El Jueves pasado subí a mi muro un posteo de una tik-toker llamada Karito Brillante (https://www.tiktok.com/@karito.brillante.oficial/video/7227127026170203398?fbclid=IwAR0UrTMf01rpdv5tHZ_MP1MzcaTyk8gQg-1nPK10yt5a6nnfv7aHU5YuIlg) donde afirmaba que esta sería la frase “metafísica” más importante: “yo soy el yo soy y declaro, decreto y afirmo que…”, y a continuación tus requerimientos de salud, amor y riqueza. Yo la critiqué como un buen ejemplo de pensamiento mágico y no imaginé el debate que se iba a armar. Alguien se ofendió gravemente, otros comenzaron a criticar a la religión.
Si la señora o señorita en cuestión no quiso decir lo
que yo creo que dijo, juzgue el lector. Pero independientemente de ella, la
esencia del pensamiento mágico consiste, precisamente, en poner a lo divino a nuestro
servicio, pidiéndole cosas para nosotros. O sea, “Dios para mí”.
Eso fue lo criticado por Freud en “El porvenir de una
ilusión”. (https://comunicacion4.com.ar/archivos/FREUD-ElPorvenirDeUnaIlusion.pdf)
Y tenía toda la razón. Pero ya en
ese momento su seguidor Oscar Pfister, un educador protestante, le señaló que
el Cristianismo no es eso (https://www.amazon.com/-/es/Sigmund-Freud/dp/0243070454/ref=sr_1_1?qid=1687035766&refinements=p_27%3AOskar+Pfister&s=books&sr=1-1).
En términos de Welte, la religión
auténtica, la religación auténtica con Dios, es “yo para Dios”, (https://es.scribd.com/document/631032816/2-Filosofia-de-la-religion-Bernhard-Welte-pdf
), esto es, el abandono a su Providencia, como hizo Cristo en la Cruz. Por eso
Ricoeur pudo decir que “el Dios de Freud es el Dios de los hombres” (https://fce.com.ar/tienda/filosofia/el-conflicto-de-las-interpretaciones/)
¿Qué racionalidad tiene suponer que lo
divino puede obedecer nuestras peticiones con una serie de ritos? Ninguna.
¿Cómo lo Infinito se va a poner al servicio de lo finito?
Tan grave es ese error, que en general produce ateos o
agnósticos. Cuando las personas maduran, y se curan de esa patología religiosa,
dejan toda religión. Y en realidad nunca habían rozado al Cristianismo, que se
basa en el abandono a la Cruz. Si te enseñaron que tienes que pedir y que Dios
te lo concederá, o que tienes que pedir a los santos las cosas que te interesan,
te enseñaron mal. La oración del cristiano es la de Jesús en el huerto: “Si
es posible….. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Sin ese
abandono a la voluntad de Dios, no hay religión, no hay Fe, y mucho menos
Cristianismo. Está bien que implores a Dios, pero nunca “demandando” como si se
tratara de tu derecho. Si haces así, cuando madures emocional e
intelectualmente te darás cuenta del absurdo y gracias a Dios te curarás de ese
pensamiento mágico, pero quiera Dios que al mismo tiempo te des cuenta de que
el Cristianismo era otra cosa, que te estaba esperando: Cristo en la Cruz.
Curiosamente, el Evangelio dice: “si no os hacéis como
niños….”. Claro, niño como creyente en que eres hijo de Dios, NO al revés: Dios
no es hijo tuyo. Debes abandonar al niño humano, inmaduro, pedigüeño, que se
enoja con el papá cuando no obtiene su capricho, para ser el niño del
Evangelio, que confía en su Padre como Cristo confía en Dios. Que no bebe del
agua de este mundo sino del agua de la vida eterna, que NO le pide a las
piedras que se conviertan en pan.
Así que lamento si alguien se enojó, pero debo
insistir: abandonen el pensamiento mágico y conviértanse a la religación auténtica
con Dios, el Cristianismo, donde nos abandonamos a la voluntad de Dios.
Dios jamás se "acomodará" a nuestras niñerías o infantilismos. Lo deja claro Jesús al enseñarnos el Padrenuestro: "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". Siempre se cumple su voluntad, absolutamente, siempre. Pues El es el único verdaderamente absoluto, trascendente e inmanente a la vez; sólo él.
ResponderEliminarLo demás, tal como bien aclarar en el artículo del Blog, Gabriel; es pensamiento mágico y nada tiene que ver con el pensamiento religioso-cristiano-católico.
Dios es el que invita y liga a su criatura, jamás es a la inversa.
En Lucas, con una niña de 13 años, también se observa claramente este movimiento: "Alégrate, María, el Señor está contigo"; invita, sugiere el arcángel Gabriel, jamás impone. Y la niña, afirma: "Hágase en mi según tu Palabra". Allí el Verbo se hace carne-hombre.
Excelente comentario, estoy completamente de acuerdo. ¡Es sorprendente que la gente haya reaccionado con enojo a esto (que es bastante obvio)!
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