ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA COMUNICACIÒN DE LA LEY NATURAL
(Ponencia presentada en la UCA en Julio de 2006)
Motivan las siguientes
reflexiones una serie de preocupaciones sobre la nociòn de racionalidad que
presupone la teoría de la ley natural, y la posible incomunicación con otros
paradigmas.
El tema de la ley natural es
tanto un tema filosòfico como polìtico. Hay una serie de “issues”, como dirìan los anglosajones, sobre los cuales el
Magisterio tiene una preocupación especìfica, y ha exhortado a los polìticos
catòlicos a no apartarse de una fundamentaciòn iusnaturalista a la hora de
hablar de ellos en la esfera pùblica[1]. De
todos modos, el resultado es, como dirìa Thomas Kuhn, una total
incomunicablidad de paradigmas. Obispos, sacerdotes, y algunos entusiastas
grupos laicales, habitualmente formados en un tomismo bàsico, hablan de la ley
natural como si los que la negaran fueran moralmente malos, pertenecientes a
cierta cultura de la muerte. El panorama, sin embargo, no es tan simple.
Después de Kant el mundo no catòlico no concibe hablar de una ley moral
“heterònoma” sino desde la sola fe, y una ley natural racionalmente fundada es
hoy un paradigma alternativo incomunicado con la herencia kantiana de la nociòn
de racionalidad. La aguda nociòn de teonomìa
de Juan Pablo II[2] tiene todo nuestro acuerdo
pero igual diagnòstico de incomunicación. El tomismo de màs alta calidad
denunciò, refutò a esa nociòn kantiana de racionalidad, pero son denuncias y
refutaciones endo-grupales[3]. No
puede haber después de ello quejas o sorpresas de que el mundo extra-exclesial
no entienda de què hablan los lìderes de la Iglesia , cuando ademàs dentro de la misma Iglesia
el tomismo es un problema tambièn.
Ante este panorama, algunos
creyentes adoptan a veces la estrategia de presentarse como solamente
aristotèlicos. Pero ello tiene dos dificultades. Primera, en Santo Tomàs de
Aquino la ètica no es sòlo el comentario de la ètica de Aristóteles. Yo me
atreverìa a decir que es, fundamentalmente, el enfoque de la Suma Teològica
y la Suma Contra
Gentiles, donde la ètica es fundamentalmente el camino de retorno hacia
Dios. La nociòn de ley natural supone en Santo Tomàs la participación en la Ley Eterna , y por ende
el eje central de su ètica supone toda su teologìa natural, la cual està,
ademàs, en el contexto de su Teologìa Revelada[4].
Mayor problema, por ende, con un mundo post-kantiano. La segunda dificultad es
que aùn un neo-aristotèlico tiene que trabajar con la nociòn de naturaleza
humana, de cuyo conocimiento se puede hacer la misma y permanente pregunta: ¿es
cognoscible en sì misma?
En mi opinión creo que hay que
investigar aùn màs algo que ha quedado desatendido: la nociòn de la “cosa en
si”, después de Kant, està inserta en la distinción sujeto/objeto cartesiana, y
por ende cuando alguien dice que la ley natural es “objetiva” se introduce en
un debate sujeto a una distinción ajena al contexto del pensamiento de Santo
Tomàs. Lo que quiero decir es que toda la distinción entre objetivo y subjetivo
posterior al s. XVII presupone una conciencia pensante frente a un mundo
externo, y ese mundo externo, como “cosa en sì” lo que llega al pensamiento
kantiano. Para salir de esa aporìa, hay que recurrir a una avanzada
interpretación de la nociòn de mundo de vida intersubjetivo de Husserl[5],
donde la persona es en el mundo, y el
mundo no es un mundo externo, sino que es precisamente el mundo de sus
relaciones intersubjetivas, y por ende internas, y no externas, a èl. De ese
modo, el agua, por ejemplo, “es lo que sirve para beber”. Ello no es en sì, en un sentido post-cartesiano, ni
en mi, como en un idealismo
psicològico. Es una nociòn intersubjetiva de agua, donde el agua es vista “al
modo del recipiente”; desde la vida humana, desde el modo humano de conocer,
pero sin que deje de ser “verdaderamente” algo del agua.
Si ello es asì con el agua, màs
aùn con una naturaleza humana conocida en relaciòn con el otro. Pero esa
naturaleza humana es conocida entonces desde un mundo de vida donde lo central
es lo cotidiano: la amistad, las alegrìas, los dramas y lo “inmediatamente
conocido” desde ese mundo de vida. Pero allì està precisamente la clave de la
incomunicación con un mundo filosòsico que ha separado lo “racional” de lo
“vital”. Otra vez Husserl puede venir en nuestra ayuda, donde lo racional es la
actitud racional en la actitud
natural de la vida intersubjetiva, y no fuera de ella.
De ningún modo queremos presentar
el camino anterior como fácil o corto; yo mismo he dedicado al mismo mucho
tiempo[6]. Lo
que queremos decir es que no es sólo cuestión de tener mayor conciencia de la
noción kantiana de racionalidad, como creencia cultural asentada, sino también
es necesario advertir que la negación kantiana de la “cosa en sí” dependía de
una noción de “objeto” no del todo compatible con la noción de realidad en
Santo Tomás de Aquino, y por ende es posible y necesario un diálogo con la
fenomenología, la hermenéutica y la filosofía del lenguaje contemporáneas para
un re-planteo de la ley natural. El trabajo que un tomismo actual debe hacer
con la ley natural no es apologético de una ley natural sin diálogo con gran
parte de la filosofía contemporánea, sino que debe ser un trabajo inclusivo de
los mejores logros de esta última.
Por lo tanto, la re-insersiòn de
estas nociones (mundo de vida, teoría “en” la vida, etc) va a tardar mucho tiempo. Hay que tomar
conciencia de ello, lo cual puede implicar:
a)
una mayor comprensión de que al hablar de ley natural,
hablamos de algo culturalmente ininteligible “per accidens”, y que por ende el que la niega no es malo ni tonto,
sino que ha heredado una nociòn post-kantiana de racionalidad que luego se
enredò con las aguas del neopositivismo.
b)
Una toma de conciencia de que dicha comprensión es
totalmente coherente con una mayor conciencia del pensamiento de Santo Tomàs,
donde la separaciòn, como disociación, entre filosofìa y fe, no es posible. En
Santo Tomàs hay diàlogo entre razòn y fe, hay matrimonio entre razòn y fe, y el
divorcio entre ambas no es posible.
Pero entonces, ¿còmo hablar de
una ley natural asì entendida en un mundo donde la libertad religiosa es un
logro y un derecho fundamental?
Por un lado ya lo dije. Hay que
re-insertar en el pensamiento eclesial una hermenèutica realista donde el mundo
de vida de Husserl supere tradicionales distinciones entre subjetivo y objetivo
heredadas de las distinciones cartesianas y en las que el neopositivismo
cultural se siente muy còmodo. Hay que volver a una nociòn de racionalidad
donde la razòn es una meditaciòn sobre la vida y no, solamente, una abstracción
de esencias de un mundo externo post-cartesiano, o una racionalidad reducida a
la fìsica y las matemàticas. Pero,
vuelvo a decir, ello va a tardar mucho tiempo.
Mientras tanto –y por el otro
lado- cierto pensamiento eclesial ha intentado audaces diàlogos –con el
marxismo, por ejemplo- pero otros autores, otros temas, han quedado sepultados
en un hostil olvido o rechazo. Y sin embargo esos temas darìan a la idea de ley
natural un posicionamiento sumamente adecuado frente a un mundo laical. No,
ademàs, como simple estrategia, sino como una renovación de las bases de la ley
natural totalmente compatibles con el núcleo central de la ley natural en Santo
Tomàs de Aquino.
Me refiero básicamente a tres
cuestiones. La escuela escocesa (Hume, Smith, Ferguson)[7]
desarrollò una nociòn de naturaleza humana no metafìsica, pero sì muy
experiencial, donde en general el ser humano no es àngel ni demonio en su
comportamiento social. Esto es sumamente adecuado a la idea de ley humana en
Santo Tomàs[8] y aclara mucho sobre el
comportamiento socialmente exigible y sobre los incentivos normales que los
seres humanos en general deben recibir en su vida social. Hasta ahora la ùnica
encíclica que ha tocado este tema es la Centesimus annus[9].
Esto tiene estrecha relaciòn con
la nociòn de orden espontàneo de Hayek[10],
donde las instituciones sociales como la propiedad, los contratos y los
derechos personales son fruto de una evolución no planificada por lo que hoy
llamarìamos racionalidad instrumental. Esto tiene mucho que ver con la nociòn
de naturaleza humana anteriormente aludida y, aunque Hayek no acepta al
isunaturalismo, cita sin embargo la escuela de Salamanca como un antecedente de
su posición[11]. Las conexiones con una
idea tomista evolutiva de ley natural[12] son
relativamente sencillas. La ley natural en Santo Tomàs no es una masa compacta
de normas, sino un conjunto de virtudes que se van articulando en preceptos
primarios y secundarios, atentos estos ùltimos a la utilidad, la costumbre y la tolerancia de circunstancias diversas.
Por otra parte esto implica una mayor toma de conciencia de que el derecho a la
intimidad personal implica que ciertas cuestiones muy caras a la tradición
catòlica de ley natural no son exigibles desde un punto de vista civil. Una
lectura màs detenida de la riqueza de su tratamiento de la ley natural es
necesaria.
Por ùltimo, la nociòn de
cooperación social presente en un autor como Mises es compatible con la nociòn
de utilidad presente en la derivación de preceptos secundarios en Santo Tomàs,
que es una utilidad cualitativa y relacionada precisamente con la naturaleza
humana. Esta nociòn tomista de utilidad puede superar de algún modo las aporìas
actuales, e interminables, entre consecuencialismo y deontologismo moral y
puede dar un renovado fundamento a cuestiones de ètica social y econòmica.
Estos elementos, vuelvo a decir,
posicionan mejor al catòlico en sus debates diarios como ciudadano, pero la
riqueza de esos elementos quedarà oculta si el diàlogo con esas tradiciones de
pensamiento es rechazado a priori porque la palabra “liberal” sigue siendo en
ambientes eclesiales peor que el adjetivo “diabòlico” que incluso puede tener
mejor fama en discusiones de teologìa especulativa.
Por lo demàs, no se puede hacer
mucho màs. Còmo presentar la ley natural en un mundo sanamente secularizado no
es cuestión de un asesor de imagen ni de estrategias polìticas. Hace falta una
profundo diàlogo con corrientes actuales del pensamiento, primero para
re-insertar una nociòn màs amplia de racionalidad, y segundo para abarcar temas
totalmente compatibles con el núcleo central de la ley natural en Santo Tomàs
de Aquino, pero que èl no podìa sospechar en su contexto epocal. Mientras
tanto, seguiremos hablando sencillamente solos.
[1] Ver, al respecto,
indirectamente, Evangelium vitae, Veritatis splendor, y,
directamente, “Nota doctrinal de la Congregación para la doctrina de la fe sobre
algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la
vida pública”, del 24-11-2002, en L´Osservatore Romano del 24-1-2003,
Nro. 43.
[2] Veritatis splendor,
punto 38.
[3] Sobre la nociòn de
endogrupo y exogrupo, ver Schutz, The Phenomenology of the Social Word,
Northwestern University Press, 1967; Las estructuras del mundo de la vida (junto
con Luckmann), Amorrortu, Buenos Aires, 2003; Estudios sobre Teoría Social
II, Amorrortu, Buenos Aires, 2003, y
On Phenomenology and Social Relations, University of Chicago
Press, 1970.
[4] Al respecto creo que es
interesante meditar sobre estas palabras de J. Ratzinger: “...La fe no puede
liberarse, si la razón misma no se abre de nuevo. Si la puerta del conocimiento
metafísico permanece cerrada, si los límites del conocimiento humano fijados
por Kant son infranqueables, la fe está llamada a atrofiarse; sencillamente le
falta el aire para respirar. Cuando una razón estrictamente autónoma, que nada
quiere saber de la fe, intenta salir del pantano de la incerteza “tirándose de
los cabellos” –por decirlo de algún modo- difícilmente ese intento tendrá
éxito. Porque la razón humana no es en absoluto autónoma. Se encuentra siempre
en un contexto histórico. El contexto histórico defigura su visión (como
vemos); por eso necesita también una ayuda histórica que le ayude a traspasar
sus barreras históricas. Soy de la opinión de que ha naufragado ese
racionalismo neo-escolástico que, con una razón totalmente independiente de la
fe, intentaba reconstruir con una pura certeza racional los “preambula fidei”;
no pueden acabar de otro modo las tentativas que pretenden lo mismo. Si: tenía
razón Karl Barth al rechazar la filosofía como fundamento de la fe
independiente de la fe; de ser así, nuestra fe se fundaría, al fin y al cabo,
sobre las cambiantes teorías filosóficas. Pero Barth se equivocaba cuando, por
este motivo, proponía la fe como una pura paradoja que sólo puede existir
contra la razón y como totalmente independiente de ella. No es la menor función
de la fe ofrecer la curación a la razón como razón; no la violenta, no le es
exterior, sino que la hace volver en si. El instrumento histórico de la fe pude
liberar de nuevo a la razón como tal, para que ella –introducida por éste en
camino- pueda de nuevo ver por sí mismo. Debemos esforzarnos hacia un nuevo
diálogo de este tipo entre fe y filosofía, porque ambas se necesitan
recíprocamente. La razón no se salvará sin la fe, pero la fe sin la razón no
será humana” (En su conferencia “Situación actual de la fe y la teología”, en L´Osservatore
Romano del 1-11-1996, nro. 44).
[5] Sobre este tema en Husserl,
ver sus obras: Experiencia y juicio [1919-20 aprox.]; Universidad
Nacional Autónoma de México, 1980; Ideas…
Second book [1928 aprox.], Kluwer Academic Publishers, 1989; Meditaciones
cartesianas, Tecnos, Madrid, 1986 [1931]; Problemas fundamentales de la
fenomenología, Alianza, Madrid, 1994, y The Crisis of European Sciences
[1934-1937 aprox.]; Northwestern University Press, 1970.
[6] Ver nuestro libro Hacia
una hermenéutica realista, Austral, Buenos Aires, 2005.
[7] Sobre estos autores, ver
Gallo, E.: “La tradición del orden social espontáneo: Adam Ferguson, David Hume
y Adam Smith”, en Libertas (1987), Nro. 6, y, del mismo autor, “La
ilustración escocesa”, en Estudios Públicos (1988), 30.
[8] I-II, Q. 96 a . 2c, donde se afirma que
la ley humana està hecha para una multitud de hombres, la mayor parte de los
cuales no son perfectos en la virtud.
[9] En su nro. 25.
[10] Sobre este tema en Hayek,
ver: Derecho, Legislación y Libertad (1973,76,76), Unión Editorial,
Madrid, Libros I, II, III, 1978, 79, 82; Los fundamentos de la Libertad , Unión
Editorial, Madrid, 1975; Hayek on Hayek, Routledge, 1994; The
Counter-Revolution of Science, Liberty Press, 1979; Individualism and
Economic Order, University of Chicaco Press, 1948, Midway Reprint 1980; Nuevos
Estudios, Eudeba, Buenos Aires, 1981; Studies in Philosophy, Politics,
and Economics, University of Chicago Press, 1967.
[11] En su artículo
“Liberalismo” (1973), punto 2, en Nuevos Estudios, Eudeba, Buenos Aires,
1981.
[12] Ver sobre todo I-II, Q. 95
y 96.
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