Ultimamente he tenido que explicar mucho lo que es
moneda corriente para cualquiera que estudie el pensamiento medieval, a saber,
que la Fe (religiosa) no es irracional. Obviamente nos estamos refiriendo a la
escolástica católica que concluye en Santo Tomás de Aquino en diálogo con la
filosofía griega.
Los padres apologistas griegos y latinos toman su
nombre precisamente de que hacían apología de la Fe: la “defendían” de la
acusación de absurdo, esto es, de contradicción en términos. Esa es una de las
principales “razones para la Fe”: que la fe no atenta contra el ppio de no
contradicción. Ello no concluye necesariamente en la Fe (si no, no sería Fe)
pero es uno de los motivos para aceptar la Fe que proviene de Dios SIN que esa
aceptación sea irracional.
Por ejemplo, para explicar los misterios de la
Encarnación y la Trinidad, Santo Tomás hace una magnífica síntesis de las
nociones de naturaleza, persona e individuo, que ya habían explicado otros teólogos
y que estaban ya esbozadas en la filosofía griega. Por eso Benedicto XVI tuvo
que explicar de vuelta, en Septimebre de 2006, que ello no implicó una
helenización del Cristianismo, sino una cristianización del Helenismo.
Ahora bien, alguien puede decir: si algo no es
contradictorio, ¿dónde queda el misterio?
No creo que valga la pena dar una definición in
abstracto de misterio que lo distinga de otras cosas humanas no absurdas. La
tentación de caer en un racionalismo y semipelagianismo escolástico se ha dado
muchas veces, pero no creo que la podamos vencer dando más definiciones. Lo que
hay que hacer es convivir con los misterios de manera concreta.
Por ejemplo, J. Pieper tiene un libro titulado “El
concepto de pecado”. Comienza en al primer capítulo explicando muchas cosas.
Pero el capítulo termina con preguntas que va a comenzar a explicar en el cap.
2, y así sucesivamente. La impresión es que finalmente en el cap. 8, el último,
quedará “todo resuelto”, y listo. Pero no. El cap. 8 también termina con
preguntas abiertas inconestables en sí mismas para la razón humana. Si, se ha
hecho apologética, se ha demostrado que no hay un absurdo, “pero”…
Desde luego, todas las ciencias y filosofías humanas
también quedan abiertas, con preguntas no resueltas. Por eso digo que hay que
acostumbrarse a la dimensión del misterio in concreto. La inteligencia humana
no puede comprender lo infinito pero es como una piel que siente el calor del
sol. El misterio se percibe cuando ya, si nos acercamos más, nos quemamos. En
ese detenerse un poquito antes está la dimensión del misterio.
Pero para eso hay que acercarse. Algunos rechazan
totalmente siquiera comenzar el camino. Pero luego hablan….
Charles Möeller en un tomo de su obra "Cristianismo y siglo XX",el dedicado a la Fe, dice que la Fe es "un don,libre y razonable". Un don: que no se adquiere por disquisición de la mente, por slogismos;es un regalo. Libre porque puedo recibir, ser invitado a tener Fe (Cloudel al entrar en Notre Dame por e. se convierte,. Recibe el don y lo acepta.) pero rechazarla. Y finalmente es razonable, es decir tiene sentido creer aunque como se dice por ser libres aún entendiendo que es así, rechazarla.
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