lunes, 26 de octubre de 2009

COLABORACIÓN DE ALEJANDRO SALA

¿Kirchner 2011? No es imposible pero sí difícil

Si las elecciones presidenciales de 2011 fueran hoy, Néstor Kirchner no tendría ninguna posibilidad de obtener la victoria. Julio Cobos o Carlos Reutemann podrían derrotarlo con claridad. No existen certezas, sin embargo, de que, dentro de dos años, la situación siga siendo la misma.

Después de la derrota en las elecciones legislativas del pasado 28 de junio, Kirchner puso en marcha un operativo tendiente a neutralizar los factores que pudieran impedirle obtener la victoria en las presidenciales de 2011. Hasta el momento, ese operativo marcha “sobre ruedas”. Si los acontecimientos continúan desarrollándose como en los últimos cuatro meses, Kirchner podría volcar la situación electoral en su favor y obtener la victoria en las próximas elecciones presidenciales. Hasta ahora, la oposición no ha logrado neutralizar el avance de Kirchner. La pregunta es: ¿lo logrará de aquí a 2011?

Una razón importante por la cual a la oposición le resulta difícil neutralizar la influencia de Kirchner es que Kirchner no tiene el menor escrúpulo en emplear los recursos del estado como si fueran propios para ponerlos al servicio de sus objetivos políticos. Kirchner ha montado un sistema de prebendas que sitúa a los políticos en una posición de extrema dependencia respecto de él mismo. De ese modo, premia a los aliados y castiga a los insubordinados. Así, Kirchner coopta voluntades políticas que serían proclives a tornarse opositoras y las hace influir a su favor. Kirchner utiliza ese peso político para instrumentar el sistema institucional en favor de sus planes. La estatización de las transmisiones televisivas de fútbol, la ley de medios, la posible intervención en la empresa Papel Prensa y el proyecto de reforma política son algunos de los mecanismos de esa estrategia. A fin de tener “fondos frescos” que le permitan solventar los pagos para cooptar voluntades en un contexto no muy favorable en términos económicos, el gobierno proyecta tomar fondos en los mercados internacionales de crédito. Y para dificultar aún más la gestión de la oposición, el gobierno ha organizado una suerte de “policía popular” integrada por piqueteros a sueldo que, cuando es necesario, apelan a la agresión física, como le ha sucedido recientemente al senador radical Gerardo Morales.

Por medio de todos estos recursos, Kirchner logra desmoralizar a la tropa de la oposición que, de ese modo, tiende a creer que no tiene sentido oponerse al kirchnerismo y que es más conveniente alinearse con el gobierno y obtener los beneficios que la prestación de ese apoyo proporciona.

La oposición no ha logrado, hasta el momento, gestar proyectos alternativos que tengan la suficiente capacidad de convocatoria como para movilizar al pueblo. Conviene señalar también, para dejar en claro el cuadro de situación, que ninguno de los líderes de la oposición ha sido cooptado por el kirchnerismo. Esto significa que los referentes de la oposición siguen nítidamente situados en una postura intransigente respecto del oficialismo. Los dirigentes que han sido absorbidos por el gobierno son figuras de tercera línea, sin ascendiente ni significación propia en el escenario político, aunque con peso cuantitativo en las decisiones concretas.

El problema, para los dirigentes de la oposición, radica en que no logran presentar ante el pueblo un proyecto lo suficientemente atractivo como para aparecer como alternativa al kirchnerismo. Y están además expuestos al riesgo de que, si sacan a relucir un proyecto de esas características, el kirchnerismo inmediatamente apela a los más sucios métodos para desacreditar a los opositores. Algo de esto le ha sucedido en estos días a Mauricio Macri, que había insinuado su intención de lanzar su candidatura presidencial en 2011 y quedó envuelto en un confuso episodio –montado, obviamente, por el gobierno nacional- relacionado con una supuesta práctica de espionaje por parte de un aspirante a ingresar a la Policía Metropolitana.

El kirchnerismo tiene la posibilidad de emplear todos esos métodos inmorales porque tiene a su disposición los recursos estatales. El problema, para el gobierno, es que, a medida que se aproxima el final de su mandato, su capacidad para coaccionar en base al empleo de los recursos estatales tiende a disminuir precisamente porque el plazo de su permanencia en el poder se acota. Al aproximarse el momento en que el kirchnerismo dejaría el poder, también deja de ser atractivo para otras corrientes políticas acordar con quien próximamente dejaría de estar en el gobierno y por lo tanto, de contar con recursos para comprar voluntades. Pero, simultáneamente, el kirchnerismo emplea esos recursos con el propósito de neutralizar la acción de los opositores y, de ese modo, ganar las elecciones y asegurar la continuidad del kirchnerismo en el poder. La cuestión que se plantea, en este contexto, es si el poder decreciente del kirchnerismo llegará a agotarse lo suficientemente rápido como para no dar tiempo a que el gobierno neutralice los factores que pueden impedirle ganar las elecciones. Por ejemplo, si el gobierno consigue controlar los medios periodísticos antes de la campaña electoral, tendrá muchas mayores chances de ganar las elecciones pero si no lo logra, sus posibilidades de obtener la victoria se reducirán. El paso del tiempo opera a favor de la oposición siempre y cuando el control del kirchnerismo sobre los factores institucionales no sea tan intenso como para impedir el desarrollo de los proyectos opositores.

La posibilidad de que el kirchnerismo gane las próximas elecciones es bastante compleja porque tiene en contra a toda la oposición, a todo el poder económico con el campo a la cabeza, a todos los medios periodísticos independientes, a la Iglesia y, principalmente, al pueblo. Con respecto a esto último, conviene tener en cuenta que en Argentina nadie, ni siquiera los militares, logró mantenerse en el poder en contra de la voluntad del pueblo.

Todos estos son los factores de los que depende que el kirchnerismo gane o no las próximas elecciones. Es legítima la hipótesis de que el poder real del kirchnerismo comenzará a desbarrancarse bastante rápidamente a partir del año próximo. A medida que se aproxime el fin de su mandato, la predisposición de los políticos a prestar apoyo al gobierno se irá debilitando y comenzará a ser más rentable políticamente estar en contra que a favor del gobierno. Al mismo tiempo, y también por estar acercándose al final de su mandato, la capacidad del gobierno para emplear los recursos del estado al servicio de sus planes políticos tenderá a decrecer precisamente porque habrá menos predisposición para aceptar propuestas emanadas de la Quinta de Olivos. Y por ese mismo motivo, los dirigentes opositores encontrarán mejores oportunidades para expresar sus propuestas y eso podría hacer surgir las principales candidaturas para las elecciones de 2011. En ese contexto, la capacidad del kirchnerismo para desacreditar a los opositores tenderá a disminuir. Por esta suma de factores, cabe ser prudentemente optimista respecto de que Kirchner no gane las elecciones de 2011. Esperemos que estas conjeturas se concreten porque si se prolongara el mandato kirchnerista más allá de 2011 el futuro del país sería muy desfavorable.

3 comentarios:

  1. Es un relato de lo que sucede visto desde la derecha diría Cristina .
    Pero todos estos diagnósticos ultracivilizados más propios de Suecia que de aquí son funcionales a K . No tienen en cuenta las dinámicas sociales ante sus nuevas pulsiones de robo . En junio del 2001 nadie pensaba que de la Rúa iba a caer . Antes que murieran los piqueteros nadie pensaba que Duhalde se iba a ir rápido . El interior de Argentina es una Caldera desde lo de la 125 y esto tiene la peligrosidad de una bomba no desactivada . No basta con oponerse a K. con las palabras , hay que hacerlo con hechos . M.S

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  2. Yo tengo miedo que el final sea repentino y sangriento.

    En particular por que la sociedad está dividida, y no se hace otra cosa que fomentar el odio y el resentimiento a una escala y con una determinanción nunca vista en este país ... estaba pensando en perón y aquello de ir a colgar opositores, pero éste en realidad había determinado muy bién a sus enemigos y en proporción eran pocos.

    Acá estamos hablando de una sociedad dividida en base a años de un trabajo muy minucioso, y no solo eso, de una sociedad donde una mitad basicamente compuesta de beneficiarios de planes sociales o lo que es lo mismo empleados públicos se la impele al odio a la otra parte de la sociedad, llámese a los trabajadores independientes, sea campo gente de clase media urbana etc.

    En este contexto y a resultado de las pasadas elecciones el gobienrno no hace mas que ponere mas duro y profundizar la división. Sigue sosteniendo a personajes salidos de las catacumbas del horror como D'elia o ahora esta siniestra mujer Milagro Sala.

    Como si esto fuera poco, estos personajes y sus grupos de choque están bien armados y determinados a lo que sea (Y cuando digo armados no me refiero a revólveres o pistolas, sino a armamento militar como lanzacohetes y fusiles que les llegan en los vuelos bolivarianos de esos que se reportan por toda latinoamerica).

    Lo peor de todo es que se están creando fuerzas que luego tomarán impulso por sí mismas y producirán un horroroso baño de sangre, sin que los creadores de este monstruo puedan hacer nada. Véanse las declaracions de esta señora Sala y se entenderá rápidamente de lo que hablo: Es puro indigenismo, y por lo tanto una prerrogativa étnica. Esto es muy peligroso, pero el Kirchnerismo parece no tener idea (o no importarle) el desastre al que está arrastrando a este país. Nadie parece tener el juicio necesario para hacerse una idea de las consecuencias de todo esto (vale decir que depués que pase todo esto va a haber que neutralizar esta amenaza, con su costo asociado en sangre)

    En fin, a veces creo que hay que pararlos a como de lugar y por los medios que sea.

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  3. Es indudable que se están incubando condiciones que eventualmente podrían derivar en un enfrentamiento armado. El interrogante que se plantea es si habrá modo de evitar que la situación se vaya de cauce antes de que sea demasiado tarde. Pero para eso, indudablemente, es necesario detener la maquinaria que Kirchner está montando. La duda que surge es si la sociedad tiene anticuerpos para desactivar la bomba que describe MS. Todavía estamos a tiempo de hacerlo en forma pacífica pero si esto no se empieza a concretar, la situación puede derivar, como dice Anónimo, en hechos sangrientos. Es preocupante todo lo que está pasando

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