domingo, 23 de noviembre de 2014

INCONSISTENCIAS E INCONSISTENCIAS (Sobre el extremo apriorismo de Rothbard).

Nicolás Cachanosky y yo hemos dicho que Rothbard es inconsistente sobre el tema de su extremo apriorismo y las hipótesis auxiliares. Por un lado critica a Machlup por la importancia que este último les da, pero por el otro lado él mismo las acepta[1]. ¿Entonces?

El punto central de esta pequeña aclaración o in-sistencia en nuestro punto es justificar nuestra “acusación de inconsistencia”. ¿Acaso no hemos “perdonado” las inconsistencias o “tensiones” en tantos autores? Yo mismo he dicho que Mises y Popper presentan ambivalencias en sus escritos[2] y sin embargo he defendido el núcleo central de su pensamiento (la praxeología en el primero y el método conjetural en el segundo). Entonces, ¿por qué no puedo pasar por alto este tema en Rothbard?

Precisamente, porque esta inconsistencia es el núcleo central de su extremo apriorismo. Este último, según el mismo Rothbard, tiene las siguientes cuatro características: 1) el axioma fundamental y las premisas de la economía son absolutamente verdaderos; 2) los teoremas y conclusiones deducidos por las leyes de la lógica a partir de esos postulados son por tanto absolutamente verdaderos; 3) en consecuencia, no hay necesidad de testeo empírico, ni de las premisas ni de las conclusiones; 4) los teoremas deducidos no podrían ser testeados, aun cuando ello fuera deseable.

Por un lado Rothbard tiene razón en varias cosas. Es verdad que el axioma praxeológico central es verdadero en el sentido de “no hipotético”, a pesar de que el Lunes pasado aclaré en Rosario que la palabra “absoluta” es innecesaria y confusa. Pero no insistiré en eso, remito a la ponencia[3].

Segundo, es verdad que lo deducido lógicamente a partir de un axioma verdadero es verdadero también (si no hay un error lógico). Es verdad por ende que no hay necesidad de testeo empírico, y es verdad que los teoremas deducidos no pueden ser testeados, pero no por lo que Rothbard cree.

El punto en debate ya no es reconocer que el mismo Mises afirma claramente que para pasar de la praxeología a la cataláctica son necesarias una serie de “condiciones del mundo real”, que no son per se deducibles de la praxeología. O sea, el paso de 1 a 2 no es tan fácil. Rothbard enumera esas “XX” (por “XX” entendemos: NO deducibles de la praxeología) auxiliares. Como enumerábamos ya en 1989[4], son: a) la variedad de recursos y, entonces, cuestiones tales como 1a división del trabajo, el mercado, etc.;  c) que se practique cambio indirecto (lo cual implica, reconoce Rothbard, la aplicación del análisis para casos en los que este postulado esté presente) y d) el deseo de maximización de beneficios monetarios.

Pero si para pasar de 1 a 2 se necesitan a, b, c y d, ¿de dónde saca Rothbard que los teoremas de la economía son “absolutamente” verdaderos? Esa verdad está mediada por la verdad de las 4 XX auxiliares. En la lógica axiomática-deductiva, los teoremas no son derivados “absolutamente” de los axiomas SI en el medio de axiomas y teoremas debemos colocar XX “auxiliares” NO deducibles de los axiomas. Luego el “absolutamente” cae. ¿Por qué llamar a esta apriorismo “extremo”? ¿Por qué fustigar a Machlup por haber afirmado lo mismo? ¿Por qué colocar a Mises en esa posición? ¿Por qué los Rothbard-boy se pasan la vida criticando a Hayek cuando este último no hizo más que especificar claramente que hay XX auxiliares y que una de ellas es la capacidad de aprendizaje? ¿Por qué seguir ignorando que en el cap. 15 de La Acción Humana, cuando Mises habla de competencia, cita Individualism and Economic Order de Hayek[5]?

En consecuencia, mal que le pese a Rothbard, tal vez no haya necesidad o posibilidad de testeo empírico (ahora veremos esa cuestión) pero es obvio que los teoremas de la cataláctica arrastran el carácter “NO necesario” de los XX auxiliares y por ende son NO necesarios y por lo tanto lejos están de ser “absolutos”. Ello no quiere decir que sean falsos, si, como dijimos en Rosario[6], adoptamos una fundamentación filosófica adecuada de la capacidad de alertness empresarial, sin por ello dar “necesidad ontológica” a la cuestión.

Y con respecto al testeo empírico, Rothbard hereda un problema misiano: dejarle el tema al neopositivismo y al inductivismo. Claro que, después de Popper, el “testeo empírico” como “hechos sin teoría” es IMPOSIBLE, tanto en ciencias naturales como en sociales. La “base empírica” está cargada de teoría; luego se interpreta a través de la teoría (Cap. V de la Lógica de la Investigación Científica, 1934: han pasado años…………….) igual que una situación histórica compleja se interpreta a partir de la teoría (Mises, La Acción Humana, cap, 2, como P. Boettke explícitamente recuerda[7]). Por ende, ambas ciencias ni falsean ni verifican necesariamente; sólo “ilustran” la teoría con casos concretos, casos concretos que no pueden falsar absolutamente por la tesis Duhem. Y eso es precisamente lo que Machlup dice.

Por eso decimos que hay inconsistencias e inconsistencias. Esta inconsistencia de Rothbard es el eje central de su extremo apriorismo, y en ella se han formado generaciones de austríacos que han alejado a la Escuela Austríaca ya no sólo del mainstream, sino de cualquiera que esté al tanto de la epistemología actual. Es una lástima la falta de formación epistemológica de algunos (por suerte no todos, especialmente los formados en Lavoie) economistas y pensadores austríacos. Guiados por lamentables prejuicios negativos, dejan de lado a Popper, Lakatos, Kuhn y Feyerabend, con lo cual NO se dan cuenta de que siguen hablando –como muchos otros- de temas como testeo empírico y etc. como si estuvieran en 1920 o, peor, como si aún el problema fuera la comprensión versus las ciencias naturales; como si la historia de la epistemología no existiera después de Dilthey. Luego, por esta ignorancia, vienen las acusaciones de “escuela austríaca heterodoxa” si uno ha tenido el pecado de comer la manzanita y leer a Hayek, Machlup o Lachmann.

Esta situación, si no cambia, es un grave impedimento para la supervivencia académica de la Escuela Austríaca.



[2] Conocimiento e información, Unión Editorial, Madrid, 2011.
[4] En la primera versión de “Caminos Abiertos”, de 1989, publicada ahora como Caminos abiertos, un análisis filosófico de la historia de la epistemología de la economía, desde fines del s. XIX hasta 1982. Unión Editorial, Madrid, 2013.

[5] La nota es la nro. 15.
[7] En “Von Mises, Ludwig”, voz de The Handbook of Economic Methodology, Elgar, 1998.

domingo, 16 de noviembre de 2014

"SOBRE LA VUELTA A LOS 70", 11 AÑOS DESPUÉS. ¿HA PERDIDO ACTUALIDAD?





SOBRE LA “VUELTA” A LOS 70.

Por Gabriel J. Zanotti

Para la Fundación Atlas

Buenos Aires, Septiembre de 2003.

-         “Sobre la “vuelta” a los 70”, en Fundación Atlas, el 5-9-2003. Reproducido en Infobae el 24-9-2003.



Se habla mucho hoy en Argentina de “una vuelta a los 70”, y en cierto modo es positivo que algunos tomen al apelativo “marxismo” como una descalificación de la cual hay que defenderse. Pero el marxismo no es algo que se pueda usar como un descalificativo, ni tampoco como una forma de pensamiento concientemente asumida de modo muy complicado. El marxismo, en muchas latitudes, es, en un sentido ortegiano, una “creencia” cultural, en la cual se “habita” con toda naturalidad. Y Argentina no sólo no es una excepción sino uno de los mejores ejemplos.

¿Pero por qué una ideología puede ser tan potente como para transformarse casi en un suelo cultural?
Yo creo que detrás de todo esto se esconde el poder, el asombroso poder, de algo muy humano: el pensamiento, el gran ordenador de lo más inexpugnable que tenemos en nuestras manos. Filosofías, paradigmas, ciencias, ideologías: todas ellas tienen una fuerza y una capacidad de supervivencia que van más allá de lo que podemos predecir en un momento presente.

El ser humano no se maneja con supuestos hechos donde el ser humano no aparezca. No hay teorías versus hechos, no hay Quijotes versus Sanchos. Hay teorías y teorías: mejores, peores, verdaderas, falsas, confusas, nobles, no tan nobles, o inmorales y violentas. Pero todos somos quijotes que avanzamos contra nuestros molinos de viento. Sancho no era un hecho sin teoría, la advertencia del noble escudero no fue el hecho de que no fueran gigantes, sino la humana advertencia de otra teoría, a saber, que eran molinos, que no fue refutada ni siquiera por la feroz voltereta de Don Quijote, que re-interpreta el “hecho” diciendo que Frestón lo ha engañado.......

Ello no es malo. Al contrario, es muy bueno, cuando, retrospectivamente, la teoría se ha acercado a la verdad, y el loco de entonces quedó como el héroe. Fue muy bueno cuando Galileo defendió sus molinos de viento, cuando Moisés guiaba a su pueblo a la tierra prometida, cuando Adams, Madison y Jay vislumbraron la más importante de las repúblicas.

El marxismo es –y no nos queremos convencer de ello- una teoría poderosa. No fue refutada en absoluto porque en las naciones capitalistas –según nuestros propios presupuestos- el nivel de vida haya aumentado, o porque no se haya producido en ellas la revolución. Una teoría es poderosa cuando, desde su núcleo, explica aquello que aparentemente la refuta. Y las explicaciones del marxismo no se hicieron esperar. En esos años 70, en esos años 70 tan comentados últimamente, la teoría de la dependencia y del deterioro de los términos de intercambio explicó perfectamente la supuesta refutación. Las naciones capitalistas tienen más riqueza porque, en estrictos términos marxistas, han explotado a las naciones periféricas. La plus-valía del capitalista contra el obrero, se expandió entonces a naciones contra naciones, al norte contra el sur. La estructura dialéctica-conflictual del marxismo logró una vez más interpretar al mundo. Desde esa perspectiva se explica la visión de aquellos que en esos años, en nuestro país, tomaron el camino de la violencia, que para ellos era simplemente un derecho a la resistencia a la opresión capitalista, cuyo poder político –el estado como dominio de la clase dominante: Marx 101- estaba representado por las clases oligárquicas unidas al poder económico y militar. Tómese la teoría de la resistencia a la opresión, la teoría de la guerra justa, la teoría de la plus-valía, la dependencia y la explotación capitalista y el resultado no era sino obvio, un resultado que pasó de la explotación a la explosión, la explosión de la violencia vista e interpretada coherentemente como una justa guerra revolucionaria. Por eso muchos de ellos, presentes hoy en el actual gobierno, no han cambiado de ningún modo su modo de pensar. Siguen pensando que en su momento lo que hicieron estaba bien; ahora, simplemente, las circunstancias han cambiado y la estrategia de “lucha” pasa a ser MERCOSUR contra el NAFTA (excepto los chilenos que, pobrecitos, han metido su cabeza en las fauces del monstruo capitalista). No se puede negar que deponer las armas siempre es positivo. Esperemos simplemente que las circunstancias no cambien de vuelta.

Frente a todo ello, no nos asombremos más por el apoyo, por ejemplo, a Fidel Castro,  obvio líder y héroe de la lucha de América Latina contra la explotación capitalista. No nos asombremos de que, desde esa perspectiva, todo se le justifique y se le disculpe.  Hagamos otra cosa: profundicemos el estudio de la teoría alternativa. Si queremos recurrir a supuestos hechos, datos, cifras y demás juguetes como estrategia dialéctica, ok, pero el tiempo intelectual que perdemos en ello no se recupera. Lo que debemos hacer es hacer lo que siempre hemos hecho, y se verá por qué estamos utilizando el plural retórico. Profundicemos, estudiemos y expliquemos una de las teorías alternativas que más le puede hacer frente al marxismo, una teoría tan poderosa y explicativa como Marx. Y eso se llama, sencillamente, Escuela Austríaca de Economía. La teoría de la explotación marxista fue refutada estrictamente, en tres volúmenes, por E. Von Bohn Bawerk en su tratado Capital e Interés, cuya primera edición fue de 1884. La teoría de la dependencia se refuta ipso facto cuando se ve que la teoría del capital de la escuela austríaca es, al mismo tiempo, una teoría del desarrollo, desarrollo que, contrariamente a lo que Marx sostiene, implica un aumento progresivo del salario real, merced al aumento de la productividad marginal del trabajo, noción que él jamás pudo entender. En cuyo caso, además, la mono-exportación de productos agrícolas y la importación de productos manufacturados es un efecto, y no la causa, del subdesarrollo y la pobreza, causados estos, a su vez, por el intervencionismo y la socialización de los medios de producción. Socialismo que, como opción económico-teorètica fue refutada por Mises en su libro El Socialismo, del 1922. Todo ello sistematizado de vuelta por Mises en su tratado de economía, la Acción Humana, en 1949. Pero, como ya dije otra vez, los primeros en desconocer y-o desmerecer estos autores no son los castros y sus imitadores y admiradores, sino los técnicos y asesores de los supuestamente pro-capitalistas FMI y Bancos Centrales, organismos cuya incompatibilidad con el mercado libre fue claramente expuesta por Mises en sus libros Liberalismo, de 1927, y el ya nombrado La Acción Humana de 1949.

Solamente esta literatura puede proteger a una mente idealista de la tentación de violencia, no porque se pase al cinismo ni a una supuesta madurez sin corazón, sino porque se pasa a otro tipo de idealismo, que al autor de estas líneas practica desde los 13 años: la convicción profunda de que la economía de mercado elimina la pobreza, la miseria, la desnutrición, el analfabetismo, y es condición necesaria, aunque no sea suficiente, de la paz, la estabilidad institucional y un mundo donde la vida personal no dependa de caprichos y locuras de dictadores, demagogos, partidos, partiduchos y dictadorzuelos.


No nos asombremos más por la “vuelta” a los 70. De los 70, sencillamente, no hemos salido. En los 70, sencillamente, estamos. Sólo otro mundo teorético es capaz de ver al capitalismo como la alternativa frente a un niño revolviendo la basura.

domingo, 9 de noviembre de 2014

SOBRE EL PERONISMO: HAY QUE PENSAR TODO ESTO

(De mi blog de este Jueves pasado).

“…..Con respecto al peronismo, creo que puedo sacarme un 10 en el anti-peronis-copio. “…Vuelvo a insistir en que pocas veces se repara en el drama cultural que esto significa. Es como si en Italia existiera aún un partido mussoliniano, en Alemania un partido Nazi o en España un partido franquista, y como si los demás partidos hubieran copiado sus costumbres. Europa sería hoy lo que era en el 30. Así de simple. Que en Argentina exista, con toda su fuerza política, un partido “peronista”; que muchas y cultas personas se digan peronistas, que estudien y digan practicar la “doctrina” del “líder desaparecido”, que aún canten su adulona, grotesca y promarxista cancioncita (la “marcha peronista”) es una muestra del drama al que me estoy refiriendo y parte de la explicación de la “natural” decadencia argentina”Lo escribí, lo afirmé, lo firmé. Pero, precisamente por ello, el peronismo no es una etapa: es un horizonte cultural. Etapa fue el nazismo en Alemania: se terminó. Pero NO el peronismo. Por eso, si los liberales no queremos ser constructivistas, hay que recordar que Hayek habla de evolución de tradiciones, no de re-voluciones. Los liberales somos a veces tan racionalistas que pensamos que lo asombroso es el peronismo. No, es el revés, lo asombroso, ya lo dijo Ortega, es el surgimiento del liberalismo como una anomalía de generosidad en una hobbesiana historia humana. En metafísica, la pregunta es por qué el ser y no la nada; en ciencias naturales, la pregunta es por qué el orden y no la entropía; en ciencias sociales, la pregunta es por qué la coordinación y no la mayor dispersión de conocimiento; y en política, la pregunta es por qué la libertad y no la tiranía. Los liberales nos seguimos asombrando ante el peronismo como si la pregunta fuera por qué Hobbes y no la libertad, cuando el peronismo no es sino una de las tantas manifestaciones hobbesianas de una naturaleza humana cruel y dominante. Ante ello, el asombro es el liberalismo como contrapeso de la historia de la crueldad. La Declaración de Independencia de los EEUU no es lo obvio, es el milagro.

No sé, entonces, si los liberales no seguimos siendo ingenuamente constructivistas y autoritarios como para seguir proscribiendo por ley que se hable de Perón (la supina ingenuidad de la Revolución Libertadora), con otros métodos, por supuesto. Debemos estar atentos a que el peronismo, como horizonte cultural, sólo puede evolucionar, no desaparecer. En ese sentido, tampoco debemos condenar a priori un ala liberal del peronismo, sea como fuere que pudiera surgir. Al contrario, si ello no surge, la Argentina no tiene salida. Y no es contradictoria un ala liberal del peronismo como no es contradictorio que un mamífero haya evolucionado a partir de un renacuajo. Es un largo proceso, sí.”


jueves, 6 de noviembre de 2014

LIBERALES: DEJEN DE PELEARSE PLEASE II


A ver. Algunas aclaraciones, a pesar de la sabia advertencia de Alejandro Sala.

Yo NO dije que había que infiltrarse en los demás partidos, y menos aún dije que “sobre todo” en el peronismo, para llegar al Congreso. Dije que por favor dejaran de criticar al camino que cada uno elige. Eso es diferente. O sea, mi propuesta de “dejen de palearse” INCLUYE el camino de Agustín Etchebarne, o la nueva UCEDE, o una alianza de partidos liberales, o lo que fuere, al mismo tiempo que INCLUYE también respetar el camino de alguien que considere bien estar en algún partido político tradicional. Lo cual NO incluye, y aclaro el punto a la queridísima Ana Caprav, traicionar los ideales o camuflarse. No, estoy pensando en que si alguien quiere formar parte de un partido político considerado “no liberal”, tiene todo el derecho a tratar de armar allí el ala liberal del partido. Cómo hacerlo, o si le va a salir bien o no, no era tema de mi artículo, sino NO criticarlo a priori, y por eso di el ejemplo de Pedrito Benegas, a quien siempre defendí ANTES de que muriera, como defiendo a todos. Porque NO estoy diciendo cuál estrategia es la mejor, ni estoy diciendo qué camino es el mejor: estoy diciendo precisamente que con respecto a las estrategias y caminos prácticos, los liberales podemos tener opiniones diferentes y que debemos RESPETAR esos caminos sin poner palos en la rueda al otro, ni excomulgarlo en nombre de un liberalómetro que, como dije, académicamente no existe.

De allí sí puede surgir un resultado: que nos encontremos luego en el Congreso, habiendo respetado el camino de cada uno, y que allí sí, naturalmente, formaremos un bloque. Supongamos que, en un universo paralelo (tema que viene de la física cuántica y no es para lelos J ) llegáramos al Congreso Pedrito, Agustín, yo, etc., todos por caminos y partidos diferentes. ¿Acaso no formaríamos naturalmente una alianza? La cual no sería fruto de una táctica, una negociación, un frío cálculo, una racionalidad instrumental, sino de habernos respetado, de haber mantenido nuestra amistad, por la amistad misma, no por cálculo porque entonces no es amistad. Y entonces sí, como consecuencia no intentada de no tener estrategias, sino respeto y comprensión, surgirá la mejor estrategia. El Evangelio vive en todo. Quien quiera tener estrategias las perderá y el que quiera no tenerlas, la encontrará.

Con respecto al peronismo, creo que puedo sacarme un 10 en el anti-peronis-copio. “…Vuelvo a insistir en que pocas veces se repara en el drama cultural que esto significa. Es como si en Italia existiera aún un partido mussoliniano, en Alemania un partido Nazi o en España un partido franquista, y como si los demás partidos hubieran copiado sus costumbres. Europa sería hoy lo que era en el 30. Así de simple. Que en Argentina exista, con toda su fuerza política, un partido “peronista”; que muchas y cultas personas se digan peronistas, que estudien y digan practicar la “doctrina” del “líder desaparecido”, que aún canten su adulona, grotesca y promarxista cancioncita (la “marcha peronista”) es una muestra del drama al que me estoy refiriendo y parte de la explicación de la “natural” decadencia argentina” Lo escribí, lo afirmé, lo firmé. Pero, precisamente por ello, el peronismo no es una etapa: es un horizonte cultural. Etapa fue el nazismo en Alemania: se terminó. Pero NO el peronismo. Por eso, si los liberales no queremos ser constructivistas, hay que recordar que Hayek habla de evolución de tradiciones, no de re-voluciones. Los liberales somos a veces tan racionalistas que pensamos que lo asombroso es el peronismo. No, es el revés, lo asombroso, ya lo dijo Ortega, es el surgimiento del liberalismo como una anomalía de generosidad en una hobbesiana historia humana. En metafísica, la pregunta es por qué el ser y no la nada; en ciencias naturales, la pregunta es por qué el orden y no la entropía; en ciencias sociales, la pregunta es por qué la coordinación y no la mayor dispersión de conocimiento; y en política, la pregunta es por qué la libertad y no la tiranía. Los liberales nos seguimos asombrando ante el peronismo como si la pregunta fuera por qué Hobbes y no la libertad, cuando el peronismo no es sino una de las tantas manifestaciones hobbesianas de una naturaleza humana cruel y dominante. Ante ello, el asombro es el liberalismo como contrapeso de la historia de la crueldad. La Declaración de Independencia de los EEUU no es lo obvio, es el milagro.

No sé, entonces, si los liberales no seguimos siendo ingenuamente constructivistas y autoritarios como para seguir proscribiendo por ley que se hable de Perón (la supina ingenuidad de la Revolución Libertadora), con otros métodos, por supuesto. Debemos estar atentos a que el peronismo, como horizonte cultural, sólo puede evolucionar, no desaparecer. En ese sentido, tampoco debemos condenar a priori un ala liberal del peronismo, sea como fuere que pudiera surgir. Al contrario, si ello no surge, la Argentina no tiene salida. Y no es contradictoria un ala liberal del peronismo como no es contradictorio que un mamífero haya evolucionado a partir de un renacuajo. Es un largo proceso, sí.

Por lo demás no comprendo muy bien cuando se afirma que lo que yo propongo ya fracasó. Primero porque, como aclaré, no es una propuesta, una estrategia, es simplemente una petición de que por favor dejen de matarse. No veo cómo algo así haya fracasado alguna vez. Por lo demás no creo que el problema del liberalismo en Argentina sea que los liberales se hayan metido mucho en política o en diversos partidos tradicionales; lo que hicieron fue encapsularse en lo académico (¿y vos?, me dirán algunos) vituperando “lo” político como intrínsecamente perverso, o influidos por algunos pensadores libertarios han considerado pecado el solo hecho de formar parte de un gobierno, colocándose en una posición anti-sistema peligrosamente violenta y revolucionaria. O se han encapsulado en mini-partidos sin ninguna chance con un discurso racionalista ingenuo. Han tratado de formar alianzas mil veces y mil veces han fracaso al pelearse todos entre ellos. Lo viví, lo ví. Nunca me voy a olvidar de un enternecedor partido, competidor de la UCEDE en su momento, que se dividió y murió porque sus miembros comenzaron a pelearse sobre si patrón oro “o” eliminación del curso forzoso….

¿Y yo? Yo no me dediqué a la política por el mismo motivo por el cual no soy contador: porque para muchas cosas soy un imbécil, pero ello no quiere decir que ser político, contador, médico o equilibrista esté mal….

Y yendo a la UCEDE, no fueron los liberales del ESEADE (estoy hablando de 1991) los que se metieron con Menem. Fue un error de Alvaro Alsogaray padre que por lo demás hay que ver con mucha comprensión y perdón (una persona que, insultada al máximo por casi todos, era tratada con respeto y consideración por primera vez en la Argentina: pónganse en su lugar). Pero no fue esa, precisamente, la constante del liberalismo argentino. Sí lo fue, en cambio, meterse hasta la médula con gobiernos militares. Al menos Alvaro Alsogaray tuvo el tino de estar en desacuerdo con el golpe del 76 y si colaboró fue con un gobierno democrático (donde no tuvo por lo demás ningún puesto rentado).

Me asombró, para ir terminando, que alguien me diga que si los republicanos no se hubieran “peleado” entre sí, no hubieran ganado en las elecciones de este Martes. Como si se pudiera comparar EEUU con Argentina. Claro que los republicanos van a internas, tienen debates públicos y luego eligen su candidato. Nosotros la única interna que tenemos es la excomunión mutua y la erección de quiosquitos políticos UNI-personales gobernados, por supuesto, por el dios de turno en cuestión.

Por ende, lo que estoy diciendo es: respeten el camino de cada uno. No se condenen. Compréndanse, sepan tolerarse, sonreír, tomar un café. Debatir, sí, pero con respeto, sin excomuniones. Esa amistad no estratégica es la única estrategia.


Bien. Hasta aquí llegué. Un III no habrá. Buenas peleas; perdón, buenas noches a todos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

LIBERALES, DEJEN DE PELEARSE PLEASE!!!!!!!!!!!!!!!!


En Argentina hay buena calidad –no cantidad- de liberales clásicos y libertarios bien formados académicamente, en las diversas variantes de autores –y no hago una lista para que no se arme un primer problema-. En general son muy buenos especialistas y-o divulgadores. Algunos de ellos, sin embargo, tiene la costumbre de competir por “el liberal del mes”: espejito espejito, ¿quién es “el más liberal” de todos? Error académico en primer lugar: no hay un autor llamado “liberal” ni debe haber un séquito de seguidores que compitan por la recta interpretación del pontífice en cuestión. Y si yo, por ejemplo, estoy convencido de que Mises es un buen autor, no es correcto andar descalificando a los que no piensen lo mismo: en todo caso, si así lo pienso, debo dar argumentos sobre mi posición, y al mismo tiempo estar abierto a que otros pueden darme buenos argumentos, sobre otros autores, que no he tenido en cuenta.

Cuando los liberales pasan al ámbito político, la cosa es peor. Allí será imposible la existencia de un “partido liberal” que trate de implantar una “ortodoxia” que ni siquiera existe en el ámbito académico. Yo mismo participé en su momento en el partido liberal libertario, como modo de “instalar” temas, pero sabía que, si el partido crecía, los debates internos iban a ser inevitables y NO porque hubiera “traidores a la doctrina revelada” sino porque sencillamente hay visiones distintas dentro del liberalismo clásico y-o libertarianismo y está bien que así sea.

Pero, en segundo lugar, lo que habitualmente sucede y está sucediendo, es que algunos liberales se ubican dentro de partidos políticos ya existentes y entonces otros liberales les dicen sencillamente de todo, por una especie de “pecado” de “juntarse con los impuros”: comienzan peleas e insultos, con la insólita pretensión, además, de conocer las intenciones últimas de todos; se pierden amistades, y cada liberal termina haciendo de sí “la única alternativa” que evitará el desastre……………

Se han intentado alianzas entre diversos liberales, con vistas a una elección futura. Tampoco es viable. Cada uno tiene su circunstancia personal, sus razonables lealtades, sus razonables ambiciones, sus obvios desacuerdos prácticos, etc., y la cosa no funciona. Pero aún en el utópico caso de que fuera posible, el insólito optimismo de que una alianza así se pudiera presentar en el 2015 y ganar las elecciones o un espacio político importante es, por decir lo mínimo, enternecedor. Yo también tengo mis anhelos, por ejemplo, que alguna vez habrá tele-transportación y cosas por el estilo, y les aseguro que ello es mucho más realista.

Me asombra además la facilidad y el ímpetu cuasi-religioso con los cuales los liberales juzgan a los demás. Digo pseudo-religioso porque el religioso auténtico no juzga las conciencias. ¿Quiénes se creen que son? Cada uno tiene su circunstancia, su propio juicio prudencial, y aún en el caso de que pensemos que alguien ha cometido un error “político”, hay que decirlo con respeto y sin presuponer la supuesta “maldad” del otro. Me acuerdo bien cómo lo defendí, tantas veces, al santo de Pedrito Benegas, ANTES de que muriera, de tener derecho a su opción personal a formal el ala liberal del Pro. NO porque yo considerara que la opción iba a tener resultado, sino por el respeto al camino de cada uno.

Liberales, déjense de….  pelear. Si alguien quiere meterse en el Pro, en el radicalismo, con Carrió, con corrí, en el unen o separen, cada uno sabrá por qué: respetemos esas decisiones. Y si alguien quiere meterse en el kirchnerismo y jugar al infiltrado, que se divierta y que sobreviva :-) La cuestión es llegar al Congreso. ESA es le cuestión. Y no pianten votos, please, con un candidato a presidente. La cuestión es el Congreso. Una vez allí, entonces es el lugar para la verdadera alianza. Allí todos, sea de donde fuere que hayan venido, harán un bloque, instalarán temas, votarán como corresponde, etc.: ESA es la alianza.

La circunstancia es delicada. Pies en La Tierra, please.