JUEVES 24 DE NOVIEMBRE DE 2011
LOS NEOMARITAINEANOS
Aproximación al Nuevo Liberalismo Católico
Artículo publicado en el número 22 del Diario de Filosofía del Derecho de El Derecho.
por Fernando Romero Moreno
1. El error del “liberalismo católico”, es de antigua data.
Las contestaciones a que sea un error, también………:-))
Con diversidad de matices y tendencias, puede rastrearse su origen en el pensamiento de Lamennais y probablemente su representante mayor en el siglo XX haya sido Jacques Maritain.
No se pueden comparar ambos autores: ni en su formación filosófica, ni en su respeto al Magisterio…….. Citar 1ro a Lamennais es citar primero al peor………. ¿Por qué no comenzar con Rosmini, Lord Acton, Lacordaire, Ozanam……?
La oposición entre las tesis de este liberalismo con la Fe católica fue expuesta por la mayoría de los Papas, sobre todo a partir de Gregorio XVI.
De vuelta lo mismo: ¿por qué quedan afuera los papas desde Pío XII en adelante? Porque si no, no se trata de la oposición entre el Liberalismo Católico y la Iglesia, sino entre Lefebvre y el Vaticano II……………
Como saben los entendidos, en su naturaleza más íntima el liberalismo católico es, por un lado, un naturalismo o semi- naturalismo político que promueve un laicismo “moderado”, según aquel apotegma clásico convertido por ellos en “ideal” o “tesis”: La Iglesia libre en el Estado libre. Es decir, la renuncia a la doctrina del Estado católico,
De vuelta, esta “renuncia”, ¿no es la del Vaticano II?
convirtiendo en una norma “de máxima” la hipótesis del Estado laico “aconfesional”, respetuoso de la Ley Natural y de la libertad de la Iglesia. Junto con esto, caracteriza al liberalismo católico un intento de superar el individualismo y el utilitarismo de los liberales ilustrados mediante una antropología “personalista” [1] que desnaturaliza la naturaleza del bien común. Estos dos aspectos se manifiestan luego en la valoración que hacen del capitalismo, la democracia, la Revolución y la Modernidad.
De vuelta: ¿por qué no decirles todo eso a Pío XII, el Vaticano II, Benedicto XVI, que son los que hablan de “sana laicidad del estado”?
2. En los últimos treinta años se ha ido desarrollando una variante del “liberalismo católico” que sólo tiene diferencias de grado con el anterior, viene formulado con una terminología nueva – al menos en parte – y pretende apoyarse en los documentos del Concilio Vaticano II y en las enseñanzas de los Papas posteriores al mismo. Además, frente a la “aventura de la teología progresista”, es visto en muchos ambientes como un baluarte de ortodoxia.
Ahora estamos en tema.
3. Antes de explayarnos en los errores de esta corriente, queremos reconocer que, en sus representantes, hay un genuino y legítimo deseo de cristianizar el orden temporal; de garantizar la legítima autonomía de las realidades terrenas; de recordar la misión que tienen los laicos de santificarse y santificar la vida personal, familiar y social (la “consecratio mundi”); de respetar la legítima libertad en cuestiones opinables y prudenciales; de dar fundamento a una sana laicidad; y, en definitiva, de “oxigenar” los ambientes cristianos de actitudes y mentalidades clericales o integristas, proclives al celo amargo, a un desordenado “agere contra” y a una intransigencia cerril no con el error, sino también con las personas que yerran. Por otro lado, sus representantes han hecho aportes valiosos en distintos campos del saber, como la teología, la filosofía, el derecho, la historia, la economía, etc. No obstante y más allá del natural aprecio que sentimos por algunos de ellos (a quienes conocemos personalmente), no podemos dejar de advertir sobre los errores de sus posturas.
Ok, excelente, eso es honestidad personal e intelectual.
Algunos de los referentes más importantes de este liberalismo católico son, según nos parece, Pedro Lombardía, Michael Novak, Andrés Ollero Tassara, Martín Rhonheimer, Roberto Bosca, Alfonso Santiago, Rafael Termes, Gabriel Zanotti, Alejandro Chafuén, George Weigel, Mons. Mariano Fazio y Juan Manuel Burgos. [2]
4. Vamos a sintetizar las principales características o notas del Nuevo Liberalismo Católico (de ahora en más, NLC). Previamente queremos advertir que no todos los referentes del mismo adhieren a la totalidad de las ideas que señalaremos o no lo hacen siempre del mismo modo.
Thanks por esa delicada aclaración.
Así, por ej: Gabriel Zanotti no defiende la “tesis” de la laicidad aconfesional sino la de una “confesionalidad substancial”
Sos el único que se acuerda…………
y Mons. Mariano Fazio es crítico del liberalismo económico, pero hacer un análisis exhaustivo del pensamiento de cada uno de ellos excedería el marco de esta nota. Vamos pues a exponer de modo general los rasgos fundamentales del NLC:
a) Defensa como ideal de una “laicidad aconfesional” en una comunidad política respetuosa de la Ley Natural, teniendo como superada – por clerical o integrista – la doctrina tradicional acerca de la necesidad del Estado católico. Esta “laicidad aconfesional” (separación amistosa entre el Estado y la Iglesia) presentada como “tesis” fue oportunamente reprobada por el Papa León XIII (precisamente en relación al caso norteamericano, que el Santo Padre consideró como la mejor solución para esa nación dadas sus circunstancias, pero no como el “ideal supremo”)
Pregunto: después del pecado original, ¿no todo el orden político es siempre “en hipótesis”?
y el Concilio Vaticano II no cambió nada al respecto, pues sostuvo que la doctrina tradicional sobre las relaciones Iglesia- Estado seguía vigente,
Si pero no aclaró cómo…….
idea que nos parece ser la clave hermenéutica para interpretar correctamente la Declaración “Dignitatis Humanae”. Dice el Concilio: “puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo” [3]
Esa es la clave del problema. El “estado católico” defendido por la “doctrina tradicional” no dejaba lugar para la inmunidad de coacción en la sociedad civil……………….
Es que la Iglesia siempre ha sostenido, como enseñanza definitiva de su Magisterio Ordinario y Universal, que, supuesta una comunidad mayoritariamente católica, el Estado debe serlo también.
“Siempre”??????? Entonces la Iglesia posterior al Vaticano II no es católica. Eso es Lefebvre. Si es así, ¿por qué no lo defendés directamente y listo?
Y esto no sólo por razones culturales, sino porque el hombre debe rendir culto a Dios de modo individual como social.
¿Cómo hacerlo socialmente sin coaccionar la libertad religiosa? La solución es que el modo de hacerlo socialmente quede librado a la prudencia de las circunstancias históricas, introduciendo con ello el tema de lo opinable………………….
No “favoreciendo el hecho religioso en general” (indiferentismo político) sino con actos de culto público al Dios Uno y Trino de la Revelación cristiana, con la subordinación de su orden político y jurídico a la Ley Natural y a la Ley Divino- positiva, con el reconocimiento expreso de la Realeza social de Nuestro Señor Jesucristo, y con el apoyo a la Iglesia Católica, sin menoscabo de la recíproca libertad del Estado y de la Iglesia en sus campos respectivos (distinción de potestades, sin separación).
Uf ¡!, de vuelta lo mismo……….. ¿Eso es depósito de la Fe?
Eso no supone, pues, defender un Estado fundamentalista, clerical o integrista (confusión entre lo temporal y lo espiritual).
¿No?
Que en el “modelo de Cristiandad medieval” hubiera desviaciones en ese sentido (como de hecho las hubo) no es algo consubstancial a la naturaleza del Estado católico. De modo que identificar la mentada “unión del Trono y del Altar” como una “esencial” confusión entre lo sacro y lo profano es una afirmación falsa. Si una novedad vino a aportar el Concilio Vaticano II fue la de complementar las enseñanzas clásicas acerca de las relaciones Iglesia- Estado con una mejor comprensión de la autonomía relativa de lo temporal (sana laicidad) y con la doctrina de la libertad “civil” en materia religiosa [4], pero dejando intactas las obligaciones del hombre y de la sociedad respecto de la verdadera Iglesia de Cristo.
Pero, de vuelta, no parece ser ello compatible con el “estado católico” que tenía in mente Pío IX cuando escribía……
Esa misma noción de “libertad religiosa” tiene aún que formularse de modo más claro –una mejora nos parece que ya existe en el Catecismo de la Iglesia Católica – para mostrar la continuidad, en lo esencial y definitivo, respecto del Magisterio precedente.
TODO puede ser siempre más claro……..
La hipótesis de un Estado laico “aconfesional” pero respetuoso de la Ley Natural, siempre fue vista por la Iglesia como un “mínimo exigible” en naciones pluriconfesionales y con comunidades católicas minoritarias. Pero, repetimos, nunca como “el” ideal.
En la Gaudium et Spes esa relación entre Tesis e Hipótesis se corta. Otra vez: ¿entonces el Vaticano II es una herejía? ¿Sí o no? Si si, deberías ponerte explícitamente de lado de Lefebvre; si no, entonces es un tema opinable……………….
Por otro lado, dicho Estado, históricamente no existió y antropológicamente es de difícil aplicación, si contamos con la existencia del pecado original y con las distintas “interpretaciones” que de hecho hay acerca del iusnaturalismo.
Oh!!!!, como si el estado confesional fuera de fácil aplicación y como si hubiera existido una época donde funcionara perfectamente ¡!!!!!!!!!
b) Justificación del capitalismo liberal como un régimen económico compatible con la Doctrina Social de la Iglesia, siempre que se entienda al liberalismo como despojado de la ética individualista y/o utilitarista, y suponiendo la difusión de una cultura basada en el “personalismo”. En rigor de verdad, todos los Papas que se ocuparon de la “cuestión social” han reprobado, con diversidad de matices, el liberalismo económico. Algunos (León XIII, Pío XI y Juan Pablo II) explicaron que no se condenaba al capitalismo como sistema sino a la ideología liberal que podía ir unida al mismo. Pero ninguno sostuvo que el “capitalismo liberal” podía ser aceptable si se lo enmarcaba en un conjunto de valores respetuosos de la dignidad humana, pues tal cosa era y es contradictoria en sí misma. No alcanza con difundir una “cultura de la solidaridad y de la ética social empresaria” ni garantizar un orden jurídico- político que respete las instituciones del libre mercado (propiedad privada, contratos, estabilidad de la moneda, etc) o los derechos de terceros. Es necesaria, además de eso, una justa regulación del orden económico por parte de las entidades intermedias y del Estado (que tenga en cuenta la justicia social y el bien común), regulación que la doctrina de la Iglesia – dentro del respeto al principio de subsidiariedad – siempre ha reclamado. Como hay además una condena al “capitalismo real”, cuyo impacto global el Papa Pío XI no dudó en calificar como Imperialismo Internacional del Dinero, expresión que también fue utilizada por el Magisterio posterior al Concilio Vaticano II. Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales.
Uy…………………. TODOS MIS LIBROS CONTESTAN ESTO…………………………………………….
Por lo demás,
“…Hay que reconocer que los liberales “clásicos” también han criticado este capitalismo de riqueza concentrada y monopolizada, como fruto – según su interpretación - del intervencionismo de los gobiernos o de monopolios u oligopolios artificiales (más propio de una suerte de “mercantilismo global” o de un “socialismo de mercado”, que de una “sociedad libre”). No entramos a dirimir esta última cuestión histórica, pero la señalamos para evitar interpretaciones unidireccionales”,
es la CLAVE de la cuestión y que evita todo lo que pusiste en principio, y NO es una cuestión histórica: es eje central de las tesis de la Escuela Austríaca de Economía……………………..
c) Presentación de la democracia como el mejor régimen político y como una “fe secular”, siempre que se trate de una democracia no relativista y fundada en normas absolutas “predemocráticas”, cuyo origen se encuentra en la Ley Natural. Si bien es cierto que a partir de León XIII y de modo más claro con Pío XII, hubo una “mayor apertura” de la Iglesia hacia el régimen republicano, las exigencias para que el mismo sea conforme con la Ley divino- positiva y con la Ley Natural nada tienen que ver con reducir el bien común al orden natural, convertir la democracia en una “fe secular” o presentarla como el mejor régimen político.
Tenés razón en que la democracia constitucional no debe ser presentada por el magisterio como el mejor régimen político. Pero tampoco entonces el estado no democrático, corporativo e intervencionista que muchos católicos creen leer (¿o leen bien?) en documentos pontificios anteriores……………….
Precisamente algunas de esas tesis fueron las que San Pío X condenó en el Movimiento Le Sillon.
Si, sabés que lo sé que cito ello en uno de mis primeros trabajos. Pero los que hablan de la condena a Le Sillón luego dicen que la condena a “la acción francesa” fue solamente disciplinar……….. Je je……….. Qué conveniente, no?
Por otra parte, los católicos que se oponen a esta forma de gobierno en su formulación moderna (división de poderes, constitución escrita, sufragio universal, etc), no son defensores de regímenes totalitarios y/o autoritarios, como algunos parecen insinuar.
Tenés razón. Pero los que defendemos al liberalismo político y económico no somos los defensores del mal, como casi todos dicen (ni parecen ni insinúan, dicen).
La rica doctrina del tradicionalismo español (sobre todo del “carlismo”) o, en materia económica, del “distributismo inglés” (G.K.Chesterton- Hilaire Belloc) son ejemplos más que elocuentes en este sentido.
TODOS TEMAS OPINABLES.
d) Rechazo de la herencia política originada en la Revolución Francesa de 1789 (democracia totalitaria y laicismo beligerante) en contraposición al modelo laico, pluralista y respetuoso de la religión, encarnado en la Revolución Norteamericana de 1776 (y que algunos relacionan con la Revolución Inglesa de 1688). Es una vieja tesis conservadora (Edmund Burke) [5], retomada por el nuevo liberalismo católico y por los llamados “neoconservadores” [6]. Volvemos a recordar las reservas de León XIII respecto del “modelo norteamericano”
Si, de vuelta, pero esas reservas parecen haber caído en desuetudo por el Magisterio conciliar y post-conciliar. De vuelta lo mismo………..
y consideramos que esa visión idílica acerca de los Padres Fundadores (no respecto de sus ideas, sino de los hechos concretos) no resiste el análisis histórico, si tenemos en cuenta la persecución a la Iglesia católica que hubo en algunos Estados de la Unión, la tolerancia con la esclavitud, el imperialismo colonialista expuesto en el “Destino Manifiesto” (en particular respecto de Hispanoamérica), la difusión de sectas protestantes en América central y América del Sur financiadas por el gobierno de los EE.UU, la enorme influencia en esa Nación de la Masonería y de entidades hostiles al Catolicismo, etc…
NADA resiste al examen de la historia, querido amigo………… Aplícalo a tu querida cristiandad medieval………………
Algunos de los defensores de esta distinción, como Mons. Fazio, reconocen varios de los problemas señalados, pero los vinculan con influencias del liberalismo ilustrado de origen francés o con una de las expresiones del nacionalismo y del imperialismo “modernos” (aunque podrían citarse textos de Locke o de Tocqueville sobre el catolicismo para refutar o al menos matizar estos juicios). En todo caso y sea lo que fuere acerca del origen ideológico de estos problemas, no nos parece que sea doctrinal e históricamente verdadero el planteo de una Revolución moderna “buena” (la de los EE.UU en 1776) frente a otra “mala” (la Francesa de 1789).
Lo que sostiene Hayek es que el common law evoluciona en Inglaterra desde la ley natural cristiana del medioevo. ESA es la distinción.
El tema, como tiene en sus presupuestos un análisis de tipo histórico, es más conjetural y opinable en lo que a la reconstrucción del pasado se refiere, pero no puede servir para justificar como “positiva” en sede filosófica y/o teológica, una Revolución “fundadora” de la laicidad “aconfesional”, de la democracia “iusnaturalista” y del capitalismo “liberal”. Sobre una posible interpretación “paleoconservadora” (y por lo tanto “no liberal”) de la Revolución Norteamericana, no nos pronunciamos en este artículo.
Nadie dice que los EEUU son “la tesis” querido amigo. Lo que YO te digo es que “nada histórico” es o fue “la tesis”………………
Es más, te agrego una hipótesis teológica: después del pecado original, nada es tesis, todo es hipótesis. ¿Es herética?
e) Visión altamente optimista de la Modernidad, valorando lo que llaman el proceso de “desclericalización” (aunque critiquen el secularismo), que ha permitido pensar en la posibilidad de una Modernidad “cristiana”, cuyos antecedentes serían la Segunda Escolástica Española, el liberalismo “moderado” al estilo de Tocqueville, el personalismo de Maritain y Mounier, y el Magisterio del Concilio Vaticano II ( sobre todo a partir de la Constitución “Gaudium et spes” y la Declaración “Dignitatis Humanae”). El principal problema de esta interpretación es la “justificación”, no ya sólo doctrinal sino también histórica, de las ideas del NLC. Respecto de esto, nos parece importante aclarar lo siguiente: consolidados los cambios religiosos, políticos, sociales, culturales y económicos de la Modernidad (Reforma Protestante, Ilustración, Revolución Francesa, Capitalismo y Revolución industrial),
¿ESO es la modernidad? Lo contesté en “Modernidad e iluminismo” de 1989………. (http://www.hacer.org/pdf/Zanotti13.pdf)
aparecieron entre los católicos, dos tendencias fundamentales lícitas en relación al juicio que este proceso merecía y al modo de actuar frente a las nuevas realidades: una tendencia fue el tradicionalismo (José de Maistre, Donoso Cortés, el Cardenal Pie, Mons. Delassus, Juan Vazquez de Mella, el Cardenal Billot, Julio Meinvielle, entre otros) que se caracterizó por realizar un juicio altamente crítico de la Modernidad y la Revolución, defender el ideal de Cristiandad (comunidades políticas católicas) y juzgar como erróneos los intentos de cristianizar la democracia liberal, el capitalismo y el socialismo [7]. Esta tendencia, ortodoxa en sus representantes más importantes (aunque teñida de tradicionalismo filosófico en Francia), podía llevar en su seno el peligro del integrismo y el fundamentalismo (confusión de los órdenes natural y sobrenatural, desconocimiento de la legítima autonomía de lo temporal, mentalidad de partido único), pero en sí misma era y es una tendencia legítima, en tanto y en cuanto se mantuviera y se mantenga fiel al Magisterio de la Iglesia. Hay muchos tradicionalistas ortodoxos, prudentes, con una sana libertad de espíritu, abiertos al diálogo verdadero, a los que sólo calumniando se puede tildar de “integristas” o de “clericales”. Por caso, podemos citar el ejemplo, entre nosotros, de Carlos A. Sacheri [8]. Otra corriente que podemos denominar socialcristiana prefirió rescatar de la Modernidad los aspectos que no eran necesariamente incompatibles con el Orden Natural y con la Fe católica, procurando cristianizar el régimen republicano, la economía de mercado (en otros casos el Estado de Bienestar), e incrementar el diálogo con la cultura contemporánea. Tal opción también era y es legítima, como lo prueban los casos de Federico Ozanam, Albert de Mun o Augusto del Noce o entre nosotros de Juan Rafael Llerena Amadeo o Eduardo Ventura (de hecho, el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”).
Mm ¡!!!!!!!!!!! ¿Lo que se sale de ESOS autores es contrario a la Fe? Mm………………………..
Y además: si
“el problema no está en defender un modelo republicano, de economía de mercado y sana laicidad, asunto que está dentro de las opciones legítimas y opinables de que goza cualquier católico - sobre todo lo referente a los dos primeros aspectos - sino hacerlo de un modo contrario a las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia: democracia “naturalista”, capitalismo “liberal” y laicidad “aconfesional”)”,
¿cuál es el problema entonces? YO, por ejemplo, o Fazio, o Bosca, defendemos la democracia “naturalista”? ¿La laicidad “a-confesional”, en el sentido de que el cristianismo no debe tener ninguna injerencia en el orden social? Y sobre la diferencia entre la economía de mercado y capitalismo “liberal”, qué querés que te siga aclarando, querido amigo, si todos mis escritos no te sirvieron, no te sirvieron y listo, admito mi fracaso, pero mi conciencia está limpia de haber aclarado la verdad.
El peligro de esta corriente más “abierta” hacia la Modernidad, radicó y radica en un desordenado afán por conciliar con la Modernidad y la Posmodernidad que puede conducir al error, como sucedió con Lamennais y otros católicos liberales,
¿Quiénes?
con el democristianismo de Le Sillon, con las corrientes marxistas de la teología de la liberación y en general, con toda la teología progresista, sea en su versión de “centro” o “centro- derecha” (neoliberalimo católico) o sea en la variante de “izquierda” (tercermundismo o “cristianos para el socialismo”). Estos errores fueron oportunamente condenados por los Papas, de modo que justificar una “modernidad cristiana” con ejemplos erróneos (por caso, los Padres Fundadores de los EE.UU o la democracia cristiana maritaineana)
Los ejemplos históricos nunca son “tesis” sino ejemplos de aproximación….. Por otra parte la democracia cristiana mariteniana no fue un caso histórico: es un modelo teórico (un “ideal histórico concreto”) que vos condenás como herético, mientras sabés bien que Pío XII rechazó cordialmente el pedido de condena de Maritain…….
no parece el camino correcto para alguien que quiera ser fiel a la dimensión pública de la Fe católica, máxime si esas enseñanzas se dirigen principalmente a fieles laicos cuya misión es precisamente la “instauración cristiana del orden temporal”.
5. En síntesis, la doctrina de la Iglesia acerca de estas cuestiones no ha cambiado. Una “hermenéutica de la continuidad”, como la que pide Benedicto XVI debe también aplicarse a este punto. Y si hubiera una legítima discontinuidad en algunos temas, como también ha sugerido el Romano Pontífice, la misma debe probarse. Es cierto que sobre las relaciones Iglesia- Estado, la democracia, el capitalismo y las Revoluciones modernas, la Doctrina Social de la Iglesia, no sólo después sino también antes del Concilio Vaticano II, fue teniendo modificaciones parciales. Pero, en lo que al Magisterio Ordinario y Universal se refiere, siempre se trató de cambios acordes con la Tradición.
Ah si? El Magisterio de Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI tenían in mente al estado católico que tenía in mente Pío IX? ¿Si? Mm…………….
Supuesto que ahora hubiera dudas respecto de algunos documentos, deben interpretarse de acuerdo al Magisterio definitivo precedente.
¿De dónde salió esa norma? ¿Qué magisterio es “definitivo” (dejando de lado el ex cátedra) en relación a qué temas? Y si lo precedente fueron los 3 primeros siglos de la Iglesia? Sabés que millones de veces he hecho estas preguntas y me he encontrado con tantas respuestas como mis millones de veces………. Ni Benedicto XVI puede contestarlas, y si lo intenta, los lefebrianos, o vos (con lo que escribís no logro ver la distinción) lo rechazan, so………………….. Eso es un caos total, querido amigo, pero no es mi culpa ni la tuya: tal vez, el intento de algunos de hablar de lo que NO deben……………………………………… ¿Do I mean?
(ver http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti88.pdf)
En lo que hace a uno de los aspectos principales del error católico liberal (el pelagianismo o semipelagianismo político) veamos lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “El deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado. Esa es ‘la doctrina tradicional católica sobre el deber moral de los hombres y de las sociedades respecto a la religión verdadera y a la única Iglesia de Cristo’ (DH 1). Al evangelizar sin cesar a los hombres, la Iglesia trabaja para que puedan ‘informar con el espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que cada uno vive’ (AA 13). Deber social de los cristianos es respetar y suscitar en cada hombre el amor de la verdad y del bien. Les exige dar a conocer el culto de la única verdadera religión, que subsiste en la Iglesia católica y apostólica (cf DH 1). Los cristianos son llamados a ser la luz del mundo (cf AA 13). La Iglesia manifiesta así la realeza de Cristo sobre toda la creación y, en particular, sobre las sociedades humanas (cf León XIII, enc. "Inmortale Dei"; Pío XI, enc. "Quas primas")”. Y al referirse a la doctrina sobre la libertad religiosa afirma: “El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf León XIII, enc. "Libertas praestantissimum"), ni un supuesto derecho al error (cf Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf DH 2) (…) El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf Pío VI, breve "Quod aliquantum"), ni limitado solamente por un ‘orden público’ concebido de manera positivista o naturalista (cf Pío IX, enc. "Quanta cura"). Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según ‘normas jurídicas, conforme con el orden objetivo moral’ (DH 7)” [9].
“…Los ‘justos límites’ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política”:
Entonces estás reconociendo un margen para lo opinable que el Syllabus no parecía incluir………..
Por su parte, ese gran defensor de la secularidad o sana laicidad bien entendida, de la legítima libertad política en cuestiones opinables y prudenciales, un crítico agudo del clericalismo y del “catolicismo oficial” como fuera San Josemaría Escrivá (al que algunos de estos autores que mencionamos presenta erróneamente como precedente de la “secularidad” entendida al modo “católico- liberal”, coincidiendo en esto – aunque en sentido contrario - con ciertas interpretaciones tradicionalistas acerca del Fundador del Opus Dei), no dudó en felicitar al entonces Jefe del Estado Español precisamente por seguir la doctrina de la Iglesia en este punto. En carta al mismo del 23 de mayo de 1958, decía: “aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que ‘la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación’. En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional” [10].
Este tema, querido amigo, lo dejo a mis amigos del Opus.
En cuanto a las libertades e instituciones “liberales” escribió: “Es necesario contrarrestar con denuedo esas 'libertades de perdición', hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original..., que descienden, como se ve, en línea recta del diablo” [11]
Idem.
Lo que en buena lógica se desprende de estos textos es que para Escrivá no había contraposición entre sana laicidad y Estado Católico, ni identificación entre secularidad y catolicismo liberal. [12]. Ideas que no nos consta haya modificado después del Concilio Vaticano II. Podríamos traer a colación otros textos del Fundador del Opus Dei acerca del laicismo, la masonería o la teología progresista para corroborar lo impreciso de ubicarlo a la par de pensadores heterodoxos como Mounier o Maritain.
Maritain “heterodoxo”. ¡Dios mío!!!!!! No sabía que había un pontificado a parte………………………
Pero estimamos que con esto es suficiente.
Con algunas limitaciones en su interpretación, esta misma doctrina sobre el ideal del Estado católico era ya, a la hora de ser redactado el nuevo Catecismo, la tesis de Fernando Ocáriz (mejorando ideas de de De Fuenmayor) [13], en la que procuraba mostrar la continuidad del Concilio Vaticano II con el Magisterio anterior. “Hermenéutica de la continuidad” que, con más precisión, ya habían esbozado oportunamente el P. Victorino Rodríguez O.P y Mons. Guerra Campos. Sobre otros puntos del liberalismo católico, que ahora se presenta “aggiornado”, se expresaron con claridad Charles de Koninck [14], Leopoldo Eulogio Palacios [15], Julio Meinvielle [16], Eudaldo Forment [17], Carlos Cardona [18], Héctor H. Hernández [19] o Luis María Sandoval [20], entre otros.
O sea que ELLOS son fieles hijos de la Iglesia pero yo no. Yo soy el paria, el otro, el extraño. Y así hubiera sido verdaderamente, y lo es la mayor parte de las veces, si no fuera porque dentro del Opus y de los dominicos (orden de la cual formo parte de su 3ra orden) me tratan como un igual.
Catolicismo y liberalismo, como catolicismo y socialismo, son, pues incompatibles. Si es ilegítima una “teología de la liberación” de inspiración marxista, también lo es una doctrina de la laicidad, la democracia, el capitalismo y la Modernidad de carácter liberal o neoliberal. Como ha dicho Luis María Sandoval: “Ante el laicismo, que pretende dictar el bien y el mal, reivindicamos la sana laicidad del Estado que aquel usurpa, sin que esa autonomía implique independencia absoluta de Dios. La laicidad del Estado se sostiene sobre premisas cristianas, que actúan en hombres con esa herencia latente(…). La laicidad no es premisa del orden cristiano, sino consecuencia de
Bueno, querido amigo, el copy paste dejó de funcionar, pero, ¿Qué importa ya? Desde el fondo del infierno, desde la heterodoxia, la herejía y la in-fidelidad al Magisterio “definitivo” sobre el santo estado católico, y las condenas al imperialismo internacional del dinero y al siempre asqueroso capitalismo liberal, te saluda, desde el averno, el hereje total, el peor que el ateo,
Gabriel J. Zanotti
Imperialista explotador
Masón
Hereje
Yaenelinfierno, Inc.
RESPUESTA DE FERNANDO ROMERO MORENO
ResponderEliminarTe agradezco mucho tu comentario. Contestar cada punto demandaría otro artículo, que ahora no puedo escribir. Pero sí, hay un problema en la "continuidad" del Magisterio. Yo apuesto a una hermenéutica de la continuidad, distinta a la tuya, pero no a una de la ruptura, como algunos tradicionalistas y progresistas. Acaba de salir un interesante libro de Gherardini sobre el tema. Trataría de tomar el tema no como algo persona. Si no, cada vez que vos has dicho que el nacionalismo es totalitario, estatista o populista, debiera haberme sentido ofendido. Traté de argumentar con ideas, no con agravios. No usé la palabra herejía, pero aunque la hubiera usado, es un término técnico, que vos también podés usar respecto de mis ideas, sin que me ofenda. Con todo, hice el mayor de los esfuerzos para salvar las intenciones y la profesionalidad de las personas que nombraba, además de haberles pasado un borrador de este escrito a los que conocía personalmnte. Antes de publicarlo, te lo envié a vos, a Mons. Fazio, a Alfonso Santiago y a Roberto Bosca, con quien tuvimos un largo debate vía mail. Por último, me gustaría que envíes estas críticas para que sean publicadas en el próximo número del DFD. La idea que Héctor H. Hernández tiene de esa sección, como de otras, es "abrir" el debate y salir de los análisis de capillita. Bosca prometió enviar algo. Sería muy bienvenido un aporte tuyo. Pensálo. Un fuerte abrazo
Fernando
Gabriel; disculpame, pero no queda del todo claro lo que dice FErnando R. M y lo que le contestás vos. Creo que deberías anteponer una F (cuando escribe el autor de ese artículo) y una GZ cuando respondés, el posteo es muy largo y suele confundir.
ResponderEliminarPor otra parte; ¿hay algun manera de conseguir el original del autor? Y también estaría bueno que le escribas vos un paper contestando al contenido de ese artículo. Y luego lo publicás.
Ok, abrazo
R.P.
Felicitaciones, Gabriel. Irónico, agudo, humorista, sarcástico por momentos. Todos los rasgos de un imperialista liberal demoníaco, porque el sentido del humor suele faltar en las discusiones teológicas. Tal vez porque muchos crean que reír mientras uno piensa es pecado. No lo imagino a Lefebvre haciendo chistes. A Jesús sí, se percibe en los Evangelios, destila ironía y buen humor, sobre todo cuando polemiza con los fariseos.
ResponderEliminarEn resumen, sin entrar al fondo de la cuestión, me gustó tu forma de discutir.
Enrique Arenz
Gabriel:
ResponderEliminar1) Me parece que deberìas evitar victimizarte, ¿acaso alguien te mandò al averno?
El debate es el debate, y la controversia es controversia. La respuesta de Fernando Romero Moreno es ejemplar en ese sentido, aùn cuando yo no comparto todo lo que el dice.
2) Fernando Romero Moreno:
¿Tambièn le publicaràn en ED a quièn argumente con posturas del magisterio tradicional de la Iglesia, o sea anterior al Vat. II?
La Quanta Cura (QC) condenò la libertad de conciencia y de cultos como derecho propio de cada hombre, la Dignitates Humanae proclamò el derecho a la libertad religiosa. Donde antes se admitìa la tolerancia en determinados supuestos, y el deber del Estado de reprimir el ejercicio pùblico de otros cultos, ahora se indica un derecho natural universal y permanente a no impedirlos.
Ah! y con raices en la revelaciòn segùn DH (!!!!), mientras que en QC se condenó como contraria a la doctrina de las Sagradas Escrituras la opiniòn de que "el mejor gobierno es el que no se reconoce al poder politico la obligaciòn de reprimir con sanciones penales a los violadores de la religiòn catòlica"
El Vat. II y el postconcilio alterò la doctrina catòlica pacìficamente sostenida durante siglos, en relaciòn al estado, y a las libertades modernas de perdiciòn.
La hermenèutica de la continuidad hace agua por todas partes...
Saludos
A MG Moreno
ResponderEliminarGracias por el comentario. Creo que si el debate es abierto, debe serlo en todos los sentidos. Si tenés una propuesta, enviámela y se la paso a Héctor H. Hernández para que lo evalúe. No creo que ninguna postura fundamentada deba quedar afuera de un debate académico, menos de uno tan importante como este. Mi e-mail es fromeromoreno@yahoo.com.ar
Saludos
Fernando
A) Para los que piden a Gabriel que evite “victimizarse”.
ResponderEliminar1. He ido a clase con GZ en la UNSTA y no dudaba (haciéndolo con humor, obviamente) en sacar una latita de “Cooke” y una pequeña banderita USA los días 4 de julio.
He asistido a charlas y conferencias del fallecido Dr. Palumbo sobre Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y siempre ponía como ejemplo de error liberal grave la posición de GZ.
Con estos dos datos quiero señalar dos intuiciones que creo ver: 1, si GZ se “victimiza” lo hace con ironía. 2. GZ se victimiza pero tiene muy presente la cantidad de personas de buena fe que fueron atizadas muchas veces, no tanto por el Magisterio directamente cuanto por otras voces que se autointerpretaban como garantes autorizados de una comprensión infalible de la DSI, y desde la que censuraban, prohibían y perseguían a otros autores. Tengo conocidos en todo el espectro y le aseguro que comentarios, juicios duros y vilipendios abundan.
B) A FMM:
1. Respecto al eventual uso del término “herejía”, le aconsejaría extrema prudencia en temas de tal gravedad. En ese sentido, le recuerdo las estremecedoras palabras de Maister Eckhardt en su defensa ante el Tribunal (1327, “Denn das erste betrifft den Verstand, das Zweite aber den Willen”, http://www.eckhart.de/), en donde con filial obediencia afirmaba que se le podía acusar, en todo caso, de “errar”, puesto que ello compromete la mente de un ser que es por naturaleza falible, pero que no se le podía acusar de ser “hereje”, porque ello comprometía una actitud de la voluntad; en la cual él (¿alguien mejor testigo para leer la voluntad propia?) afirmaba querer ser fiel a la Madre Iglesia. Si conoce a GZ intuirá que el eventual uso de ese término le es lejano a su marco intelectual y a su posición como laico de la Iglesia que intenta dirimir en cuestiones de alto nivel de contingencia y, en fuertes puntos, abierta a la libre opinión filial de los fieles. Por ello, salvo una eventual contumaz actitud de éste –o de cualquier otra persona–, creo que se impone limitar –por mor de la prudencia, si no de la caridad– el uso de ese calificativo (también nos podríamos introducir en el punto de establecer quién es, conforme el Derecho Canónico, el titular autorizado a efectuar una declaración o acusación formal de herejía). Si bien la afirmación de herejía comporta un elemento que puede ser concebido como “técnico” (respecto del error de una idea/realidad que compromete la verdad de Fe) tiene un conato moral de gran gravedad.
2. Uno puede afirmar que considera que “el nacionalismo es totalitario, estatista o populista” y ello no implica ipso facto que quien pretende defender el nacionalismo se sienta ofendido. Primero, obviamente, porque con ello no se está nombrando la particular defensa de un sujeto X particular (que bien puede tener una defensa del nacionalismo que no implique esas características). Además, en rigor de verdad, si tiene claro que su noción de nacionalismo no implica ello, no veo por qué debería sentirse ofendido. Lo que debería generar un juicio de ese tipo en quien defiende el nacionalismo, según el principio de bondad interpretativa es, 1º el interrogante respecto de si existe alguna ambigüedad en la explicación y defensa propia del nacionalismo por la que se pueda haber dado ocasión que otros autores –de cierta lucidez– lleguen a tal conclusión. 2º preguntarse de qué modo puede mejorarse la autodefensa de la idea de nacionalismo que se quiere proponer a fin de evitar toda mínima duda sobre la relación con el totalitarismo, el estatismo o el populismo.
A FRM:
ResponderEliminarCreo que la lectura más sensata del CVII viene dada por analizar y asumir tanto la "continuidad" como la "discontinuidad", que operan a DISTINTOS niveles (esto me parece la lectura más coherente del famoso discurso de BXVI en diciembre de 2005). Muchos de los defensores de la "continuidad", a fin de evitar caer en las aporías del lefebvrismo terminan casi por licuar la “discontinuidad” (esto es, reducirla a cuestiones de materia prudencial o de tolerancia del mal menor; soslayando así los delicados y agudos cambios doctrinales -que no comprometen la infalibilidad ni suponen una variación contradictoria del Magisterio- genuinos que hubieron -y sin que ellos impliquen el error progresista de afirmar que hay una nueva Iglesia, surgida en el CVII- actitud, por cierto, que es funcional a la posición de los Tradicionalistas. En efecto, si el CVI supone el surgir de una "Iglesia Nueva", es coherente pensar que -si uno ama la Tradición- se quede con la que es anterior (y perenne), uno desea quedarse con la que "no cambia". Sin embargo todo lo que se pone en esa bolsa termina formando un amasijo conceptual complicado, en cierto modo simplista, y generando un ideal bucólico de lo que se entiende por "lo anterior" -como si hubiera habido en la Iglesia una especie de uniformidad aproblemática durante XIX siglos y medio, y luego todo se hubiera desmadrado en la década del '60, aunque con algunos cultivos previos en la masonería y el liberalismo iluminista lacisita).
Le aconsejo leer con atención y tiempo los textos de Rhonheimer (su libro “Cristianismo y Laicidad”, 2011, en versión alemana extendida, particularmente).
Sobre Rhonheiemer, le aconsejo estos dos:
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1347864?sp=y
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1347670?sp=y
Y la crítica de Biffi a Gherardini:
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1347525?sp=y
Y todo esto se lo escribe un asiduo lector de Iota Unum y Stat Veritas.
1) Fernando.
ResponderEliminarGracias por tu respuesta, y evaluarè la propuesta.
2) M.S.:
Hablás de continuidad y discontinuidad en distintos niveles, y que "los delicados y agudos cambios doctrinales no comprometen la infalibilidad ni suponen una variación contradictoria del Magisterio"
M.S.: la condena a la opiniòn de que el Estado no debe reprimir a los violadores de la religiòn catòlica a menos que lo exija la tranquilidad pública (Quanta Cura) (salvo que por razones prudenciales y de justicia corresponda la tolerancia), es prima facie contradictoria con la afirmaciòn de que por derecho natural y sin distinciones el Estado debe garantizar la inmunidad de coacciòn a la pràctica religiosa pùblica de cualquier culto, mas cuando se referencia a documentos de derechos modernos (Dignitates Humanae).
Si es verdadera la primera proposiciòn, no lo sería la segunda, y viceversa. Para buscar la continuidad, deben relativizar una de las dos. El tema es que tales afirmaciones no admiten relativizaciones, no lo admitìa el magisterio tradicional, ni lo que se enseña en el postconcilio...
Saludos
A M.G.Moreno,
ResponderEliminarSu argumento es el típico que ya señalara Lefebvre, ¿como sabrá?
(Un brief aquí: http://catholicforum.fisheaters.com/index.php?topic=3356901.0)
No niego que la interpretación de los textos magisteriales sea problemática (en el sentido de que ellos no son 100 autoexplicativos), pero lo que sí queda claro es que su despliegue conceptual (que sigue a Lefebvre) de presentación del problema (que ya asume implícitos epecíficos) no permite una vía de solución si no se aborda esta en clave de ruptura. Ese planteo supone, en mi opinión (Rhonheimer desarrolla esto con relativa solidez) una serie de proposiciones falsamente dilemáticas.
En todo caso, como verá, todo esto ya excede el marco de los autores señalados como "liberales" "católicos" para detectar el problema "en sí" en los textos magisteriales.
Un saludo,
MS
Para MS:
ResponderEliminar1. No dije que Gabriel fuera hereje
2. Coincido en general, pero sin ánimo de polemizar ni escandalizar, hay afirmaciones del Magisterio actual (no definitivo) que parecen ambiguas. Deben ser aclaradas y no pueden contradecir el Magisterio infalible anterior. Tomo el consejo de leer lo de Rhonheimer, aunque también recibió críticas fundadas...
3. Según la NOTA DOCTRINAL ILUSTRATIVA DE LA FORMULA CONCLUSIVA DE LA «PROFESSIO FIDEI», anexa al documento "Ad tuendam fidem" de Juan Pablo II, se considera magisterio definitivo: el Magisterio solemne (declaraciones "ex cathedra" del Papa o definiciones dogmáticas de los Concilios) y las enseñanzas infalibles del Magisterio Ordinario y Universal. Remito a http://www.unav.es/tdogmatica/teofundamental1/AdTuendamFidem.html#PROFESION
Fernando Romero Moreno
M.S.
ResponderEliminarLa divergencia
-magistrado tradicional contrapuesto al conciliar y postconciliar- fue advertida no sòlo por Mons.Lefebvre, sino también por otros -hay artículos, libros-, algunos de los cuàles nunca estuvieron vinculados a la FSSPX.Y eminentes progresistas tambièn lo advirtieron.
La cuestiòn de los liberales catòlicos luego del Vat. II està directamente ligada al tema del magisterio y la admisibilidad o no de las libertades modernas.
Saludos
A FRM:
ResponderEliminar1) No dije que Ud. lo hubiera dicho respecto de GZ, simplemente le di el marco por el cual creo que GZ jamás ha utilizado (ni utilizaría, supongo) ese término.
2) Conozco las críticas (en los diversos ámbitos en los que se ha introducido) a Rhonheimer pero en ninguno de los casos que he visto estas lograban dar en la línea de flotación de su pensamiento (incluso vi las réplicas que Rhonheimer suele hacer, que suelen quedar sin contraréplica...). En breve salga una tal vez entre él y Thomas Pink (King College) -quien tiene una aproximación que intuyo bastante similar a la suya en materia de la libertad religiosa en el contexto de los Estados-nación contemporáneos y que al hilo de su argumento critica a Rhonheimer-.
3) Conozco Ad Tuendam Fidem y los tres niveles de asentimiento para los distintos documentos magisteriales allí señalados. Pero, en todo caso, habría que señalar qué elementos de los aquí abordados deberían comprometer afirmaciones dogmáticas (y si serían elementos de razón natural o sobrenatural, las diferencias en la vida argumentativa en un caso y otro son obvias). Por cierto, conversando con un amigo este me hizo notar un problema no menor, en rigor también debería aclararse qué nivel magisterial y de infalibilidad tiene la presentación de Ad Tuendam Fidei y la Professio Fidei. Con esto no quiero decir que no coincido con Ad Tuendam Fidei ni mucho menos, simplemente adelantar un eventual problema que pudiera surgir allí también.
Por poner un ejemplo de lo que estoy pensando: como sabrá, también existe el Juramento Anti Moderno que, en rigor, debe ser recitado por cada profesor universitario católico antes del inicio de clases en un establecimiento católico, pero desconozco el nivel de obligatoriedad actual de esa medida.
Un saludo,
MS
Estimado MS:
ResponderEliminarSí, hay varios problemas implícitos en todo esto. No puedo contestarlos ahora. Pero el núcleo está en qué es de magisterio infalible y qué no. Pienso leer en breve el libro de Gherardini sobre el Concilio Vaticano II, que según me han dicho es muy lúcido. Lo que leí de Rhonheimer no me convence, pero no soy especialista en todo su corpus doctrinal. Por ahora dejo las cosas como las veo, agradezco los consejos y creo que son temas que hay que seguir estudiando, desde una "hermenéutica de la continuidad" como proyecto de largo alcance y no como una "formula mágica" que se repite como si fuera una tabla segura de salvación... No soy de los que quieren volver a la apologética manualística y acrítica preconciliar aunque los temas que mencioné en mi artículo me hacen bastante ruido. Para salir de la falsa dialéctica integrismo- progresismo creo que vale la pena leer- no sin algunas reservas - "La descomposición del catolicismo" de Louis Bouyer. Y para los que somos tradicionalistas pero no "integristas" ni pertenecemos al país de Puritania, pensadores como Newman, Chesterton, Belloc, C.S. Lewis, Castellani, Pieper son - con las limitaciones o errores que algunos tienen - más lúcidos que ciertos "tradis" empapados de barroquismos, voluntarismos, casuísticas rigoristas, mentalidades autoritarias y toda una serie de microbios que se incubaron no con ocasión pero sí con posterioridad a Trento...rematado en algunos casos en auténticos fariseísmos...de derecha...Lo que sufrió Newman por esto es un buen ejemplo de lo que estoy diciendo...
Fernando Romero Moreno
A FRM:
ResponderEliminarCreo que el famoso discurso de BXVI de 2005 invita a pensar el concilio en una línea de hermenéutica de la reforma que supere la dicotomía continuidad-discontinuidad/ruptura.
La reciente nota del OR de Ocariz también da pie a esta lectura. Creo que sólo desde ella (y sin un empleo "mágico") se puede superar esa tensión irresuelta de los pensadores católicos que, no quieren formaliter afirmar la ruptura que proclama el lefebvrismo y para ello apelan a tratar de pensar una "continuidad" que licúe las genuinas transformaciones que han/hayan habido. Como en el fondo no se termina de ver la continuidad (porque no se la quiere concebir en clave de reforma) se apela casi con desespero/impaciencia a que el Vaticano se expida para aclarar (v. gr. Gherardini; ojo, no niego qur una aclaración sería oportuna, pero una que no pretenda una ilusa componenda de continuidad sino que exponga la homogeneidad en la reforma -tal como se interpretó la reforma gregoriana, la trentina y tantas otras en la H. de la Iglesia.
Aconsejo vivamente: http://dl.dropbox.com/u/23392118/NovaetVetera9%204Rhonheimer%20%28Religious%20freedom%29.pdf.