¿Cómo? ¿Dice usted que
cualquiera puede decir el disparate que se le ocurra, de manera presuntuosa, y
de ese modo aprenderá algo?
No. Estoy presuponiendo
ciertas condiciones morales e intelectuales, de curiosidad, conciencia crítica,
humildad. Que no son tan infrecuentes como se piensa. Muchas personas son así,
pero trabadas por el imperativo “no preguntarás” debe callar sus sanas inquietudes,
dudas y cuestionamientos.
Mi método consiste en
reconocerles el derecho a interpelar. El derecho a que la verdad no les sea
impuesta por la fuerza lingüística o el supuesto lugar de saber absoluto de la
tarima del profesor. Que entonces se sientan libres de iniciar una conversación
genuina con el profesor, que en realidad es alguien que está ofreciendo su
posición sobre un tema, pero no diciendo, implícitamente, “dirás esto o serás
fusilado”.
Entonces la libre opinión
del alumno se convierte en el inicio del diálogo. Puede equivocarse, pero la
labor del profesor es encontrar en ese error una oportunidad para reconducirlo
a un nuevo cuestionamiento que lo vaya acercando socráticamente a la verdad. Y
también encontrar en ese error la parte de verdad, situarlo en la historia de
la filosofía, y además tratar de encontrar el horizonte desde el cual el alumno
está diciendo lo que para él es tan importante.
Y lo más importante es
que el profesor puede llevarse una buena sorpresa al escuchar un cuestionamiento
que verdaderamente ponga en conflicto a su núcleo central.
Por supuesto que esto nos
pone en riesgo de ser blanco de personalidades psicopáticas que van a
aprovechar esa apertura para hacer un bulying intelectual y moral al profesor.
Pero es una posibilidad casi nula en chicos jóvenes que responden inmediatamente
a una mirada de afecto, que es fundamentalmente lo que están buscando. Con un
psiquismo relativamente normal, la calma produce la calma, y el entusiasmo
genera entusiasmo. Y el respeto sacrosanto a la libertad del alumno, de ser él
mismo, es la única oportunidad para que alumno mejore desde sí mismo y no desde
algo que no es él.
Por supuesto, todo esto
es incompatible con el sistema educativo formal positivista que nos domina. Hay
que hacerlo entrar de contrabando.
Excelente!!! gracias Maestro
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