domingo, 23 de noviembre de 2014

INCONSISTENCIAS E INCONSISTENCIAS (Sobre el extremo apriorismo de Rothbard).

Nicolás Cachanosky y yo hemos dicho que Rothbard es inconsistente sobre el tema de su extremo apriorismo y las hipótesis auxiliares. Por un lado critica a Machlup por la importancia que este último les da, pero por el otro lado él mismo las acepta[1]. ¿Entonces?

El punto central de esta pequeña aclaración o in-sistencia en nuestro punto es justificar nuestra “acusación de inconsistencia”. ¿Acaso no hemos “perdonado” las inconsistencias o “tensiones” en tantos autores? Yo mismo he dicho que Mises y Popper presentan ambivalencias en sus escritos[2] y sin embargo he defendido el núcleo central de su pensamiento (la praxeología en el primero y el método conjetural en el segundo). Entonces, ¿por qué no puedo pasar por alto este tema en Rothbard?

Precisamente, porque esta inconsistencia es el núcleo central de su extremo apriorismo. Este último, según el mismo Rothbard, tiene las siguientes cuatro características: 1) el axioma fundamental y las premisas de la economía son absolutamente verdaderos; 2) los teoremas y conclusiones deducidos por las leyes de la lógica a partir de esos postulados son por tanto absolutamente verdaderos; 3) en consecuencia, no hay necesidad de testeo empírico, ni de las premisas ni de las conclusiones; 4) los teoremas deducidos no podrían ser testeados, aun cuando ello fuera deseable.

Por un lado Rothbard tiene razón en varias cosas. Es verdad que el axioma praxeológico central es verdadero en el sentido de “no hipotético”, a pesar de que el Lunes pasado aclaré en Rosario que la palabra “absoluta” es innecesaria y confusa. Pero no insistiré en eso, remito a la ponencia[3].

Segundo, es verdad que lo deducido lógicamente a partir de un axioma verdadero es verdadero también (si no hay un error lógico). Es verdad por ende que no hay necesidad de testeo empírico, y es verdad que los teoremas deducidos no pueden ser testeados, pero no por lo que Rothbard cree.

El punto en debate ya no es reconocer que el mismo Mises afirma claramente que para pasar de la praxeología a la cataláctica son necesarias una serie de “condiciones del mundo real”, que no son per se deducibles de la praxeología. O sea, el paso de 1 a 2 no es tan fácil. Rothbard enumera esas “XX” (por “XX” entendemos: NO deducibles de la praxeología) auxiliares. Como enumerábamos ya en 1989[4], son: a) la variedad de recursos y, entonces, cuestiones tales como 1a división del trabajo, el mercado, etc.;  c) que se practique cambio indirecto (lo cual implica, reconoce Rothbard, la aplicación del análisis para casos en los que este postulado esté presente) y d) el deseo de maximización de beneficios monetarios.

Pero si para pasar de 1 a 2 se necesitan a, b, c y d, ¿de dónde saca Rothbard que los teoremas de la economía son “absolutamente” verdaderos? Esa verdad está mediada por la verdad de las 4 XX auxiliares. En la lógica axiomática-deductiva, los teoremas no son derivados “absolutamente” de los axiomas SI en el medio de axiomas y teoremas debemos colocar XX “auxiliares” NO deducibles de los axiomas. Luego el “absolutamente” cae. ¿Por qué llamar a esta apriorismo “extremo”? ¿Por qué fustigar a Machlup por haber afirmado lo mismo? ¿Por qué colocar a Mises en esa posición? ¿Por qué los Rothbard-boy se pasan la vida criticando a Hayek cuando este último no hizo más que especificar claramente que hay XX auxiliares y que una de ellas es la capacidad de aprendizaje? ¿Por qué seguir ignorando que en el cap. 15 de La Acción Humana, cuando Mises habla de competencia, cita Individualism and Economic Order de Hayek[5]?

En consecuencia, mal que le pese a Rothbard, tal vez no haya necesidad o posibilidad de testeo empírico (ahora veremos esa cuestión) pero es obvio que los teoremas de la cataláctica arrastran el carácter “NO necesario” de los XX auxiliares y por ende son NO necesarios y por lo tanto lejos están de ser “absolutos”. Ello no quiere decir que sean falsos, si, como dijimos en Rosario[6], adoptamos una fundamentación filosófica adecuada de la capacidad de alertness empresarial, sin por ello dar “necesidad ontológica” a la cuestión.

Y con respecto al testeo empírico, Rothbard hereda un problema misiano: dejarle el tema al neopositivismo y al inductivismo. Claro que, después de Popper, el “testeo empírico” como “hechos sin teoría” es IMPOSIBLE, tanto en ciencias naturales como en sociales. La “base empírica” está cargada de teoría; luego se interpreta a través de la teoría (Cap. V de la Lógica de la Investigación Científica, 1934: han pasado años…………….) igual que una situación histórica compleja se interpreta a partir de la teoría (Mises, La Acción Humana, cap, 2, como P. Boettke explícitamente recuerda[7]). Por ende, ambas ciencias ni falsean ni verifican necesariamente; sólo “ilustran” la teoría con casos concretos, casos concretos que no pueden falsar absolutamente por la tesis Duhem. Y eso es precisamente lo que Machlup dice.

Por eso decimos que hay inconsistencias e inconsistencias. Esta inconsistencia de Rothbard es el eje central de su extremo apriorismo, y en ella se han formado generaciones de austríacos que han alejado a la Escuela Austríaca ya no sólo del mainstream, sino de cualquiera que esté al tanto de la epistemología actual. Es una lástima la falta de formación epistemológica de algunos (por suerte no todos, especialmente los formados en Lavoie) economistas y pensadores austríacos. Guiados por lamentables prejuicios negativos, dejan de lado a Popper, Lakatos, Kuhn y Feyerabend, con lo cual NO se dan cuenta de que siguen hablando –como muchos otros- de temas como testeo empírico y etc. como si estuvieran en 1920 o, peor, como si aún el problema fuera la comprensión versus las ciencias naturales; como si la historia de la epistemología no existiera después de Dilthey. Luego, por esta ignorancia, vienen las acusaciones de “escuela austríaca heterodoxa” si uno ha tenido el pecado de comer la manzanita y leer a Hayek, Machlup o Lachmann.

Esta situación, si no cambia, es un grave impedimento para la supervivencia académica de la Escuela Austríaca.



[2] Conocimiento e información, Unión Editorial, Madrid, 2011.
[4] En la primera versión de “Caminos Abiertos”, de 1989, publicada ahora como Caminos abiertos, un análisis filosófico de la historia de la epistemología de la economía, desde fines del s. XIX hasta 1982. Unión Editorial, Madrid, 2013.

[5] La nota es la nro. 15.
[7] En “Von Mises, Ludwig”, voz de The Handbook of Economic Methodology, Elgar, 1998.

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