Los Borg son, en el mundo posible Star Trek, una especie que despierta todo
tipo de reflexiones psicológicas, políticas y filosóficas. Los Borg no invaden
ni matan: asimilan. Sea cual fuere el miembro individual de la especie inteligente
con la que se encuentren, le implantan sistemas cibernéticos con los cuales el
individuo como tal desaparece y queda asimilado al “colectivo”, o sea, “el”
Borg. Cada individuo desaparece como tal y queda como una herramienta de un
sistema conjunto que tiene un solo pensamiento y una sola voluntad,
desplazándose por el universo y asimilando así planetas y civilizaciones
enteras.
¿Tiene esto algo de similar a la vida académica? Si. Es una analogía,
claro, y como toda analogía, hay elementos iguales y otros diferentes. Lo
similar radica en que desde niños somos asimilados al colectivo. Nos implantan
los paradigmas científicos de la época y así quedamos. No hay instrumentos
cibernéticos, POR AHORA, pero sí hay algo terrible: la escuela y, luego, la universidad.
Durante siglos muchos individuos han tratado de resistirse al colectivo.
Popper y Feyerabend han resistido toda su vida a los paradigmas, pero estos
últimos los han asimilado de un modo muy sutil. No les quitan su
individualidad, sino que, dentro de la materia que corresponda, se los enseña
como divertida curiosidad, y todo sigue igual. Grandioso. A Giordano Bruno lo
quemaron, a Feyerabend, lo editaron, pero los paradigmas siguen siendo los
paradigmas.
Claro, alguien me puede decir, en términos de Eco, que esta presentación
del tema es muy apocalíptica. No, hay una versión integrada y serena de los
paradigmas: Kuhn. Los paradigmas, sin ironías, cumplen una función esencial en
la vida académica, que es iniciarnos en la vida teorética. No hay que olvidar
que Kuhn fue influenciado por Koyré, y este último, por Husserl. Nadie podría
crear, renovar, criticar, de la nada: eso se puede hacer “una vez que” hemos
podido “ver” el paradigma epocal (igual que los horizontes de precomprensión).
Los paradigmas tienen también ritos que parecen crueles, pero cumplen su
función en la sociología de la ciencia. Tienen grados, tienen ritos de
iniciación (los doctorados) tienen journals donde sólo publican los que piensan
más o menos parecido al paradigma, escriben como el paradigma dicta y tienen
todos los grados y ritos de iniciación correspondientes. Eso es cerrado, sí,
pero cumple la función de cuello de botella para los miles y miles que quieren
hablar al paradigma y cumple también la función de probar la tenacidad del que
finalmente quiera decir algo diferente.
Kuhn tiene un ejemplo magnífico que yo –tal vez otro sí- no lo puedo
discutir. Copérnico era un humilde, integrado muy “bajo perfil” integrante del
paradigma ptolemaico. Leonardo, en cambio, no era miembro de ningún paradigma,
no escribía como el paradigma requería. Era libre, jamás había sido asimilado
por el paradigma. El genio fue él, sí, pero sus genialidades se fueron a la
tumba con él. Aún hoy muchos están tratando de descifrar sus casi esotéricos
dibujos y nadie se explica aún cómo sabía lo que sabía. Pero el que hizo
ciencia fue Copérnico, escribiendo “un pequeño cambio” sin que el paradigma se
diera cuenta. El que se dio cuenta fue Galileo. Pero no hubiera habido Galileo
sin Copérnico.
Pero los paradigmas son crueles. A la mayor parte de los mortales les matan
para siempre su creatividad. Una especie de precio terrible si Kuhn tiene
razón.
El modo apocalíptico de luchar contra los paradigmas es pretender
destruirlos. O ser ingenuo, como yo tanto tiempo, que pensaba que los
paradigmas me permitirían pensar. O ser Feyerabend, genio entre los genios,
para terminar siendo libros bonitos alentados por el propio paradigma mientras
no se trate de enseñar Física, que era precisamente lo que Feyerabend quería
cambiar.
Pero no. Kuhn te dice cómo funcionan las comunidades científicas; Popper y
Feyerabend quedan como una ética, una actitud, que avanza siempre entre las
piedras, cual río oradante, de los paradigmas establecidos. Aprendé el
paradigma. Aprendé cómo se publica en los journals y doctorate para que puedas
estar ante un aula. No es que “mal no te va a hacer”: es que de otro modo
terminarás como Leonardo: loco lindo, genial, pero no has podido ayudar a nadie
y no has tenido siquiera la fama de Leonardo.
Y además es un destino muy cruel. De vez en cuando te encontrás con un
anti borg, como yo, pero el mundo no es yo: es el paradigma.
Aprendé el paradigma pero, al mismo tiempo, tomá la pastillita roja.
Despertate. Caminá por la Matrix siendo un Neo tranquilito. Aprendé que la
verdad nunca se impone por la fuerza de los paradigmas, sino por el diálogo, la
creatividad, la crítica. Fomentá el diálogo siempre, siempre, en todas tus
clases, a las clases que has podido acceder porque “el” borg pensaba que ya
estabas asimilado (NO, no es mi historia: yo he sobrevivido de milagro).
Dosificá tus escritos. Sobre todo al principio, mostrá al paradigma que sabés
hablar en su idioma y escribir en su idioma para lentamente mandarte cosas más
audaces, que cuando tengas 30 publicarás en tu blog y cuando tengas 80 será la
conferencia plenaria de un congreso que será publicada en la revista del
paradigma, con un contenido que hubiera rebotado hasta el infinito si hubieras
pretendido hacerlo a los 30. Y mientras tanto, lo más importante: desde esas
clases, a las que has podido acceder desde el paradigma, ayudarás a los
rebeldes, protegerás su creatividad pero también los protegerás a ellos,
enseñándoles cómo protegerse del paradigma para no terminar destruido por la
inadaptación absoluta.
A los que nunca fueron asimilados por el borg, y son geniales y creativos,
es muy difícil explicar todo esto. Yo
los escucho, les doy bola, y hasta los trato de meter en la publicación del
borg, pero luego todos los borg piensan que estoy loco; claro, a mí me perdonan
(el borg tolera a los locos que cumplieron la sociología de su sistema) pero a
mi “protegido” no.
Claro que hay excepciones. Wittgenstein y Einstein entraron al paradigma
después, por arriba, después de que el primero lo insultó y el segundo ni
intentó meterse. Pero si yo le digo a alguien que ES igual que Wittgenstein o
Einstein es la peor cosa que puedo hacer………………
Lo peor de los paradigmas no es que sean tales, es que sean estatales. No
es lo mismo ser tales que esta-tales J. Je je. Je je pero cuidado. Cuando los paradigmas
pueden libremente diferir unos de otros, hay más alternativas para no terminar
como Giordano Bruno, o para probar nuevos métodos de enseñanza no
tradicionales. Pero cuando los paradigmas y sus métodos son legalmente
obligatorios, estamos fritos. En algunos lugares queda, finalmente, la propia
casa. Yo doy clases en diversas universidades; en todas me divierto dando
clases, pero también doy clase en mi casa. Eso me hace acordar a mi chiste
(cuidado, voy a hacer otro chiste) de los ómnibus y el descanso. ¿Dormís en los
micros? Si, a veces también duermo en mi casa, contesto habitualmente. ¿Así que
enseñás en tu casa? Si, a veces también en la universidad. O sea, en las
reguladas por el estado, esto es, todas.
Yo no sueño con un mundo donde no haya borg (s); sueño con un mundo de borg
(s) diferentes. No es imposible, de igual modo que no es imposible el
liberalismo clásico (creo que entonces estoy frito, pero….). Mientras tanto,
voy de un cubo borg a otro pero eso sí: sin corbata.
Yo quería ser Locutus!.
ResponderEliminarYo quiero ser Locutus!.
ResponderEliminarExcelente artículo, Gabriel. Me pregunto no obstante si la sombra del estado tiene realmente tanto peso, o se trata mas bien de un problema institucional que va mas allá del estado. En cualquier caso, recomiendo el ¿cuento? "Odis de Itaca" de Stanislaw Lem, de su libro "Vacío Perfecto", que viene muy a propósito del tema:
ResponderEliminarhttp://elmundodekovalski.blogspot.com.ar/2011/06/vacio-perfecto-biblioteca-del-siglo-xxi.html#!/2011/06/vacio-perfecto-biblioteca-del-siglo-xxi.html
Creo que le chingué al link de Lem. Este sería el correcto. Saludos! F.P.
ResponderEliminarhttp://www.polvoestelar.com.mx/babilonia/Libros/Stanislaw%20Lem/Stanislaw%20Lem%20-%20Vacio%20Perfecto.pdf
F.P. y Gabriel: la ciencia ficción puede que sea vuestro primer o mejor punto de contacto :)
ResponderEliminarGabriel: tenés que leer, además de Vacío Perfecto, Solaris y Ciberíada. Y eso por el lado de Lem. Dick es otro autor a su nivel, y te recomiendo, para empezar, simplemente dos libros: Ubik y su biografía Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos de Carrère.
Sobre F.P. debo comentarte que, como vos, lee de todo. Pero, a diferencia tuya, tiene más tiempo :D Por eso, libro que le recomiendes se lo va a devorar con una rapidez asombrosa (tal vez demasiado rápido, je), así que aprovechá y "asimilalo" ;)
F.P.: Buenos consejos :)