domingo, 15 de agosto de 2021

ESTO LO ESCRIBÍ EN EL 2013. Y AHÍ SIGUE, GRACIAS AL 48% DE LOS ARGENTINOS.

 

MIÉRCOLES, 6 DE FEBRERO DE 2013

USTED



Usted, Señora Presidente, viene a pedir respeto para los que piensen diferente.

Usted, la fiel discípula de un cuasi-dictador que, manteniendo cínicamente las formas del estado de derecho, y violándolo permanentemente, acorraló, atemorizó y amenazó a todos los que pensaban diferente.

Usted, la que no duda de burlarse y amenazar por cadena nacional a todos los que piensen diferente.

Usted, que no ha dudado en utilizar la fuerza bruta de piquetes para amenazar a todos los que piensen diferente.

Usted, la que no duda en abrazarse internacionalmente con todos los dictadores internacionales que no dudan en asesinar a los que piensan diferente.

Usted, la que aplaude y apoya totalmente a una psicópata peligrosa que no dudaría en ahorcar con sus propias manos a todos los que pensamos diferente.

Usted, que apoyó y apoya totalmente a los asesinos terroristas que en los 70 asesinaron a todos los que pensaban diferente.

Usted, que no duda en asociar con los asesinos de los asesinos terroristas a todo aquel que piense diferente.

Usted, que lucha contra la libertad de expresión, precisamente por la amenaza que es para usted la expresión del pensamiento diferente.

Usted, que no duda en mantener en el más indigno clientelismo a millones de masas indigentes para que ni se les ocurra pensar diferente.

Usted, que llama des-estabilizadores y golpistas a todos los que piensan diferente.

Usted, que ha nombrado en su gobierno a una banda de personajes psicopáticos, corruptos, autoritarios y dementes, que no dudarían en mandar a la hoguera a todos los que piensan diferente.

Usted, auto-considerada la diosa total que monologa desde su distante atril, al cual ninguna pregunta, que manifieste un pensamiento diferente, puede acercarse.

La lista es muy larga, Señora. No sigo.

Usted, Señora, tiene todo mi cristiano perdón. Yo, sin que usted lo dijera, me manifesté en contra de escraches y abucheos, sean dirigidos a quienes fueren. Pero la política y la historia, Señora, lamentablemente no perdonan. Usted ya ha entrado en la historia del ridículo.

 Tal vez aún no se da cuenta, y no creo que pueda darse cuenta alguna vez. Los que la votaron tal vez tampoco. Y no escribo desde la esperanza de que deje de hacer daño; es muy probable que lo siga haciendo mucho, mucho tiempo, desde su odio, resentimiento y rencor a todos los que piensan diferente. Yo, Señora, escribo desde la única trinchera indestructible: el deber de decirle la verdad. El deber, precisamente, de pensar diferente.

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