domingo, 6 de febrero de 2011

LIBERTAD, IGUALDAD, INTIMIDAD

INTRODUCCIÓN A MI LIBRO “LIBERTAD, IGUALDAD, INTIMIDAD” (Ediciones Cooperativas/Instituto Acton Argentina, Buenos Aires, 2010).

El presente libro es una colección de tres artículos donde esperamos haber aportado algo a tres debates internos dentro de la tradición libertaria y/o liberal clásica y, al mismo tiempo, reencaminar ciertas posiciones humanistas cristianas hacia el s. XXI. En ese sentido estos artículos podrían ser considerados como una continuación de mis ideas filosófico-políticas expresadas en El humanismo del futuro.

En el primer ensayo exponemos dos posiciones extremas respecto de la re-distribución de ingresos (Nozick y Rawls), ampliamente conocidas, por otra parte, para destacar la posición de Hayek como una superación de dicho debate. Es este tercer caso sintetizamos la visión evolutiva del derecho de propiedad en Hayek con la visión de Santo Tomás de la propiedad como precepto secundario de la ley natural, superando con ello los debates entre iustnaturalismo absoluto y utilitarismo clásico, al mismo tiempo que mostramos, tanto a libertarios como a partidarios de la Enseñanza Social de la Iglesia, que el debate entre intervención o no del gobierno en materia de re-distribución de ingresos ya no tiene razón de ser.

El segundo ensayo trata de incorporar, a la tradición liberal clásica, las críticas de la Escuela de Frankfurt a la razón instrumental, mostrando que las críticas de Feyerabend a la unión entre estado y ciencia, y las críticas de Hayek al constructivismo, son muy similares a las críticas a la razón instrumental, pero sin la visión marxista de la alienación. Creo que la tradición liberal clásica ha dialogado muy poco con la Escuela de Frankfurt, lo cual deja en extrema debilidad a los argumentos que prueben la eficiencia de la economía de mercado, cuando es esa misma noción “instrumental” de eficiencia lo que está precisamente en discusión. Al mismo tiempo les muestra a los pensadores cristianos que el mercado no está necesariamente relacionado con esa razón instrumental y que la noción de madurez de la hablaba Kant puede cristianizarse a través de una visión cristiana, a su vez, del pensamiento de Feyerabend. Esto es fundamental para una futura des-articulación de la tremenda máquina estatal en la cual se han convertido los bloques mundiales actuales, con sus organismos internacionales, que se han convertido en una verdadera dictadura de la tecnocracia más totalitaria, quitando todo espacio al orden espontáneo y al desarrollo de los espacios inter-personales e íntimos de libertad.
El tercer artículo trata de superar una dialéctica interna al liberalismo clásico y al pensamiento libertario y, como consecuencia, deja abierta otra vía de conciliación de dicha tradición con el humanismo cristiano y la Enseñanza Social Católica, donde la noción del “otro” es fundamental. Por un lado se explica la tradición más bien neokantiana presente en las argumentaciones políticas de Mill y Hayek, a lo cual se podrían agregar autores como Popper, Mises y por qué no Rawls. Todos ellos son escépticos sobre el derecho natural y generan una filosofía política donde el núcleo central es la no violación de derechos de terceros, dejando la esfera personal en una especie de indiferentismo moral. A eso se contrapone la visión Rothbard y libertaria de un derecho natural concebido como el derecho absoluto sobre la propia persona, de donde emerge el principio de no agresión (no invasión a la propia persona) como núcleo central de la ética y el pensamiento político. A pesar de sus profundas diferencias, ambos enfoques tienden a considerar toda preocupación “por el otro” como algo que conduce al estatismo, desconfiando en ese sentido de las preocupaciones cristianas por el prójimo y de los filósofos del diálogo donde “el otro” es lo fundamental.

Entonces propongo una fórmula que, por un lado, pueda fundamentar en un derecho natural escolástico el respeto típicamente liberal a los derechos individuales y a la típica no invasión de derechos de terceros, y, por el otro, tenga a la preocupación “por el otro” como una de las principales máximas éticas, no jurídicas, de la tradición iusnaturalista. Esa fórmula es el derecho de la intimidad, explicado como un principio cristiano de no agresión: dado que Dios es nuestro dueño, ningún ser humano es dueño de ningún otro ser humano, y por ello, debe respetarlo, no invadirlo, sin que ello signifique indiferencia ante el destino de su existencia. Esto es crucial para superar muchos issues actuales donde el debate pasa por si los gobiernos deben adoptar tal o cual legislación, pero a nadie se le ocurre que el problema consiste precisamente en suponer que los gobiernos deben legislar –en el sentido hayekiano del término- allí donde sencillamente se debe dejar espacio a la intimidad personal.

En última instancia, los tres ensayos apuntan a una desarticulación cristiana y liberal del abrumador estatismo mundial, que viola la dignidad natural de la persona amén de toda la indignante miseria que produce. Un futuro muy lejano, por cierto, o tal vez imposible no por sí mismo, sino por la peculiar tendencia humana hacia la autodestrucción. Una posibilidad ante la cual queda la oración, pero, por parte del filósofo, la palabra, las ideas, como única opción.


Junio de 2010.

3 comentarios:

  1. El primer ensayo y sobre todo el último me interesan. ¿Cómo puede un español hacerse con el libro? Algo me dice que las librerías españolas no dispondrán de ejemplares.

    ResponderEliminar
  2. Envíeme un correo a gabrielmises@yahoo.com y yo le envío la versión en word....

    ResponderEliminar
  3. Tendrías que escribir un libro en torno a las críticas que se le hacen al sistema global capitalista imperante, sobre todo desde los sectores de izquierda. Ese sistema, ¿es para vos capitalista? Porque finalmente no queda claro QUÉ el capitalismo, o mejor dicho; cuál es la diferencia entre el liberalismo que vos defendés y el sistema global (capitalista) vigante, que; al parecer, trae más problemas que soluciones.

    Un abrazo!
    R.P.

    ResponderEliminar