domingo, 3 de mayo de 2009

LOS LÍMITES DEL LENGUAJE Y DEL DIÁLOGO

Toda mi vida he practicado el diálogo y he escrito sobre él. Bueno, he tenido mis malos días, como todos. Muchas veces no he dialogado cuando debía, muchas veces no he comprendido al otro, y, además, a veces he tenido que dejar de dialogar en defensa propia. Pero sin embargo puedo afirmar que el diálogo es uno de los ejes de mi existencia, muy criticado (o criticada) por aquellos que creen que diálogo es incompatible con la verdad.

Pero esta vivencia del diálogo me ha llevado, últimamente, a darme cuenta de sus límites. Cuidado, no es una renuncia ni una claudicación, casi al contrario, es una re-afirmación, porque no se puede practicar lo irreal.

Mis colegas, por ejemplo, tienen una fascinación por las notas al pie. No sólo porque eso les, nos, permiten publicar esas cosas en el publish or perish, sino porque creo que las suponen análogas a los datos de las ciencias naturales, que obviamente son también una ilusión. Creen que citado el texto, terminado el debate, “se demuestra lo que el autor quiere decir”, y el debate se hace peor si del otro lado hay otra ametralladora de citas y así ad infinitum. Por algo dijo Gadamer que las citas no prueban nada. ¿Quieren la cita? :-))

Tuve una experiencia especialmente delicada una vez que un discípulo brillante me preguntó algo, yo le respondí, y él me dijo que no le había respondido. Yo insistí: ya sé que no estás de acuerdo, pero te respondí. No, no le había respondido, porque no era la respuesta que él esperaba. Impresionante.

Hace poco me pidieron participar en un blog. No tenía muchas ganas pero lo hice, para defender a un amigo. Dije “tal cosa”, y que tal cosa estaba demostrada en mi tesis de doctorado, y obviamente invité a su lectura para que me pudieran refutar si querían. Pero no: mi contra-opinante sostuvo que yo no le había respondido, a lo cual yo respondí que sí, que había respondido, con la salvedad de que una tesis no se puede resumir en un blog. Al menos en mi humilde opinión. Pero obviamente del otro lado siguieron esperando que yo sintetizara toda mi tesis en 20 renglones, y que si no, “no respondía”.

O para dar otros ejemplos, esos debates interminables entre miembros del mismo paradigma. Como los tomistas que han debatido ad infinitum sobre el constitutivo formal de la sustancia, o los actuales austríacos que se siguen matando ad infinitum sobre 100% de reserva o sistema fraccionario. Y todo con acusaciones mutuas de heterodoxia, de “infidelidad” a un supuesto sistema de pensamiento o a un supuesto gran autor. ¿No será que no advierten que hay algo, complejo, que no puede ser “concluído” por una supuesta precisión de un humano discurso? ¿No será que hay un hablar de tal modo que dejemos siempre abiertas al infinito nuestras humanas y razonables certezas? ¿No será que ese infinito es Dios?

Y líbrate Dios de las llamas del infierno si llegas a decir que no puedes o no tienes tiempo o no te llegó el momento vital de leer a tal autor que, para el que te recomienda leerlo, es desde luego “el” autor. ¡Ah, es que estás cerrado a la verdad!!!!!!!!

Todas estas experiencias me han llevado a cierto escepticismo sobre las posibilidades del lenguaje, de los relatos, discursos y del diálogo, o mejor dicho, más que escepticismo, conciencia de sus límites. ¿Qué es un texto sin contexto? Ya sabemos que casi nada. ¿Y qué es el contexto? Es un misterio, tan fascinante como lapidario. ¿Qué es el contexto que lleva a la mutua comprensión? Es una mirada, es una escucha, es un abrazo, es un silencio, es una actitud, es transferencia, es cualquier cosa excepto un texto. Y lo mismo, todo ello, todo ello tan humano es lo que lleva a no comprenderse. Y no hay texto que lo resuelva.

Así que Wittgenstein tenía razón. De lo que no se puede hablar, mejor callar. O, mejor, hablar de otro modo. ¿De qué modo? No lo sé muy bien, o ya lo dije, o no vale la pena decir más. ¿Cómo puedo, además, seguir hablando de esto? ¿Qué texto puede suplir el contexto al que me refiero? Claro, cualquier cosa puede ser “texto”… Persona, acción…. ¿Acaso la creación no es el texto de Dios?

Dentro de poco, para que vean que no me he vuelto escéptico, saldrá un “texto” mío donde hablo de esas cosas que para los neopositivistas no tienen sentido. Pero no tendrá, esta vez, de mi parte, ninguna explicación del contexto para entender el texto. Hay mensajes muy importantes que están en el texto pero no están explícitos. Para los que quieran/puedan leer el contexto, toda aclaración será innecesaria. Para los que no, toda aclaración será insuficiente.

Yo, obviamente, seguiré hablando, pero el silencio, oh divino silencio, será insustituíble.

20 comentarios:

  1. Muy aplomado . Siempre el silencio generado es más importante que la palabra . Primero "escucha" el cuerpo y luego el alma . Hay que entrenar cada uno de los sentidos que nos permiten esta "escucha" .
    Un abrazo . M.S

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  2. Qué tal este artículo?
    http://www.voxfidei.com/articulos/2i02.asp
    Es durísimo con el liberalismo. Hay forma de retrucarle algo, desde una perspectiva católica, profesor?


    Ernesto

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  3. Ernesto, fíjese en
    http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti43.doc

    MS, gracias como siempre. Fijate que hubo pocos comentarios. Me deben haber notado poco dialogista.......... :-)))

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  4. Ernesto, esta era la dirección completa:

    http://www.institutoacton.com.ar/articulos/gzanotti/artzanotti43.doc

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  5. El "insustituible silencio" me recordó al Buda.

    Por más paralelismos que existan entre el cristianismo y el budismo, el asunto de acallar la mente sólo es posible a través del budismo.

    Los jesuitas, por ejemplo, hablan de "la meditación cristiana", que efectivamente es una especie de comunión íntima con Dios, pero ahí "hay" pensamiento, el pensamiento relacionado con la fe en Cristo. En cambio, en el budismo no hay ningún pensamiento o esfuerzo que sirva: todos estorban.

    Quizá, sólo en gente como Eckart o Antonhy de Mello he visto algo parecido al nirvana, referido con el nombre de "contemplación".

    Felicidades por el blog, maestro.

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  6. Es que todo lo humano es imperfecto, querido Gabriel, incluso la palabra dicha con la mejor intención. Texto, contexto, silencio, todo está marcado por la naturaleza quebrada del ser humano. Por eso, vivimos en el misterio. Por eso, tal vez solo desde la humildad podamos comprender un poco. Aún así también la búsqueda de la verdad es esencialmente humana y no se renuncia a ella sin renunciar a la propia condición. Somos como niños, tratando de encontrar a tientas algo que no sabemos bien qué es y que se nos escurre de las manos. Pero con la inocencia y sabiduría de ellos buscamos pese a todo. Y aunque no lo comprobemos, y a menudo ni lo sospechemos, estoy seguro que alguien muy superior a nosotros nos lleva de la mano, en silencio, a un lugar seguro. JMB

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  7. Gracias por tus palabras JM, me han hecho muy bien y además son muy importantes filosóficamente.

    Y respecto del otro tema, la cuestión no es,tal vez, acallar me mente, sino llenarla de Dios. Ese fue el mensaje de Sta Teresa, San Juan de la Cruz y Edith Stein.

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  8. Hola Gabriel, muy interesante lo que planteás. Haré una breve "confesión" filosófica que tiene que ver con mi modo de ser y mi manera de encarar los discursos existenciales y pensantes.

    Siento "alergia filosófica" por los tipos de discursos de los que emanan certezas. Esto me pasa tanto con los teístas, como con los ateos.

    Cuando los creyentes comienzan hablando de Dios, la "certeza" de la salvación, de su infinita bondad, etc., inmediatamente me pongo escéptico.

    Cuando los ateos me dicen seriamente que "se sabe" que Dios no existe (alegando razones positivistas, existencialistas, posmodernas, etc), surge en mi persona una fuerte necesidad de debatir esas argumentaciones señalándoles que existen posibilidades de trascendencia.

    Considero que la filosofía no puede partir "a priori" (en tanto filosofía) de ninguna de estas posturas extremas. En ese sentido (por lo poco que conozco) siento cierta afinidad con el budismo porque me parece una postura mucho más humilde y abierta.

    Partir del misterio que implica aquello que denominamos como realidad implica la necesidad de recorrer un camino cuyas palabras se van enhebrando a través de las conversaciones pensantes.

    Me parece que la "aventura filosófica", debe desconfiar de los discursos cerrados.

    Nuestro camino se realiza a través de nuestros proyectos, nuestros proyectos son genuinos cuando reconocen nuestra inherente finitud. Y una finitud asumida sabe que lo "dicho" siempre debe ser re-creado, que es provisorio y limitado.

    Un decir humanamente humilde sabe de los límites de su lenguaje, por eso el silencio es parte del mismo. Palabra y silencio, silencio y palabra son las que honran el misterio.

    Un abrazo

    R.P.

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  9. Ricardo , padecemos de la misma alergia . El mundo está tan lleno de fundamentalistas católicos , protestantes , musulmanes , etc , como de ateos sospechosamente confrontadores .
    En cambio si hubiera un fundamentalista agnóstico sería como un elefante volador , de existencia imaginaria o virtual , digna de un cuento de Borges .
    Cualquier filosofía que deja de cuestionarse corre el riesgo de convertirse en ideología .
    En cuanto al silencio humano , es muy difundida por estos lugares la idea que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice . Si hay algo difícil en este mundo es comunicar eficientemente con la palabra y saber callarse cuando corresponde .
    Especialmente desconfío de los fundamentalistas del diálogo y de la palabra , es decir aquellos que creen que con la palabra se come , se educa y también se cura.....
    Un abrazo . M.S

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  10. My dear MS, si te movieras en los ambientes que yo me muevo, los elefantes blancos a los que te referís te habrían abollado el auto más de una vez................... :-)))

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  11. Una cosa es que te abollen el auto y otra que te volteen un par de torres . Un abrazo . M.S

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  12. Lo que dije es que no veo a ningùn agnòstico estrellando edificios , poniendo bombas o ejerciendo pirotecnia verbal para defender su agnosticismo . Si lo hace no es en realidad agnòstico . Como no es catòlico aquel que acepta , por ejemplo , el aborto , aunque crea que lo es . Por lo tanto los elefantes que conociste probablemente no eran agnósticos . M.S

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  13. Ya que estamos en el tema, se me ocurre comentar lo siguiente: en este caso, yo tomo el término "agnóstico" como sinónimo de escéptico..., posiblemente hay diferencias entre ambas palabras, pero de momento parto del supuesto que significan lo mismo.

    En ese es el caso, creo que se pueden considerar dos clases de escepticismo (o agnosticismo) hoy en día. El primero sería el escepticismo "cauto" o "simpático". Es la posición de aquella persona que (existencialmente) considera que aquello que denominamos como "realidad" no se agota en el hombre, que no necesariamente estamos "sólos" en el universo y que pre-siente (y tal vez, comprende) una finalidad que rige los acontecimientos de las cosas. Este tipo de agnosticismo es "liberal", democrático, atento al decir de los demás, respetuoso de otras creencias, etc. Sabe que el conocimiento tiene un límite y que la verdad se "prueba" más por acciones que por palabras.

    El segundo tipo de escepticismo es un escepticismo "vacío", que le da todo lo mismo, que es "relativista" a ultranza y que, simplemente se desinteresa de las preguntas últimas. Ese tipo de escepticismo "gris", lo considero peligroso ya que es aliado del "sistema" vigente, es a su modo intolerante y proclive al consumismo. Es el "yo argentino" o el "salvese quien pueda" o el "dale que va", para utilizar términos telúricos. Es también el que afirma que la juventud es un desastre, que la religión no le interesa y cree que es "pragmático".

    No sé qué piensan los demás. Yo me inscribo en el primero y critico fuertemente el segundo por su desgano e impotencia.

    Posiblemente Gabriel se refería a ese escepticismo (o agnosticismo),de allí su comentario.

    M.S. Coincido que los fundamentalistas (teístas y ateos) son los grandes enemigos de la búsqueda de la verdad. De allí que utilizan la violencia. Ejemplos sobran: inquisición cristiana en la Edad Media, el tema de las Cruzadas y la justificación de la "guerra santa", el fundamentalismo en todas sus expresiones, por ej., el de las torres gemelas, etc), del lado ateo: campos stalinistas de concentración, lavado de cerebro a la gente joven, hipocresías de poder, etc.)

    Como fuere; una cosa es creer ( o no) en Dios y otra muy distinta es imponerlo ( o no).

    Saludos!!

    R.P.

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  14. Coincido Ricardo con tu diferenciación de los dos escepticismos . De todas formas el agnosticismo del que hablaba no puede reducirse ni siquiera a la primera forma del escepticismo que bien describís . El agnosticismo es una postura religiosa activa que requiere ejercicio intelectual y espiritual constante . Es la búsqueda de la verdad de Dios bajo parámetros de exigencia que van más allá de los modelos religiosos en los que fue educado el sujeto en cuestión . A esta situación se llega no abandonando nunca los "por qué" de la infancia . Como filósofo lo comprenderás . Pasa que cuando crecés te dás cuenta que hay realmente poca gente que sigue preguntándose constantemente los "por qué" . Prefieren en cambio que otros lo hagan por ellos , asimilarse a una estructura política o religiosa que los ampare , o si son más atrevidos obtener el poder para cambiar las reglas a su propia medida . Hay mucha gente que se dice agnóstica pero está sospechosamente empeñada en probar la no-existencia de Dios . No son agnósticos . Son personas que no están en paz con el Dios de su infancia ni consigo mismas . Negar a Dios es tan negativo como afirmarlo sin estar convencido . Esa es la "tensión religiosa del agnóstico" . Tensión que lo estimula a seguir la esperanzada búsqueda , que se convierte en la más interesante de las aventuras . M.S

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  15. Bueno amigos, la menor de mis intenciones fue introducir un debate sobre el agnosticismo. My buenos todos los aportes. Es un lujo un conjunto de amigos que semanalmente nos ayudemos a pensar...............

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  16. MS: " Negar a Dios es tan negativo como afirmarlo sin estar convencido."

    Coincido plenamente con esta frase. Sería interesante desplegar estas ideas, por ejmplo: ¿por qué se dan estas posturas extremas? o, ¿que tipo de convencimiento poseen nuestras sociedades actuales?.

    El tema me resulta apasionante, pienso (cuando me saque las 2345 cosas académicas que tengo pendientes...) armarme un blog e ir planteandolás.

    Gracias Gabriel; un gusto poder compartir cosas acá. Tené en cuenta estos temas, por ahí sería copado que los plantees.

    Un abrazo!

    R.P.

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  17. ¡Hola, Gabriel! Supe de tu blog por la última revista "Bienaventurados" que agarré de casualidá...
    Muy interesante este tema. Al respecto, me gusta una frase de Benedicto XVI en la Deus Caritas est, hablando de la Eucaristía... Allí dice, más o menos, que para poder ser dar vida, para poder ser "digerida", la Verdad se hizo alimento "como Amor". Es decir, que Quien es la Verdad y la Palabra y quiso "dialogar" tanto que "se hizo carne", nos enseña que la única manera de que nuestras palabras "edifiquen", "alimenten", "lleguen" es por medio del amor, que a veces debe estar dispuesto a que la mismísima Palabra se haga silencio, que la mismìsima Verdad sea crucificada...
    Un abrazo de un agradecido exalumnillo de la UNSTA

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  18. "...que a veces debe estar dispuesto a que la mismísima Palabra se haga silencio, que la mismìsima Verdad sea crucificada..."
    Cristian, gracias por este aporte. Me has ayudado mucho, eso condensa y explica muy bien lo que siento........
    Un abrazo enorme!!!!!!!!!!!

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  19. Estas preguntas me resultan muy importantes. Es bueno leerte, Gabriel.

    ¿No será que no advierten que hay algo, complejo, que no puede ser “concluído” por una supuesta precisión de un humano discurso? ¿No será que hay un hablar de tal modo que dejemos siempre abiertas al infinito nuestras humanas y razonables certezas? ¿No será que ese infinito es Dios?

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  20. Sólo se que no se nada. Ni siquiera se si se puede llegar a saber si existe Dios o no. Pero me gustaría creer.

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