domingo, 29 de abril de 2018

EL ABORTO Y LA LIBERTAD RELIGIOSA




Una cosa es debatir el tema del aborto con un libertario que sostenga que la madre tiene la libertad de abortar conforme al art. 19, esto es, como una acción privada que no violaría derechos de terceros, y allí el debate es entonces si el embrión es persona o no.

Pero otra cosa es debatir sobre una ley de derecho al aborto como servicio gratuito y obligatorio que todas las instituciones de salud, públicas o privadas, estarían obligadas a proveer, sin aceptar siquiera la objeción de conciencia de un profesional que se negara a practicarlo.

Esto último es claramente totalitario y arrastra una mentalidad estatista que se ha extendido en todo el mundo, a saber, que el estado tiene el derecho de imponer sus planes en materia de educación y salud, sin tener en cuenta la libertad de asociación, la libertad de pensamiento y la libertad religiosa que todos los seres humanos tienen por ser tales.

Esto implica también el olvido sistemático de la noción de derechos individuales, y especialmente el derecho a la libertad religiosa.

Traemos este tema a colación NO porque la oposición al aborto sea una cuestión exclusivamente religiosa, sino porque las comunidades religiosas tienen el derecho a tener instituciones propias según sus propia visión del mundo, y ese es un límite básico a la omnipotencia gubernamental, so pena de convertirse, el gobierno que viole ese derecho, en violatorio ipso facto de derechos humanos tan proclamados como violados.

Se ha olvidado en todo el mundo, incluso en los creyentes, qué significa el derecho a la libertad religiosa. Casi todos lo aceptan bajo el supuesto de que las religiones son creencias irrelevantes desde el punto de vista racional y social. Por ende, haz lo que quieras, total no importa nada de eso.

Wrong.

La libertad religiosa no se basa en que el contenido de las religiones sea irrelevante, irracional o arbitrario, sino en el derecho a la libertad de conciencia, esto es, a seguir las propias convicciones sean acertadas o erradas, en tanto no violen otros derechos de terceros.

Por ende los que así sostenemos la libertad religiosa lo hacemos con la convicción de que alguien, sobre la base de su religión o su agnosticismo, puede hacer algo malo o erróneo, o bueno y verdadero, siempre que ello entre en el artículo 19 de la Constitución.

Por ende todos los que tratan de imponer obligatoriamente su propia visión del mundo desde el gobierno, no tienen idea de lo que la libertad religiosa significa. Ellos piensan: en lo importante, gobierno; en lo irrelevante, libertad.

Los liberales clásicos pensamos, en cambio: en todo, importante o irrelevante, libertad, excepto que se viole el derecho a la vida, propiedad o demás derechos individuales. Y si hay un gobierno, no es para imponer por la fuerza lo que debería ser propuesto libremente a través de la libertad de expresión, religión, asociación, etc.

Por supuesto que si hay un gobierno, tiene que hacer opciones morales en su organización constitucional, y sus legislaciones pueden estar basadas en un ethos cultural no estatal, pero no por ello sus funcionarios tendrán el derecho de violar directamente las concepciones del mundo derivadas de la libertad religiosa.

Por ende los proyectos de aborto que lo sostienen como un servicio obligatorio para instituciones incluso privadas, son intrínsecamente totalitarios y signos lamentables de un autoritarismo cultural que se ha extendido en todo el mundo, bajo el totalitarismo cultural de lo políticamente correcto, y un pensamiento único que, como vemos, NO se ha superado aunque Hitler haya sido vencido o el Muro de Berlín haya caído. No, Occidente ya no es el mundo libre que alguna vez fue. Como dijimos el Domingo pasado, se ha convertido en el dominio totalitario de un pensamiento único frente al cual toda disidencia, como por ejemplo esta, queda sospechosa de nuevos delitos tales como discriminación, ofensa, discurso de odio, etc., nuevos delitos inventados para acabar lentamente –sin la ingenua crueldad de totalitarismos anteriores- con las verdaderas libertades individuales que fueron fruto del ethos judeocristiano.


La libertad ya no existe. Ahora, sólo resiste...

domingo, 22 de abril de 2018

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO A OFENDER.




La libertad de expresión viene mal. Tentados estamos de revisar su historia y sus ideas y venidas en Occidente, su cuna, pero no podemos en esta oportunidad. Como muestra de uno de los síntomas de su crisis, revisemos este caso en particular.

Ahora resulta que si alguien, respetuosamente, manifiesta su desacuerdo con la moralidad de la homosexualidad, o de la transexualidad, etc., los miembros del lobby LGBT se sienten “ofendidos” y acusan a los que así se manifiestan con de realizar “discursos del odio”, etc. Lo mismo con las feministas radicales, etc.

Particularmente delicado es el caso de la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica aprobado por JPII y aún no abrogado, que sostiene la inmoralidad de las relaciones homosexuales en sí mismas aunque advierte que no se debe juzgar la conciencia de nadie en particular.

Cualquiera puede decir que está en desacuerdo con ello, pero yo no me sentiré ofendido ni lo acusaré de “discurso de odio”.

El asunto que el lobby LGBT quiere hacer de eso un caso jurídico: quiere prohibir ese tipo de opiniones so pena de incurrir en el delito de discriminación, ofensa y discurso del odio.

Entonces una de las líneas de defensa, no de los católicos, pero sí de los que defienden una noción más amplia de la libertad de expresión, es que esta última incluye el “derecho a ofender” (como por ejemplo Jordan Peterson, https://www.youtube.com/watch?v=8NoIWqnogjc )

Pero allí estamos en un problema. Cuando sucedió lo de Charlie Hebdo, yo escribí un artículo llamado “yo soy el respeto”, (http://institutoacton.org/2015/01/13/yo-soy-el-respeto/) donde afirmaba que moralmente la libertad de expresión implica siempre el respeto hacia el otro.

Y ese es el punto: si alguien dice “no estoy de acuerdo moralmente con la homosexualidad”, NO está ofendiendo a nadie, y si alguien dice “no estoy de acuerdo, moralmente, con la concepción hetero-pratriarcal del Judeocristianismo” NO está ofendiendo a nadie tampoco. En todo caso, con respeto mutuo y conciencia histórica de las tradiciones diversas, pueden debatir libremente el punto sin que nadie deba sentirse “ofendido”.

Por lo tanto, si alguien se siente “ofendido” porque yo considere inmoral a X, la respuesta es: yo no te estoy ofendiendo, sino manifestando mi parecer moral sobre el punto, sin referirme a nadie en particular.

Moralmente, NO debemos ofender, esto es, faltar el respeto, burlarnos con desprecio, de nada ni de nadie.

En todo caso, aunque esto esté muy debatido, habría un delito de calumnias e injurias posterior a una publicación, donde, sin embargo, difícilmente entren los casos que preocupan al lobby LGBT. Porque las calumnias e injurias se refieren a una explícita mentira que afirma el delito de alguien en particular. NO cabe por ende allí una afirmación que afirme la inmoralidad de X como tema in abstracto y en sí mismo considerado.

Por ende, jurídicamente las cosas deben ser más precisas, y los tipos penales deben ser claros y distintos. Aunque con los legisladores y jueces que tenemos sea todo lo contrario, sin embargo debemos afirmar que un supuesto “delito de ofensa” entra en arbitrariedades imposibles de evitar.

En una sociedad libre, cada cual tiene derecho a afirmar su concepción del mundo “respetuosamente”.

Pero históricamente, vamos mal. El espíritu de la Primera Enmienda de los EEUU se ha perdido. Verdaderamente ya casi nadie respeta a nadie, verdaderamente todos se ofenden mutuamente porque es el paso previo a lo que casi todos quieren: ver preso al que piensa diferente, llamando “ofensa” a la diferencia. Estamos mal, muy mal. Ya casi no queda libertad de expresión, y menos aún libertad religiosa, para los casos importantes, esto es, allí donde los paradigmas son verdaderamente diferentes.

La socialdemocracia y la redistribución de ingresos no sólo ha derivado en una jaula de oro (que además no es de oro, sino de pobreza) donde las personas tienen todo, materialmente, como los esclavos en las granjas donde se los trataba bien: ahora, además, deben pensar como su amo, pero ese pensamiento único va descendiendo como un manto suave de pensamiento políticamente correcto, y a los que se salen se los va penando gradualmente, hasta que el pobre sapo en el agua hirviendo tenga su cerebro definitivamente muerto.


Algunos, por supuesto, nos resistiremos, pero ya no será el derecho a la Primera Enmienda de lo que fue una república liberal clásica, sino el derecho a la resistencia contra la opresión en la dictadura universal del pensamiento en la cual se está convirtiendo Occidente. Claro, Occidente no puede “convertirse” en eso, so pena de desaparecer.

miércoles, 18 de abril de 2018

LOS "AMIGOS" Y PUPILS-NAZIS

Yo no enseño para que otro copien mi recorrido, sino para que cada uno siga su camino. Pero he descubierto con tristeza, después de muchos años, a algunos muy enojados porque yo no copio el camino que ellos mismos recorrieron.
(Aclaración: NO responderé ningún comentario).

domingo, 15 de abril de 2018

EL PROBLEMA DE LA SUPUESTA REVOLUCIÓN EDUCATIVA ON LINE.




Que internet puede implicar grandes cambios en la forma de aprender, no hay duda. Sobre todo, ya es una revolución lo que ocurre en la educación informal no regulada por el estado, donde personas de cualquier edad aprenden lo que quieren y como quieren por medio de youtube, redes sociales, e-books, etc.

Pero no soy tan optimista respecto a la educación formal, porque me parece que hay una tendencia a copiar on line lo que es el aula NO on line.


Esto es, una estructura donde el supuesto profesor repite un paradigma, los alumnos reciben pasivamente la información y luego la tienen que repetir para obtener una nota.

Si ello se repite on line, estamos en el mismo problema. A lo sumo habrá menos costos de transporte, pero el problema educativo es el mismo.

El eje central de la transformación pedagógica (http://gzanotti.blogspot.com.ar/2008/11/i-have-dream.html ) debe ser una estructura donde el alumno trate de comprender por su cuenta el contenido de lo que YA está en diversas plataformas, papel o youtube, y el papel del profesor es tutorial: la clase se transforma ipso facto en clase de consulta. Donde el profesor es entonces profesor, esto es, algo adicional y específico a lo que ya estaba disponible. Allí el docente guía, interpreta, aconseja, con respecto a lo que alumno ya trató de comprender. El docente no repite información que ya estaba disponible, sino que guía su comprensión. Ello debe ser así para un sistema NO on line, y por ende TAMBIÉN para un sistema on line. Y en ese caso sí, el internet ayuda a que esas clases de consulta sean más dinámicas e interactivas con todo tipo de plataformas. SIN olvidar que el contacto personal con el docente que entonces es una guía, seguirá siendo indispensable.

Pero, a su vez, poco se logrará si no hay una transformación en la política educativa con respecto a la libertad de los sistemas de acreditación. Los títulos no deben ser fiscalizados por el estado, sino por el mercado. Si siguen siendo fiscalizados por el estado, entonces seguirá prohibiendo, como ya sucede, la validez de cursos on line para pasar a instancias superiores. (http://luiszanotti.com.ar/diversosmedios2.htm ). Y esto lo están sufriendo ya los sistemas de e-learning que tratan de competir con sistemas acreditados por el estado.

 Yo mismo he educado libremente a mucha gente que sencillamente ha “conversado” conmigo NO on line durante milenios, y yo mismo respondo, contesto, guío ON LINE a muchas personas que quieren aprender, de modo totalmente espontáneo e informal, pero luego esas mismas personas, que ya han aprendido mucho, tienen que perder tiempo en los sistemas formal y estatalmente acreditados, ya sea on line o no. NO hay una sociedad libre que reconozca los resultados pedagógicos concretos independientemente de los títulos estatales exigidos por la fatal arrogancia de los burócratas.


Por lo tanto, sin esas dos transformaciones, con on line y sin on line… Todo seguirá igual.

viernes, 13 de abril de 2018

58. ¿Too much?



58. Too much but…………………………

No lo puedo creer. 58. ¿Ya 58?

Mix feelings…………….. Aún tengo la mente en 1990 cuando defendí mi tesis sobre Mises y Santo Tomás. En cierto sentido, aún estoy allí. Pero por el otro lado…. Too much. Hay una sensación de………….. Ya está. Mi vida fue la que fue, con sus límites. Entiendo a Santo Tomás pero no a Hegel. Puedo enseñar filosofía pero tardé mil años en aprender cómo se escribe mi nombre. Aún no sé dónde queda la calle Ombú pero fui y volví del planeta Vulcano mil veces.

Pero no. No sé si mi vida ya fue o seguirá, tampoco sé bien lo que fue. Sólo sé que no me voy a detener. Seguiré enseñando filosofía, for ever. Seguiré molestando con Mises y Hayek, for ever. Seguiré viviendo con Santo Tomás, y también con mi esposa Marcela :-) , for ever. Seguiré haciendo mis chistes. Seguiré enfureciéndome con los maduros, los castros y todos los dictadorzuelos del mundo. Seguiré emocionándome con el himno de los EEUU. Seguiré pensando que Marx es marxista y que Hegel escribía con tres whiskys encima. Seguiré sin leer una línea de Nietzsche. Y al que no le guste, que no le guste.

Seguiré con el Aikido que hago mal y enamorado de Japón.

Seguiré con Star Trek y Woody Allen.

Seguiré estudiando Inglés y seguiré siendo un mal filósofo que no lee Alemán y cita a Hollywood para dar ejemplos de ontología. Seguiré dedicándome a autores menores como Popper y etc., que escriben con sujeto, verbo y predicado, y seguiré diciendo que sólo Dios sabé qué M quiso decir Heidegger.

Seguiré.

Finalmente, el único juez es Dios. Mientras tanto seguiré viviendo de la amistad de los amigos que me regalan su amistad sin juzgar. De los amigos que no se enojan porque yo no piense como ellos. De los amigos que no están prendiendo siempre la hoguera del auto de fe.

Seguiré hasta que Dios lo decida.


Mientras tanto, ¡live long and prosper!!!

domingo, 8 de abril de 2018

MIS LEMAS PEDAGÓGICOS, ULTIMO: EL QUE SABE, SE SACA 10; EL QUE NO…




“¿Sabés” para el examen?”

“Este sabe…”

Etc.

Estas expresiones circulan todo el tiempo en la educación formal positivista. Me hace acordar a la inolvidable autoridad que me llamaba para preguntarme qué quería decir tal o cual cosa en Latín. Mis respuestas lo desilusionaban. “Bueno, podría ser…. Pero también podría interpretare como… Bueno, ese término se ha traducido de diferentes maneras… Eh, podría ser esto pero no estoy seguro…”. Al final, espetó: “¿Pero usted sabe o no sabe Latín?”.

Genial. ¿Sabe o no sabe? Fue lo mismo –el lector no lo podrá creer- que me preguntó una voz mafiosa desde atrás, en Tribunales: “¿pero el testigo sabe o no sabe?”. Y quedó grabado por la que copiaba mi declaración: “de acuerdo al sistema gnoseológico utilizado en este tribunal, no sé”. Sucedió tal cual, en mi woodyallinezca existencia.

Saber es comprender. Saber es conocer el por qué, no el qué.  Saber es sabiduría. Saber es estar recorriendo para siempre Narnia, y no estar mirando el ropero. Eso es saber. Saber es conocer los límites del saber. Saber es saber los límites finitos del paradigma en medio del infinito del horizonte. Saber es saber que no sabemos nada en relación a Dios.

Pero eso, ¿quién puede evaluarlo? ¿Quién puede “medirlo”?

Ah, pero el “saber” positivista, es otra cosa. Un ladrillo de información que se graba en el pobre cerebro del alumno y que este tiene que luego repetir, expeler, expulsar, cual sistema excretor, cuya materia excretada queda luego, como los docentes lo saben, como apuntes tirados, libros revendidos, de los cuales el alumno se ha “liberado”…

Entonces sí, el que repite, el que hace el esfuerzo sincero de memorizar lo inentendible, y lo repiten, se sacan 10. Algunos, en cambio, entendieron. Comprendieron. Pero eso no se puede evaluar ni medir con una nota. De todos modos también tienen 10...

¿Y el que no? ¿Y el que “no sabe”, o sea, “no repite bien”, qué nota tiene?

Ah…


No, nothing written. Oral tradition… J

domingo, 1 de abril de 2018

MIS LEMAS PEDAGÓGICOS, CUATRO: CONMIGO NADIE MUERE.


Si, tal cual. Alumnos de 1er. año o gente del doctorado, todos me preguntan que cómo va a ser el examen, la bibliografía obligatoria, etc….

Y todos se me quedan mirando como al que tiene el poder, como el que puede aplazarlos si no dicen lo memorizado, si no leen lo que NO quieren, si no caminan con las manos cuando yo lo indico, etc.

Y entonces les digo: conmigo nadie muere.

Y me miran, curiosos, tratando de entender qué será eso.

¿Y qué tiene que tengan que estudiar y mucho, me dirá alguien? ¿Qué tiene que ver eso con “morir”?

Nada, literalmente, la mayor de los casos.

¿Pero qué tiene que ver con aprender?

Nada, tampoco, la mayoría de los casos, excepto los que estudian solos y luego dicen “en el colegio me fue muy bien” J.

A efectos de mis exámenes, sólo un par de tonterías son necesarias; a efectos de la sabiduría, todo es insuficiente.

Pero yo no puedo evaluar la sabiduría, ni creo que alguien pueda.

No sé qué hubiera sido de mí si yo hubiera tenido que enseñar esas materias “filtro” de carreras tradicionales, como matemática en Ingeniería, Anatomía en Medicina, y esas cosas.

No sé, creo que esas carreras tradicionales están mal planteadas, pero en fin, eso es para algunos siglos adelante.

Yo no soy filtro. Yo no selecciono gente. Yo educo. O sea, hago vivir. O sea, no doy miedo. O sea, le muestro a cada uno lo que vale. O sea, espero. O sea, escucho. O sea, los pongo en camino, pero caminan ellos. O sea, cada uno es más importante que el sistema. Cada caso es único. La Constitución Federal es lo único que no admite excepciones. Mi clase es otra cosa. Es un mundo a parte. El aula estorba, sólo sirve para que comiencen.

¿Y cómo haces con el que se sienta en tu examen y “no sabe nada”?

¿No saber nada? Eso es imposible.


¿No saber nada de lo que vio conmigo? Ah, ese es un especialista, un campeón, un maestro de los maestros….