¿qué soy? ¿Qué significa en
mi caso decir que soy “latinoamericano”? (Y lo gracioso es que nací en el
Hospital Británico J).
¿Significa algo la “nacionalidad” que figura en un documento obligatorio? Muy
poco. Somos nuestra familia, y las familias tienen muy poco que ver con los
nacionalismos y las fronteras, inventos de un siglo XVIII racionalista que ya
desaparecerán como toda vana y confusa alucinación.
Estimado profesor Zanotti, un placer como siempre leer sus entradas.
ResponderEliminarProfesor, tiene algún email de contacto directo? He intentado acceder a su otra página personal, pero han sido infructuosos mis intentos.
De antemano, muchas gracias y disculpe las molestias. Saludos, Pablo
gabrielmises(arroba)yahoo.com
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