domingo, 17 de junio de 2012

LA TERMINAL, LA SENCILLEZ DE LA VIDA Y LA MONSTRUOSIDAD DEL ESTADO

La Terminal es una conmovedora película, cuya historia imaginaria (pero simbólica) es la de Viktor Navorski, un ciudadano de un ficticio país de la Europa del Este, que simplemente quiere regalar a su padre algo firmado por un famoso músico de jazz de New York, para lo cual sencillamente intenta ir a esa ciudad, obtener la preciada firma y volver.
Pero Víctor se encuentra con que su visa ha sido cancelada por un golpe de estado en su país y que por ende no puede ni entrar a los EEUU ni tampoco está ahora claro de qué país es ciudadano.
Víctor se encuentra así con lo que todos nos encontramos habitualmente: los gobiernos y sus regulaciones, creadas por personas que creen que son necesarias y con ellas controlan las vidas de los demás.
El encargado de hacer cumplir esas reglamentaciones, esa pobre existencia in-auténtica que se toma en serio su papel de carcelero, es Frank Dixon, jefe del aeropuerto. Se toma muy en serio lo suyo y no sabe qué hacer con un Víctor que, al igual que un Sócrates moderno, va a beber la cicuta del estado nación moderno sin desobedecerlo.


Víctor traba amistad con gente sencilla que trabaja en ese aeropuerto, cumpliendo diversos roles dentro de esa maraña de reglamentos, pero cuya vida pasa por otro lado.Enrique trabaja en aduanas pero su vida para  por su amor por la agente Torres, que es la que pone los sellos de visado.Es muy amigo de Joe, un afroamericano que trabaja con él, y de Gupta, un hindú cuya vida ha sido difícil, no molesta a nadie y vive de la tolerancia que "el régimen" tiene para con él, porque podría deportarlo.
Todos ellos viven sus vidas, que no pasan por los reglamentos estatales. Pasan por la amistad, el amor, el trabajo. En el fondo no creen en absoluto en las reglas que Frank cree absolutas, pero no lo saben. No hacen teoría contra ellas, como yo, sino que viven sus vidas "a pesar" de ellas. 
El caso más conmovedor es el de Cliff, otro habitante de un país imaginario que pretende pasar por New York en un vuelo en tránsito hacia Canadá para ayudar a su padre, que está enfermo, llevándole remedios. Qué pretensión. Qué insulto a la racionalidad instrumental y al gran rey estado-nación. Cliff no sabe que para llevar remedios hasta Canadá hay que completar una serie de papeles que él, obviamente, no tiene. Pero Cliff, el supuestamente ignorante ante el sabio estado, insiste, porque pretende -qué horror- ayudar a su padre. Cliff representa a la verdadera víctima contemporánea, el verdadero explotado que Marx no vio. Al ser humano honesto y sencillo, pisoteado por las pretensiones de otros seres humanos que se arrogan el derecho de decirle qué hacer con su vida, con sus viajes, con su dinero, con sus remedios, con su ir, venir, pasear y trabajar. Cliff se arrodilla, implora, ruega y llora ante Frank y ante la vista de todos, que esperan ver lo que ahora el nuevo déspota hará con su dedo, si hacia arriba o hacia abajo, cual romano emperador del nuevo circo racional del iluminismo. El dedo se inclina para abajo pero allí Víctor interviene: hace decir a Cliff que en realidad esas drogas no eran para su padre, sino para vacas, en cuya caso pueden pasar. El emperador Frank deja a Cliff con sus ahora drogas para vacas, pero repentinamente toda su furia se dirige hacia Víctor, al cual grita y empuja ante una fotocopiadora sacando copias de su mano pecadora contra el estado. Pero -oh casualidad- delante de un supervisor, un superior de la burocracia estatal que ha venido a ver la eficiencia del aeropuerto. El supervisor reta a Frank, diciéndole que a las reglas hay que agregar la compasión. Pero, en realidad, Frank es coherente, el supervisor es un bondadoso incoherente. Esas reglas no tienen compasión. La compasión es abolirlas. 


Víctor se convirtió en un héroe por ello, y todos los empleados del aeropuerto, desde el personal de  limpieza hasta gente que trabajaba en los negocios de comidas, pusieron la mano fotocopiada por el implacable Ftank en todos lados, como un símbolo de libertad. Gente sencilla, que no sólo no había leído a Hayek, sino que tampoco lo entenderían. Pero intuyeron algo: que Cliff había podido salvar a su padre gracias a Víctor. Claro, seguramente Víctor quedó muy antipático para las empresas farmacéuticas norteamericanas que lograron esa reglamentación por parte del nuevo Al Capone, esto es, el gobierno. Esas empresas sí que no habían leído a Hayek.
Mientras tanto la vida sigue. Enrique se casa con Torres, Gupta y Joe ayudan a Víctor para que conquiste el corazón de Amalia, una bella azafata. Eso no sale pero el que sale, finalmente, es Víctor, que por la ayuda de los mismos policías -protagonistas sin saberlo del derecho a la resistencia a la opresión- logra entrar a la ciudad de Nueva York, obtener su firma y volver. Algo simple y bello, un amor hacia su padre, como la sencillez de los primeros cristianos que sólo pedían honrar a Dios. Pero los gobiernos no entienden esas cosas. Ellos están para controlar, porque  lo contrario sería el des-control. No, es al revés, son esos millones de Franks los que están sueltos, des-ordenando el orden humilde y sencillo de las vidas de los demás.


La Terminal, sin que se haya advertido mucho, desnuda la ridiculez de las legislaciones gubernamentales a las cuales nos vemos sometidos a diario. Denuncia su ridiculez, su crueldad, sus nuevas y más refinadas formas de Gestapo y de SS. 
La próxima vez que pase por un aeropuerto voy a llevar un libro de Ludwig von Mises conmigo. Ningún aparatito va a sonar, ninguna lucecita se va a prender, no se acercarán policías, perros, ni la CIA ni el FBI, ni tampoco Gullermo Moreno ni la guardia pretoriana de Cristina Kirchner. Qué bien. Hasta ahora, hasta ahora......... No se han dado cuenta.

30 comentarios:

Alejandro Sala dijo...

La descripción está buenísima pero has logrado que definitivamente no tenga ganas de ir a ver esa película... Es demasiado opresiva

Anónimo dijo...

Gabriel, es una situación tan común que nos parece que así son las cosas y que no podrían ser de otra forma. Gracias a la distancia teórica podemos ver-pensar que otra forma de vivir es posible...

Salvando las diferencias, me hiciste acordar de una canción de Manu Chao

http://www.youtube.com/watch?v=5JGTgUqxj9w

Abrazo.

Anónimo dijo...

El video original de la canción:

http://www.youtube.com/watch?v=0TamvrMZl4g&feature=related

Anónimo dijo...

Gabriel: Recuerdo que cuando se estrenó la película, se decía que se había basado, si bien, no totalmente, en un caso real y que el protagonista nunca pudo entrar a los Estados Unidos. Besos. Hilda

Anónimo dijo...

¿Y cual sería, Gabriel, el modelo de organización social alternativo al del estado? F.P.

Gabriel Zanotti dijo...

Un liberalismo clásico lo más cercano a un libertarianismo. Sería como recorrer un camino desde Hayek, pasando por Mises, hasta Rothbard, evolutivamente, donde ni siquiera haya estado liberal clásico. A Mises y Rothbard los tenés en www.mises.org, donde te sorprenderán las críticas libertarias al estado norteamericano actual.

Anónimo dijo...

Que querés que te diga, Gabriel: El anarcocapitalismo me parece un delirio tan pintoresco como el comunismo. Mas allá del modelo ideal, tenés la realidad: la URSS en su momento como expresión de uno, Somalia ahora como expresión del otro. No digo que esos modelos ideales sean imposibles, guarda. Pero si creo que necesitan de un modelo de sociedad radicalmente distinto al que conocemos hoy. La sociedad tiene que cambiar primero.

Gabriel Zanotti dijo...

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151578572764240&set=a.363032684239.157611.32785124239&type=1&theater

Anónimo dijo...

Eh... no lo entendí. Sin estado... ¿cómo asegurás una robusta defensa nacional? Y lo de "giving generously to help those in need" como característica de la derecha... es un chiste, no? F.P.

Gabriel Zanotti dijo...

Creo que esto te va a ser más digerible:

http://www.institutoacton.com.ar/oldsite/articulos/gzanotti/artzanotti91.pdf

Por lo de "giving......" se refiere a donar de los propios recursos y no de la coacción del estado vía impuestos.

Gabriel Zanotti dijo...

Por lo demás, los libertarios NO se ubican a sí mismos en "la derecha".............

Anónimo dijo...

Yo creo que la gran contradicción de los libertarios, cuando censuran el papael intervencionista del estado en temas como la educación, la salud, incluso el cobro de impuestos, está justamente en desconocer que muchos individuos no son libres de optar. Si el estado no brindara educación y salud gratuitas, mucha gente se vería imposibilitada de acceder a cualquier educación o cualquier asistencia médica. No porque no quisieran, sino porque querrían y no podrían pagarla. Con lo cual esa libertad ficticia, esa "libertad individual" quedaría coaxionada por otro poder que no es el del estado: el poder del dinero, que además es inapelable. No, gracias, me quedo con el estado, que por otro lado no te obliga a utilizar los servicios de salud si no querés (respetando tu libertad de opción), y si la educación es obligatoria es para respetar el acceso de los niños a la misma y que nadie decida por ellos no bridársela.

Gabriel Zanotti dijo...

Una primera pregunta al último comentario: ¿quién es el ser humano superior que decide quiénes son los seres humanos que no son libres de optar?

Una segunda pregunta: ¿por qué cree que los servicios estatales no tienen costo?

Anónimo dijo...

Primera pregunta: ¿No son libres de optar? ¿Optar entre qué y qué? Ahora, si a lo que vos te referís es que los humanos no pueden hacer lo que se les de la gana por culpa del estado, para mi eso es erróneo: reglas hay en todos lados. A diferencia de los ámbitos privados, donde ese "ser humano superior" que decide es el dueño, y la decisión es inapelable, en el caso del estado la gente puede expresar disconformidad mediante el voto y cambiar de gobierno si esa disconformidad es mayoritaria.

Pregunta dos: ¿quien dijo que no tienen costo? (¿?)

Gabriel Zanotti dijo...

Si suponés la teoría de la explotación marxista, claro que en el mercado no tendrías libertad de opción. Pero dicha teoría fue refutada por la teoría subjetiva del valor en Menger, por la teoría del capital e interés en Bohm Bawerk y por la crítica de Mises al socialismo en 1922. Ahora la pregunta es, ¿estás abierto a la lectura de esos textos?

Anónimo dijo...

Esta no es una cuestión de marxismo sí o marxismo no, es una cuestión de realismo, de cómo atender necesidades que son reales. Primero hay que definir si te interesa atenderlas. Si te da lo mismo que tu prójimo se muera de hambre, o no tenga acceso a la salud, seguridad, justicia y educación, es una cosa. Algunos reconocen sin problemas que el prójimo le interesa muy poco, o consideran que si una persona pasa penurias es porque se lo merece por vago o inutil, en fín. Por supuesto, no se trata de ayudar a nadie de prepo: si te tienen que hacer una transfusión de sangre y no te la querés hacer (como el caso del testigo de Jeová), por mi no te la hagas, que tanta vuelta júridica. Lo terrible es: te la tenés que hacer, vos te la querés hacer, pero no tenés con qué pagarla. Obviamente, no es lo mismo un tipo que sufre porque no puede comer que otro que sufre porque no puede tener el último celular con camarita 360º. Y conste que te creo que el segundo sufra (volvemos a Freud?), pero en todo caso, es una decisión de la sociedad elegir cuales son aquellas necesidades que considera importantes para proveerle a quienes la integran. Si la sociedad en su mayoría se pusiera de acuerdo en que, en vez de brindar salud, el estado debiera brindar celulares gratuitos última generación... y bueno, qué se le va hacer. Siempre te queda la opción de irte a vivir a otro país...

Anónimo dijo...

ah! y Socialisnmo de Mises lo leí. F.P.!

Gabriel Zanotti dijo...

Esta no es una cuestión de marxismo sí o marxismo no, es una cuestión de realismo, de cómo atender necesidades que son reales. Primero hay que definir si te interesa atenderlas.

¿Por qué presuponer que el partidario de la economìa de mercado NO está interesado en eso? La sola pregunta denota un prejuicio negativo que precisamente viene del marxismo.....


Si te da lo mismo que tu prójimo se muera de hambre, o no tenga acceso a la salud, seguridad, justicia y educación, es una cosa. Algunos reconocen sin problemas que el prójimo le interesa muy poco, o consideran que si una persona pasa penurias es porque se lo merece por vago o inutil, en fín.

No es mi caso precisamente, pero no sé cuánto me conocés para confiar en mi............

Por supuesto, no se trata de ayudar a nadie de prepo: si te tienen que hacer una transfusión de sangre y no te la querés hacer (como el caso del testigo de Jeová), por mi no te la hagas, que tanta vuelta júridica. Lo terrible es: te la tenés que hacer, vos te la querés hacer, pero no tenés con qué pagarla.

Bien, yo creo que la intervención del gobierno va a dejar a casi todos en la pobreza........


Obviamente, no es lo mismo un tipo que sufre porque no puede comer que otro que sufre porque no puede tener el último celular con camarita 360º. Y conste que te creo que el segundo sufra (volvemos a Freud?), pero en todo caso, es una decisión de la sociedad elegir cuales son aquellas necesidades que considera importantes para proveerle a quienes la integran. Si la sociedad en su mayoría se pusiera de acuerdo en que, en vez de brindar salud, el estado debiera brindar celulares gratuitos última generación... y bueno, qué se le va hacer. Siempre te queda la opción de irte a vivir a otro país...

No es por eso que dan ganas de emigrar de Argentina....

Anónimo dijo...

Gabriel: tengo 40 años y escuché mil veces a los partidarios de la economía de libre mercado desentenderse de la suerte que puedan correr aquellos que no pueden integrarse al mercado o de quienes lo hacen en condiciones muy desventajosas. Algunas veces, hasta con cierto sadismo. No digo que sea tu caso, porque no te conozco. Pero la exaltación del egoismo y la individualidad no puede llevar a nada bueno en términos sociales. Cuando hablás de la intervención del gobierno... ¿hablás de argentina o en abstracto? Es decir: sos de los que creen que el estado puede intervenir para mejor en algunos casos o de los que sostien que esa intervención siempre será para peor? Y finalmente: si te dan ganas de emigrar de argentina... ¿por qué no lo hacés? ¿Que te detiene?

Gabriel Zanotti dijo...

Gabriel: tengo 40 años y escuché mil veces a los partidarios de la economía de libre mercado desentenderse de la suerte que puedan correr aquellos que no pueden integrarse al mercado o de quienes lo hacen en condiciones muy desventajosas. Algunas veces, hasta con cierto sadismo.


La verdad no sé en qué ambientes te has movido. Yo tengo 52 y me muevo entre los defensores de la economía de mercado desde los 13. Y la preocupación es solucionar la pobreza. Pienso además en personas como L. von Mises, viviendo caso en situaciones terribles por ser fieles a sus ideas.........

No digo que sea tu caso, porque no te conozco. Pero la exaltación del egoismo y la individualidad no puede llevar a nada bueno en términos sociales.

No, claro. Pero, te reitero, haría bien que me dijeras de quiénes estás hablando.

Cuando hablás de la intervención del gobierno... ¿hablás de argentina o en abstracto?

Ambos.


Es decir: sos de los que creen que el estado puede intervenir para mejor en algunos casos o de los que sostien que esa intervención siempre será para peor?

La intervención de los gobiernos federales en las variables económicas y fijando polítticas económicas siempre será para peor. La intervención no monopólica de gobiernos municipables en ciertos bienes públicos no siempre es para peor.


Y finalmente: si te dan ganas de emigrar de argentina... ¿por qué no lo hacés? ¿Que te detiene?

Situaciones familiares.

Anónimo dijo...

Gabriel: Para las expresiones de insensibilidad mercantilsta podés recorrerte cualquier porgrama político de la TV por cable, donde economistas varios dan sus recetas de ajuste, pagar la fiesta, etc. El año pasado me acuerdo que vi un debate entre O.Ferreres (habitual columnista de la Nación) y Altamira. En un momento, cuando Altamira hablaba del sufrimiento de los pobres, Ferreres le contesta algo como "Pero por favor, basta de la típica cursilería de la izquierda". No le dijo algo como:"tenés razón, pero tus ideas no son las que sacarán a esa gente de la pobreza". No. "Basta de la cursilería de la izquierda", fueron sus palabras. Si la argentina no te parece seria (tal vez esta clase de economistas no son verdaderos defensores del libre mercad), también podés mirar hacia europa, donde a ciudadanos de paises como españa, grecia e Italia se les exige "pagar una fiesta" en la que dos o tres la pasaron bomba y la mayoría no disparó ni un chaquibún. Pero Merkel y compañía tal vez tampoco sean verdaderos defensores del libre mercado. ¿Nos vamos a EEUU y al partido republicano? ¿O tampoco serían los verdaderos defensores del libre mercado? Al final, resulta que los "verdaderos" defensores del mercado libre (Ron Paul?) son como los "verdaderos" socialistas (y/o comunistas): los que por alguna extraña razón nunca llegan al poder para probarse el traje de estadistas. Desde la comodidad de la barricada o el claustro Universitario es más fácil, claro.

Te cuento además un par de pasajes de dos discusiones con un amigo de escuela austríaca:

1)Yo: Che, pero si un empresario es un inutil y se va a la quiebra, no es el único al que es sistema castiga por inutil: toda la gente que trabaja para él también paga el pato.

Mi amigo: Que se jodan. Hubieran elegido otra empresa.

2)Yo: Che, que me contás de los que en EEUU unidos estafaron a medio mundo vendiendo como gran negocio hipotecas incobrables.

Mi amigo: no tienen la culpa, el estado no les dejó otra salida.

Yo: Ah, claro! Pero los piqueteros son una manga de delincuentes HDP, no? Esos no son "pobres víctimas del estado...". Tomatela...

En fin: me alegra, por otro lado, que apruebes algún tipo de intervención estatal. Algo es algo.

Finalmente: mas allá de las cuestiones personales que cada uno pueda tener, abandonar un país no es joda. Pero tampoco es joda cambiar un empleo si quedás en la calle, mucho menos luego de cierta edad, mucho menos si te las pasaste estudiando y formándote toda tu vida para algo específico. Pero para ciertos economistas, adaptarse a los cambios del mercado laboral es la cosa mas fácil del mundo. Total, si vos sos abogado y el mercado necesita físicos nucleares, te ponés a laburar en Atucha así como así...

Gabriel Zanotti dijo...

Gabriel: Para las expresiones de insensibilidad mercantilsta podés recorrerte cualquier porgrama político de la TV por cable, donde economistas varios dan sus recetas de ajuste, pagar la fiesta, etc.

Bueno, no son mis fuentes habituales; yo leo a Mises y a Hayek.

El año pasado me acuerdo que vi un debate entre O.Ferreres (habitual columnista de la Nación) y Altamira. En un momento, cuando Altamira hablaba del sufrimiento de los pobres, Ferreres le contesta algo como "Pero por favor, basta de la típica cursilería de la izquierda". No le dijo algo como:"tenés razón, pero tus ideas no son las que sacarán a esa gente de la pobreza". No. "Basta de la cursilería de la izquierda", fueron sus palabras.

Si, mala respuesta.

Si la argentina no te parece seria

Me parece seria en casi nada............


(tal vez esta clase de economistas no son verdaderos defensores del libre mercad), también podés mirar hacia europa, donde a ciudadanos de paises como españa, grecia e Italia se les exige "pagar una fiesta" en la que dos o tres la pasaron bomba y la mayoría no disparó ni un chaquibún.


La fiesta fue iniciada por la socialdemocracia europea con claras advertencias de Mises, Hayek y Buchanan en los 50 y los 60.


Pero Merkel y compañía tal vez tampoco sean verdaderos defensores del libre mercado.


Obviamente que no...........


¿Nos vamos a EEUU y al partido republicano? ¿O tampoco serían los verdaderos defensores del libre mercado?


Obviamente que no. Para eso tenés que entrar a www.mises.org


Al final, resulta que los "verdaderos" defensores del mercado libre (Ron Paul?)


Si, Ron Paul sì lo es.


son como los "verdaderos" socialistas (y/o comunistas): los que por alguna extraña razón nunca llegan al poder para probarse el traje de estadistas.


No es extraña razón, es que no hacen demagogia.


Desde la comodidad de la barricada o el claustro Universitario es más fácil, claro.


Bueno, yo no elegí la vida académica por cómoda, sino por ser mi vocación.



Te cuento además un par de pasajes de dos discusiones con un amigo de escuela austríaca:

1)Yo: Che, pero si un empresario es un inutil y se va a la quiebra, no es el único al que es sistema castiga por inutil: toda la gente que trabaja para él también paga el pato.

Mi amigo: Que se jodan. Hubieran elegido otra empresa.


Ok, mala respuesta.



2)Yo: Che, que me contás de los que en EEUU unidos estafaron a medio mundo vendiendo como gran negocio hipotecas incobrables.

Mi amigo: no tienen la culpa, el estado no les dejó otra salida.

Mejor elegite otro amigo como defensor del libre mercado........... :-)))




Yo: Ah, claro! Pero los piqueteros son una manga de delincuentes HDP, no?

Que cortar las calles es delito, sí, que sean HDP, no, yo no juzgo sus conciencias.


Esos no son "pobres víctimas del estado...". Tomatela...


Bueno, a su modo también lo son, porque son víctimas del subdesarrollo que es producto de la intervención estatal.



En fin: me alegra, por otro lado, que apruebes algún tipo de intervención estatal. Algo es algo.

:-))

Finalmente: mas allá de las cuestiones personales que cada uno pueda tener, abandonar un país no es joda.

Tenès razón.

Pero tampoco es joda cambiar un empleo si quedás en la calle, mucho menos luego de cierta edad, mucho menos si te las pasaste estudiando y formándote toda tu vida para algo específico.

Of course!!!

Pero para ciertos economistas, adaptarse a los cambios del mercado laboral es la cosa mas fácil del mundo.

Entonces lo explican mal.


Total, si vos sos abogado y el mercado necesita físicos nucleares, te ponés a laburar en Atucha así como así..

Tenés toda la razón, esas cosas no son fáciles.............

Anónimo dijo...

Y a Polanyi no lo leiste? Hace poco terminé "La gran trasformación" y aunque me parece que el libro tiene unos cuantos agujeros, su teoría de la sociedad defendiéndose a sí misma del avance del libre mercado me parece muy acertada.

Gabriel Zanotti dijo...

No, de él leí sólo Personal Knowledge.............

Anónimo dijo...

Me parece que no estamos hablando del mismo Polanyi: yo me refiero a Karl, no a Michael.

Gabriel Zanotti dijo...

Ah!!!!!! Perdón.

P.P. dijo...

Che, F.P.: ¿no seré yo tu amigo de la Escuela Austríaca, no? :( Porque yo no te dije eso, aunque dije algo parecido, no fue eso, je. Si eso aprendiste de mí... qué cagada. Yo nunca dije: "Que se jodan. Hubieran elegido otra empresa.". Sólo dije que la empresa no les debe nada salvo el salario. También dije que, sacando las estafas, las burbujas inmobiliarias no las crearon los bancos, sino el Estado (que es el único que puede crear sincrónicamente decisiones individuales simultáneas -ej: subidas de precios, etc.- en un momento específico sin una causa colectiva previa: ciclos económicos, terremotos, etc., a menos que se trate de un contexto que tienda al desequilibrio, cosa que no sucede salvo en las corridas cambiarias), y eso significa que los incentivos creados por éste llevaron a que se generaran múltiples posibilidades de estafa que no está en su conveniencia a largo plazo, y que no habrían hecho si no hubiera sido por esa situación (o sea, que tengan posibilidades de estafar, si lo hicieron, ya es algo malo que tiene que ver con la capacidad del Estado de castigar la estafa y el robo, pero a lo que yo iba -insisto, si el amigo austríaco soy yo- es que los incentivos a actuar de tal o cual forma dependen de un marco social y una situación económica, y no a la inversa. De hecho, lo mismo sucede con los piqueteros. No son los piqueteros los que inventaron la situación social en la cual los incentivos sean mayores para vivir del Estado. Y la situación social es una suma de causas y efectos (en los cuales está la misma influencia política de los piqueteros) que alimentan tal o cual política económica que hace posible que las cosas dependan más del mercado o de la violencia. Y no hay mucho más que eso.

Creo, por otro lado, que Gabriel se equivoca al separar en dos a las políticas pro-mercado de las anti-mercado. Creo que es todo cuestión de grados: Chile es más liberal que Uruguay o Peru, y Uruguay o Peru que Brasil, y Brasil que Venezuela y Argentina, etc. F.P., si hay que elegir entre el "poder" del dinero y el poder de la violencia estatal, basta con ver cualquier índice de libertad económica para ver cómo las cosas empeoran cuando pasás de uno a otro. Creo que hasta el menos educado y más enfermo de los no asistidos por el Estado preferiría vivir en Somalía que en Corea del Norte. (Hablando de Somalía: los ancaps tienen razón en que ese anarquismo de mercado no creó el caos en el que subsiste el país, sino que fue una reacción al mismo: la única manera de volver cooperativo el conflicto de grupos armados convirtiéndolos en PMCs., pero aun así no se puede hablar de un verdadero Rechtsaat en ese país como hacen los ancaps, que están contentos sólo porque no hay Estado cuando los feudos no siempre se someten al derecho)

La libertad individual no es una ilusión porque el dinero que tenés no te alcanza, y creo que esto lo discutimos y lo aceptaste. Pero bueno, veo que estás reviviendo de cero viejos debates, como me esperaba, jeje.
La libertad positiva que resulta del uso de esa libertad individual depende de cuánto dinero tengas, pero del dinero que tengas no depende que puedas hacer uso de dicha libertad (fijate bien el uso que hice de las palabras). El poder del dinero es el de tu dinero, no el ajeno. Que tengas poco dinero no significa que éste te someta de alguna forma. Y la cantidad que tengas no depende de una decisión arbitraria, ni de tu dependencia para con la misma.

Puede que haya muchos liberales que se vuelvan insensibles, o que ya lo sean. Pero a veces es mera apariencia. Un economista que se burle de un socialista sobre qué va a pasar con los pobres, no significa que se burle de preocuparse por la situación de los pobres, sino de la solución para su pobreza.
Ahora bien ¿es eso lo que está en discusión? ¿Importa cuál sea la intención de los liberales? ¿O el resultado?

P.P. dijo...

Por otro lado: hay defensores de la libertad de mercado que son objetivistas randianos (que apoyan tal o cual política por razones egoístas, lo cual no significa que quieran perjudicar a los pobres porque no quieran subsidiarlos: es más, creen que no ayudarlos es la mejor forma de que se beneficien por sus propios medios -en realidad, si fueran egoístas en un sentido irrestricto como el que vos entendés, te aseguro que se habrían hecho kirchneristas y tendrían un piso en Puerto Madero-), y otros que son liberales clásicos (que lo hacen por las consecuencias, en las cuales tienen en consideración el beneficio de los pobres), y otros liberales libertarios (que tal vez ponen la libertad por encima de la riqueza, incluso la propia). Entre todos estos habrá quienes tomen una posición pro-mercado por razones absolutamente egoístas, pero entonces se tratará de personas que están muy seguras de que una liberalización del mercado les conviene en términos monetarios. Sin duda no se trata de la mayoría de la burguesía argentina. Tampoco de quienes creen que se pueden beneficiar más materialmente viviendo de algún trabajo del Estado, o dependiendo del mismo.

Yo defiendo el derecho a ser egoísta (no el egoísmo) con lo propio (el egoísmo patrimonial que pregona Ayn Rand, si querés, aunque para mí no es coherente porque presume que el respeto al derecho de propiedad ajeno sería resultado del cálculo social del beneficio de la cooperación, cosa que no compartirían ni Mises ni Nash, desde dos puntos de vista muy distintos.). O sea, defiendo un sistema económico que, por mi posición en el mercado, no me "conviene" ya que a mí me conviene este modelo de sustitución de importaciones y creación artificial de la demanda (si por conveniencia entendés motivos egoístas, y por motivos egoístas entendés a secas las posibilidades de conseguir una demanda que me beneficie, y no el disfrute del control sobre mi propiedad y la libertad de intercambiarla con quien quiera al precio pactado, cosa que, en realidad, prefiero a ser más rico pero controlado o bajo pena de poder ser expropiado, o que aunque tenga más guita se decida qué puedo consumir y qué no, estando las condiciones para que pueda comprarlo).
Es más, hoy por hoy, creo que la sociedad de mercado es, de todas las sociedades, la más eficiente y donde el egoísmo que le es intrínseco está mejor sublimado (a la inversa de la sociedad socialista, donde el egoísmo o se reprime o se sublima en parasitismo como intercambio por la falta de libertad o se combate en función de un egoísmo de clase o se disipa en un altruísmo artificial en nombre de la Historia, etc.), y, sin embargo, aunque el libre mercado se la posición más eficiente para crear y distribuir riqueza (porque no la distribuye igualitariamente, precisamente), y el único que enriquece a todos, no significa que -y ya sabés esto- haga un elogio de esta sociedad. Mi posición está más cerca a la idea de recuperar la existencia de una comunidad, como lo hacen Bertrand de Jouvenel y Robert Nisbet, que aceptan que en ausencia de la misma es preferible el liberalismo al socialismo, y que el intervencionismo genera un caos que a la larga es peor que el liberalismo, y a veces incluso peor que el socialismo (Cuba es, para un conservador, un país más "sano" que Venezuela, en mil y un sentidos)

Como sea, de vuelta, la libre opción no depende del contexto social (de eso dependen las opciones).
Obligar a alguien a que reciba a educación porque alguien podría impedírselo... ¿quién sería? ¿Los padres? ¿O sea que el Estado tiene más derecho que los padres a decidir por la educación de sus hijos?

P.P. dijo...

Gabriel: el libro de Mises se lo dio un regalero que conocés :) El de Polanyi también. Te recomiendo que lo leas.
Para mí Karl se equivoca, como le contesté en un mail a F.P. donde entre los dos vimos muchos agujeros, pero tiene observaciones importantes que un liberal clásico no debería pasar por alto (ojo, para mí la sociedad no se defiende del libre mercado, sino que en realidad se "defiende" de sí misma para no correr tras lo que desea, ya que, y esto en términos del propio Polanyi: es ella una sociedad de mercado, con lo cual todo intervencionismo debe ir a parar a una entidad colectiva separada de la misma, y ahí es donde no ve los costos de atacar su propia naturaleza; no ve que no poder liberarse del precio de la libertad no es planificación ni regulación).
A vos te regalé El sustento del hombre de él pero veo que no te acordás, jaja :'(, y en el post que me publicaste te recomendé leer un párrafo de La gran transformación. Va para ambos, porque en un intercambio epistolar que tuve con vos, F.P., no te acordabas de cosas que decía en su libro y que no te convenían tanto :o)

Tengo pensado escribir un artículo sobre Mises y Polanyi en relación con el liberalismo y el fascismo. Mises acierta, a mi gusto en un 90%, pero descuida cuestiones que Polanyi no (cuando no las descuida, ahí es donde Mises a mi gusto se equivoca). Polanyi en cambio hace interesantes observaciones en donde Mises no las hace, pero la erra en lo demás e intenta condenar al mercado con paralogismos y un par de nociones históricas erradas, y por eso, además, termina intentando rehabilitar un socialismo cristiano con ideas, medianamente acertadas, de Aristóteles y Owen, pero mediante deducciones muy pero muy equivocadas. En su análisis es muy incisivo y hasta muy original, incluso en lo que creo que se equivoca. Pero cuando hace teoría general y especialmente cuando propone soluciones, ahí la pífea terriblemente y vuelve a una sociología precaria, que confunde lo positivo con lo normativo, lo posible con lo deseable, o sea, una sociología previa a Comte, Tocqueville, Marx, Spencer, Durkheim, Weber y Pareto.

Esta no es una cuestión de marxismo sí o marxismo no, es una cuestión de realismo, de cómo atender necesidades que son reales. Primero hay que definir si te interesa atenderlas. Si te da lo mismo que tu prójimo se muera de hambre, o no tenga acceso a la salud, seguridad, justicia y educación, es una cosa.

Pero sí que depende del marxismo, o no exactamente del marxismo, sino de prejuicios sobre el mercado que dependen en realidad del marxismo (y que no tienen sostén fuera de él).
Atender las necesidades no es lo mismo que obligar a otros a atenderlos (o, si lo preferís, a que nos obliguemos mutuamente a atenderlas "democráticamente").
En cuanto a los anti-liberales, salvo en Cuba, te aseguro que a ellos les interesa mucho menos dar "acceso a la seguridad". Ni hablemos de la justicia. En cuanto a salud y educación, o sea, a servicios médicos y de educación (en nuestro país esto último es un chiste si te referís a la educación pública primaria y secundaria, ya que no tenés acceso libre a elegir quién querés que te diga cómo es la realidad desde chiquito salvo a un ministerio más interesado en enseñarte lo malo que es el "neoliberalismo golpista y los empresarios que no se quieren someter al Estado para poder empobrecer a todos" que enseñarte a leer y escribir, literalmente: casi la mitad de los egresados secundarios son analfabetos funcionales). Prefiero apostar a que se puede acceder a esos servicios por vía privada (al menos "salud y educación", como llamás a lo que hoy nos da el Estado bueno que piensa un poco por nosotros y que por eso sería mejor que las empresas privadas si no fuera porque nos expropia)

P.P. dijo...

Pero tampoco es joda cambiar un empleo si quedás en la calle, mucho menos luego de cierta edad, mucho menos si te las pasaste estudiando y formándote toda tu vida para algo específico.

Si tus ingresos dependen de tu productividad marginal entonces sí que tenés opciones y aumentan en relación con la acumulación de capital. O sea: tu salario y tu elección de un trabajo depende de la oferta existente, pero tu libertad de elección y el salario que puedas exigir a cambio de la oferta de empleo no depende de esa misma oferta o de las necesidades que estés pasando (ahí está el mito marxista, mal traducido hoy en la película In Time y por eso la lectura de Gabriel no es al pedo: Bohm-Bawerk y su refutación marginalista de la teoría de la explotación es crucial -aceptada incluso por los que no son austríacos-).

también podés mirar hacia europa, donde a ciudadanos de paises como españa, grecia e Italia se les exige "pagar una fiesta" en la que dos o tres la pasaron bomba y la mayoría no disparó ni un chaquibún.

Esto es falso. Lo explico en otro comentario. Fijate.