Si yo no he entendido mal a Ignacio de Marinis, y si Ignacio no ha entendido mal a Hegel, parece que Hegel dice que (mediaciones hermenéuticas……………….) un infinito limitado por lo que “no es” infinito, o sea lo finito, es contradictorio, y que por eso lo infinito abarca a lo finito. O sea, un in-finito que “no sea” lo finito es finito y por ende….
Muy importante objeción. Pero si Gadamer tiene razón, yo no puedo salir de mi horizonte para ubicarme en el horizonte de Hegel como si mi horizonte no existiera. Puedo, sí, intentar una fusión de horizontes (terminología de Gadamer); en mis términos, que ya agregan, “intersección de horizontes”.
Y mi horizonte es el de un judeo-cristiano que entiende al Dios de Israel como creador y al mundo como lo creado, y desde la síntesis razón-fe de Santo Tomás, Dios es infinito y el mundo es finito. Dios abarca al mundo, sí, pero no como siendo mundo, sino como causa del mundo, una causa que lo penetra, porque lo sostiene en su ser, pero no se confunde con lo creado.
Desde ese horizonte puedo entender que la objeción de Hegel nos pone en los límites del lenguaje (Wittgenstein). Desde Santo Tomás deducimos que hay una causa de lo finito que no puede ser ella misma finita, y entonces, vía negación, la llamamos in-finita. Pero no porque la conozcamos en su esencia, o no porque primero concibamos lo infinito y luego lo finito, sino porque la deducimos como lo no-finito. No la imaginamos, no la concebimos, la deducimos. Y ello abre el diálogo con toda la metafísica cristiana neoplatónica donde conocemos lo que Dios NO es pero no lo que es…. Pero Santo Tomás agrega también la vía de la eminencia. Porque retoma la vía de la participación. Dicho de manera menos técnica, lo finito se acerca a lo que es eminente. Por ejemplo, Marta Argerich toca Chopin de manera perfecta, eminente. Si yo fuera su alumno, yo podría acercarme asintóticamente a esa perfección sin alcanzarla nunca. Y, claro, Marta Argerich NO sería Gabriel. Pero ese no ser Gabriel no le quita nada a Marta de su perfección o eminencia….
El engaño, los nudos del lenguaje, se produce en nosotros porque nuestro lenguaje es finito. Para hablar de lo infinito debemos ser lacónicos y cuidadosos, casi como un ciego hablando de la luz. Nuestro lenguaje tiende a establecer dos clases: la clase de lo finito y la clase de lo infinito. Y claro, allí se arruinó todo (Santo Tomás y Hegel incluídos). O tendemos a imaginar algo así: lo finito, una línea en el medio y del otro lado lo infinito, que queda, claro, limitado, cortado por la mitad, o sea finito.
“Lo otro de lo finito”, o sea Dios, nos habla con analogías, con metáforas, con parábolas, con sombras que nuestro intelecto pueda comprender. Y la fides quarens intellectum busca la forma de hablar de Dios y entonces toma la analogía de Aristóteles y la aplica al horizonte judeo-cristiano. Eso es Santo Tomás. Pero, nada más :-). Ni nada menos. El lenguaje humano llega a su límite, y es el silencio la distancia entre ese límite y la comprensión de Dios.
Genial Gabriel, fue como una síntesis de mi año de Filosofía Medieval. Me hizo acordar al misterioso Juan Escoto Eriugena con su "teología positiva" y "teología negativa". Me encantó ese tema :)
ResponderEliminarSuludos!
Julia
"En la religión cristiana, Dios se ha revelado, esto es, ha dado a conocer a los hombres loque Él es; de suerte que ya no es un arcano ni un secreto. Con esta posibilidad de conocer a Dios se nos ha impuesto el deber de conocerlo, y la evolución del espíritu pensante, que ha partido de esta base, de la revelación de la esencia divina, debe, por fin, llegar a un buen término, aprehendiendo con el pensamiento lo que se presentó primero al sentimiento y a la representación. ¿Ha llegado el tiempode conocerlo? Ello depende necesariamente de que el fin último del mundo haya aparecido en la realidad de un modo consciente y universalmente válido. [Ahora bien, lo característico de la religión cristiana es que con ella ha llegado este tiempo. Este constituye la época absoluta en la historia universal. Ha sido revelada la naturaleza de Dios." Hegel; "Lecciones sobre la filosofía de la historia universal", pp. 54-55.
ResponderEliminar"Dios no quiere espíritus estrechos, ni cabezas vacías en sus hijos, sino que exige que se le conozca; quiere tener hijos cuyo espíritu sea pobre en sí, pero rico en el conocimiento de Él, y que pongan todo el valor en el conocimiento de Dios. Siendo la historia el desarrollo de la naturaleza divina en un elemento particular y determinado, no puede satisfacer ni haber en ella más que un conocimiento determinado.", p. 56.
Pensamientos lúcidos y escritos de manera sencilla para poder comprender a uno de los más grandes filósofos de la historia occidental.
Un abrazo!
R.P.
"...de suerte que ya no es un arcano ni un secreto".
ResponderEliminarMm !!!! Fuera de contexto, diría que de la Revelación, el buen Hegel no entendió lo esencial..............
Gabriel: "Siendo la historia el desarrollo de la naturaleza divina en un elemento particular y determinado, no puede satisfacer ni haber en ella más que un conocimiento determinado."
ResponderEliminarEsa sería la "revelación de Dios" para Hegel. Dios se va revelando al hombre históricamente. A medida que va desarrollándose la inteligencia (y el espíritu) humanos Dios se muestra racionalmente (en un sentido amplio). A su vez; la manifestación del espíritu divino coincide un el despliegue de la racionalidad y la libertad de los hombres. Por eso, para este autor, las culturas cristianas (Europeas) están más desarrolladas (aquí confluyen Filosofía, religión y arte) que las demás ya que solamente en el crsitianismo Dios ha dejado de ser un secreto.
Ok, esto es un Hegel muy sintético....(!)
Lo que yo destaco es la misión que él acentúa para el cristiano: es su deber desarrollar todo su inteligencia para generar sociedades más justas.
Hegel es hijo de la ilustración. Afirmar que hay algo de Dios que no se le puede revelar al hombre sería caer (para él) en el misterio. Misterio que estaría muy ligado al oscurantismo y atodo lo que ello conlleva: el autoristarismo despótico que atenta contra el progreso de la burguesía ascendente de su época. No nos olvidemos que todo lo real es racional, pero dicha racionalidad se va desarrollando con el tiempo. El tiempo es (creo yo) la idea clave en este autor.
Lo que explicás, Ricardo, confirmaría mis peores opiniones (espero que erróneas) sobre Hegel. Un racionalista penteísta sin conciencia de los límites de la razón.
ResponderEliminarEspero que no sea así.
Bueno Gabriel; creo que lo grandioso de Hegel es que es posible realizar varias interpretaciones de su obra.
ResponderEliminar¿Es pan-teísta? Mmm. Difícil contestarte. Al menos no lo es en un sentido tradicional.
Hegel es el primer filósofo (aunque en Kant, Fichte y Schelling esta cuestión también esta desarrollandosé) que le otorga un sentido profundo al tiempo. En este aspecto su racionalismo es relativo ya que es el "Espíritu Absoluto" el que va revelando la "vida divina".
¿Es inmanente? Sí y no. Ya que dicha inmanencia -precismante por la cuestión del tiempo- implica cierta trascendencia.
El Dios de Hegel requiere del hombre. Necesita de la transición de los pueblos para desplegarse. Pero, ¿Quién es el hombre?
Desde Hegel uno podría decir que el hombre se va haciendo a medida que Dios se revela y viceversa.
¿Cómo? ¿Dios requiere del hombre para ser...?
Claro, diría Hegel, en eso consiste su bondad divina hacia nosotros.
¿Acaso no murió Dios-Cristo por la redención de la humanidad?
Un abrazo.
R.P.