Sobre llovido, mojado. Trump, el malo,
ha blasfemado contra los dogmas de la fe del sacro imperio romano
científico-estatista. Pero como ahora es un sistema de emperadores autónomos,
los demás están tratando de ver cómo le hacen un auto de fe y lo queman
verdaderamente en alguna hoguera.
Los titulares y artículos de miles de news media en todo el mundo están en la
desesperación. “Una decisión que pone en riesgo el futuro de la humanidad”.
“Una decisión que expone con brutalidad la visión trumpista sobre el
mundo”. Y así en casi todo el mundo. Si sumamos a esto los prejuicios negativos anti-norteamericanos y anti "capitalismo", el combo no podría ser peor.
Por lo demás, como dije tantas veces,
tampoco se trata de defender a Trump en tanto Trump, quien no se caracteriza
por su liderazgo, sus buenas formas ni su capacidad comunicativa, ni tampoco por sus buenos argumentos. No es cuestión de los trabajos para los norteamericanos. Ese no debe ser el punto. El
asunto es el Acuerdo de París. Dos cosas al respecto.
Una, yo creo que sí, que hay un
problema ecológico, que hay calentamiento global. Pero inútil tratar de
explicar que luego de Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend la ciencia no consiste
en “hechos”, no? ¿Que todo depende de la conjetura corroborada, del paradigma
dominante, del núcleo central, etc? ¿Qué por ende en ciencias naturales todo se
puede debatir? Ah no, Zanotti, andate con tu filosofía a la miércoles. Sobre
todo cuando tus lindos autores colocan un manto de libertad de expresión en lo
que yo, el que no piensa como vos, pérfido y liberal Zanotti, he decretado
indiscutible. Genial. La libertad de expresión sirve para debatir el fútbol del
Domingo. En lo que verdaderamente nos afecta, se acabó y el que piense lo
contrario es un imbécil o una mala persona, vaya uno a saber uno pagada por qué
oscuros y pérfidos intereses.
Pero, vuelvo a decir, yo creo que sí,
que hay un problema de calentamiento global. Pero el Acuerdo de París, el Protocolo
de Kyoto, etc., han optado por medidas estatistas para solucionarlo. Y ese es
el problema. El mercado libre es el
incentivo para generar nuevos derechos de propiedad que puedan solucionar el
problema. Los problemas de medio ambiente son problemas de indefinición de
derechos de propiedad. La privatización de bienes públicos y la internalización
de externalidades negativas sólo se producen cuando hay incentivos suficientes,
de mercado, como para generar la creación de nuevas alternativas tecnológicas
que puedan producir energías limpias. Las regulaciones estatales no hacen
más que impedirlo, llevadas al paroxismo, como España que prohíbe a sus
ciudadanos la instalación de paneles solares.
Pero todos estos temas, toda esta bibliografía, es ignorada olímpicamente
por todos quienes ahora se rasgan las vestiduras. Su ignorancia supina de
economía, de Law and Economics, de Escuela
Austríaca, etc, es más infinita que el universo newtoniano pero, desde luego,
en nombre de esa ignorancia echan al ostracismo del descrédito a todo aquel que
ose decir lo contrario.
Ese tema también me
preocupa. La libertad de expresión sobre esta cuestión parece estar prohibida,
so pena de insultos y descréditos gravísimos. Mala persona o imbécil el que
piensa diferente. Casi como si defendiéramos la acción de un violador de
menores. Igual pasa con la ideología del género y nuevos dogmas similares. Y,
vuelvo de decir, no me refiero a Trump. Un universo paralelo interesante sería
aquel donde alguien con las formas y charming de Obana hubiera dicho que las
medidas del Acuerdo de París son inconducentes. ¿Habría recibido tantos
bombazos?
Creo que sí. El consenso actual sobre
ciertos temas no tolera disidencias. No es en broma, Feyerabend tiene razón:
luego del Sacro Imperio, estamos ahora en otro sacro imperio. Y lo dice en
serio. Pero claro, Zanotti, andate con tu Feyerabend a la miércoles, con tu
hermenéutica a la miércoles, con tu Mises a la miércoles, sobre todo cuando lo
que dicen puede objetar algo de los sacrosantos dogmas del imperio estatista
actual.
Si, la verdad, me gustaría volver a
Marte, mi lugar de origen. Mientras tanto que Dios me proteja.
Los muchachos peronistas
ResponderEliminartodos unidos triunfaremos,
y como siempre daremos
un grito de corazón:
¡Viva Perón! ¡Viva Perón!