Hace casi un año, el 26 de Octubre de 2011, moría Mabel Zanotti, mi tía por parte de mi padre, con 84 lúcidos y juveniles años.
Recuerdo que en una de mis visitas durante su larga internación, nos quedamos hablando solos, unas horas. Fue un soleado sábado por la tarde. Hablamos de muchas cosas que hacía tiempo que no hablábamos: papá , mi infancia, mis primos, sus nietos, etc. En un momento se hizo uno de esos naturales silencios en toda conversación espontánea, y me dijo "estoy lista", y se quedó mirando hacia la ventana. Ojalá muchos hubieran podido ver su rostro en ese momento. No era ajado ni arrugado, mantenía la belleza natural de su juventud y a sus ojos, embellecidos aún más por la sabiduría de sus años y la bondad de su vida, se agregaba una paz muy peculiar. "Estoy lista". Nunca me voy a olvidar de esas palabras. Nos quedamos los dos en un silencio compartido, íntimo. No había más nada que decir. Luego se durmió un poquito. Puse mi mano sobre su cabeza y le di un beso, y poco tiempo después comenzaron a llegar como siempre sus hijos y nietos (Irene, César, Soledad, Santiago, Ignacio, Agustina).
Yo guardé siempre en mi corazón ese momento que Dios nos regaló. No sigo escribiendo porque en estos momentos se ha reproducido en mí el silencio de aquella tarde, absolutamente única.
Hermoso y milagroso momento...y sin embargo tan propio de la condición humana...
ResponderEliminarC.S. Lewis escribió sobre la muerte de su esposa algo en lo que pienso a menudo "Alzo los ojos al cielo de la noche, es de todo punto evidente que si pudiera recorrer toda esa inmensidad de mundos y de tiempos no volveria a encontrar su voz ni su tacto murió, esta muerta, es que se trata de una palabratan dificil de entender" (Una pena en observación)
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