domingo, 26 de junio de 2022

El monopolio educativo (5-4-1972).

 Punto 2 del Cap. III de la Parte II: de mi libro Luis Jorge Zanotti, sus ideas educativas fundamentales y su importancia para nuestro tiempo, de próxima aparición. Artículo de 1972. 

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Nada que no hayamos explicado antes. Pero es importante mostrar cómo lo resumía en un tiempo donde un artículo en La Nación era una influencia cultural importante. Y aún así, nada.

Resume mi padre al principio todo lo que ya sabemos sobre el origen histórico de la escuela redentora. Lo elogia, como siempre hace, en su circunstancia histórica. “Pero”….

“… puesto en marcha el engranaje de los sistemas educativos formales, fundados sobre las ideologías racionalistas e iluministas con los que culminó el Renacimiento, los hombres del XIX y sus herederos del XX se olvidaron –sencillamente eso: se olvidaron– que existían otros mecanismos educativos. Dejaron de lado, como si no contaran, las innumerables fuentes formativas, aptas para el desarrollo moral, religioso, cívico, laboral e instructivo, que se dan fuera de los ámbitos escolares. Las menospreciaron, supusieron que tenían poca importancia ante la escuela.” (Las itálicas son nuestras).

Y de vuelta, un párrafo que parece escrito en un libelo revolucionario: “…La escuela –las instituciones escolares– es, apenas, un depósito del cual los niños y jóvenes toman, ordenadamente, porciones minúsculas de la riqueza cultural –cuantitativa y cualitativamente imposible de medir– que tiene vida auténtica en la sociedad. Estos niños y jóvenes no dejan de vivir inmersos en esa sociedad, y sus pulmones espirituales –su mente, su personalidad en formación– se llenan cotidianamente con este otro aire libre, no ordenado metódicamente, no filtrado a través del aula, de programas, de planes, de maestros, y profesores. Todo esto cuenta más que el sistema educativo formal.” (Las negritas son nuestras).

Luego otro párrafo que podría haber sido escrito por Mises: “…Todas las estructuras burocráticas tienden, inevitable, fatalmente, a derivar en formalistas rígidos, incapaces de aprovechar o valorar cuanto escape a sus posibilidades precisamente formalistas. Tienden, por la misma razón, a defenderse contra todo aquello que pueda llegar a constituirse en un rival o en un peligro, mediante un método bien conocido: el monopolio basado en la concesión exclusiva del servicio y la persecución de quien intente brindarlo a menor costo o más eficientemente”.

Y el efecto de este monopolio es que “…destruye la competencia y anula todo interés en la eficiencia del servicio prestado. Para conseguir un puesto de ordenanza en la administración pública se necesita un certificado de escolaridad obligatoria concluida, es decir, haber aprobado exigencias reglamentarias del sistema educativo formal”.

Y ese certificado, NO las habilidades reales, es lo demandado instancias superiores. Un certificado fuera del cual los estamos NO reconocen las habilidades concretas. Puedo tener el mejor sistema para que alguien apruebe el ingreso a la secundaria pero si mi sistema no cuenta con el “título oficial”, no cuenta.

Como consecuencia, “…Como consecuencia inmediata, el sistema educativo formal no se preocupa de que los certificados que otorga tengan correspondencia con la realidad”. Y por ende “… el sistema educativo formal no necesita preocuparse por la calidad de sus servicios: le basta defenderse de lo que pueda lograrse fuera de él mediante reglamentaciones que desconozcan e inclusive obliguen a desconocer esos resultados extra-sistema”.

Y su propuesta, como siempre: “…No proponemos la abolición de los sistemas educativos formales. Pedimos la abolición del monopolio educativo por parte del sistema educativo formal”. Y su ejemplo: “…Si para acceder a las aulas universitarias, por ejemplo, se considera requisito manejar con soltura un idioma vivo de los principales de nuestro tiempo, habrá que probar esa aptitud. Y el resultado valdrá lo mismo ya sea que se lo haya conseguido dentro o fuera del sistema educativo formal”.(Las negritas son nuestras).

Si, todo esto lo hemos visto en el artículo “La des-institucionalización”…. Pero ese gran ensayo es de 1980; este artículo es de 1972. Y como vimos lo tenía in mente desde que comenzó a defender la libertad de enseñanza. Resultados concretos y no cartoncitos emitidos (como los billetes…) por el Estado.

Finalmente: “… el monopolio educativo, como obstáculo puesto por los sistemas educativos formales ante las inmensas posibilidades educativas de la sociedad de hoy y del mañana, es, en cambio, el problema central de la política educativa actual” (las itálicas son nuestras).

El problema central. Era 1972. Y no es que estemos igual. Estamos peor.

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