domingo, 11 de diciembre de 2011

LA TERRIBLE AGONÍA DE EUROPA.

Europa agoniza. Crisis fiscales, default, desocupación, seguridad social agotada, moneda única agotada, y manifestaciones callejeras que indican que la rebelión de las masas es más frecuente que la hasta ahora inexistente rebelión del Atlas.

Gobernantes y gobernados sufren todo esto con sorpresa y angustia. ¿Qué pasó? ¿Qué salió mal? ¿Qué pasó con esos estados democráticos de la post-guerra, desarrollados merced a una economía de mercado y orgullosos de sus eficientes sistemas de seguridad social?

Pasó lo que pensadores liberales clásicos y economistas austríacos diagnosticaron y previeron desde muchos años antes (1912: Teoría de la moneda y el crédito, de Mises; 1922: Socialismo, de Mises; 1927: Liberalismo, de Mises; 1945: Camino de Servidumbre, de Hayek; 1949: La Acción Humana, de Mises; 1960: Los Fundamentos de la Libertad, de Hayek; 1962: El cálculo del consenso, de Buchanan; 1973: primer libro de Derecho, Legislación y Libertad, de Hayek). Pero, claro, nadie lee a los que dicen “cuidado con la fiesta”. Además, ¡estaba saliendo tan bien!!

Las objeciones al welfare state son de dos tipos: moral y económica. La moral es aún menos escuchada. Parece que es ético que las personas, en su salud, educación y seguridad social, deban depender de un gobierno (o sea, otras personas pero armadas…..) que les provea todos esos recursos. Pero aunque la escasez no existiera, ¿qué ética tiene la esclavitud? ¿No era acaso el argumento de muchos partidarios de la esclavitud que la mayoría no sabe ni puede cuidarse a sí misma? La respuesta casi “kantiana” sería: aunque fuera así, el fin no justifica los medios; la preocupación por el otro no justifica la esclavitud del otro, y no estamos hablando de la cabaña del Tío Tom: estamos hablando de las cabañas del tío Francia, Italia, Alemania, España, los países nórdicos: ¡qué bien que funcionaban esas cabañas!!!! ¡Qué bien que se estaba allí, disfrutando de esa esclavitud!!! Hospitales, escuelas y servicios sociales estatales verdaderamente eficientes, de excelente calidad… No, no era ninguna crueldad. Era la dulce esclavitud. ¿Y a quién le importaba que fuera esclavitud? Ignorance is blessing, dijo un famoso personaje de la Matrix.
Los liberales clásicos todo el tiempo defendieron esa eticidad de los derechos individuales pero, claro, siempre el recordatorio del deber es antipático.

Pero en la cuestión económica, los pensadores austríacos (Mises, Hayek) o no (Buchanan) no se quedaron atrás. La cabaña no es ni puede ser eficiente. No, no se trata de que por unas lindas décadas “las cuentas den”. Se trata de la imposibilidad del cálculo económico del socialismo (Mises, Hayek) que afecta también a los servicios estatales de salud, educación y seguridad social. Se trata de la inevitable tendencia al gasto y dilapidación de recursos de los servicios centralizados (Buchanan). Se trata de la escasez, permanentemente negada por el marxismo diseminado casi siempre por gran parte de mis colegas filósofos (claro, Marx era un filósofo, no vaya a ser que se contaminen leyendo a Mises), y por la identificación psicoanalítica que Freud describe entre los dictadores y las masas.

Pero la negación, mecanismo de defensa que puede llevar a la psicosis, no elimina la realidad de lo negado. La escasez y la dispersión del conocimiento son una condición humana inevitable. Negarlas sólo sirve para agravarlas. Para minimizarlas, hay un sistema llamado “estabilidad de la propiedad, mercado y cumplimiento de los contratos”, que parece a los contemporáneos más extraño que la teoría cuántica de la cual, al menos, nadie habla sin reconocer antes el cuánto de su ignorancia.
Por ende, si hay escasez en salud, educación y seguridad social, el mercado también actúa allí para minimizar la cuestión. Pero no, no se lo quiere ni se lo quiso ver, y así Europa erigió un estado central para colmo sellado por la bomba de tiempo de una moneda central y estatal que tampoco funciona porque la moneda también requiere del mercado.

Pero no, parece que los psicóticos, los parias sociales, los crueles totales, somos quienes negamos la posibilidad del “derecho” a todo ello. Ideologías negadoras de la escasez proyectaron la ilusión del welfare state provisor; la ilusión estalla en las manos y la tragedia se desencadena. Para colmo, hay psicosis pacíficas donde la alucinación puede sostener la estructura del paciente, pero en este caso no: la alucinación del estado provisor estalla y se rompe de una manera cruel. El estado era, es, intrínsecamente ineficiente en administrar recursos escasos; la pirámide social, oh sorpresa, se invirtió; los salarios mínimos, los costos laborales imposibles, subsidios y tarifas arancelarias crearon una masa de desocupados que estremecen a cualquier corazón, y la realidad de la escasez, echada por la puerta, reaparece cruelmente por la ventana.

¿Y EEUU? Estados Unidos ES Europa, con la diferencia de que fue el hijo que salvó al padre de sus propias miserias en la Segunda Guerra, pero, ahora, padece de la misma enfermedad.

Nadie puede saber si los actuales dirigentes están a la altura de las circunstancias. Mises sufrió mucho toda su vida por esto, porque lo angustiaba personalmente la crisis de la civilización occidental, ese Occidente donde varios colegas míos fueron verdaderos psicóticos peligrosos cuyo pensamiento alimentó a fascismos y estalinismos para colmo exportados a todo el mundo como las verdaderas armas de destrucción masiva, las más peligrosas, las que están en las mentes de las personas y de allí pasan a sus odios y a sus manos.

Quise ir al rescate de la civilización europea -dijo Mises- y me tuve que conformar con ser el historiador de su declinación. Es una amarga cita de 1942, dos años después de haber salvado milagrosamente su vida de la persecución nazi. ¿Qué diría ahora? Y estamos hablando de Europa y EEUU. ¿Qué decir de otras latitudes, arrasadas cual Cartago por dictadorzuelos graciosos o por totalitarismos inenarrables?

Como creyente poco puedo decir, porque sé que el Reino de Dios no es de este mundo. Sólo queda una súplica profunda para que la historia humana no sea el relato del mismo infierno.

4 comentarios:

Carlos A. Stella dijo...

Estimado Gabriel,

Super de acuerdo con tu análisis. Cuesta creer tanta ineptitud en gente que se supone que sabe leer y escribir.

Yo, a esta altura, me conformaría con que la gente entendiera que si se tienen 10 pesos y se gastan 11 se genera un problema.

Varios conocidos que tengo piensan que los recursos pueden caer del cielo como el maná en tiempos de Moisés.
Por lo que sé; José convenció al Faraón de Egipto de que tratara de ahorrar y evaluar los gastos. Parece mentira que luego de tantos siglos hayamos creado Universidades que “deforman” la sensatez o un criterio sano de mirar la realidad.

Pienso que la sociedad Argentina, tan ávida de disfrutar cuanto fin de semana largo hay, tiene en Europa el espejo de su futuro.

Carlos Stella.

delivery post-crucifixión dijo...

Me resulta interesante ver cómo los diversos filósofos e ideólogos con posiciones políticas concretas (llámase liberales o socialistas) interpretan de modo diverso la actual situación económica mundial. Parece como si siempre hubiera un "culpable", alguien que hizo las cosas decididamente mal.

Creo que estas posiciones, y sé Gabriel que no estarás de acuerdo conmigo pero esto no deja de ser una opinión y un aporte intelectual, pecan de "antropocentrismo", quiero decir; presuponen que hay un mundo (una realidad) la cual puede ser manejada y controlada por el ser humano (por la actual figura del ser humano, "el último hombre" diría Nietzsche...).

R.P. (continúa)

delivery post-crucifixión dijo...

En lo personal no solamente descreo que de la posición antropocéntrica, sino que mantengo un cauto e incómodo esceptisimo. Digo cauto porque, ciertamente, no pretendo caer en un absoluto relativismo y me doy cuenta que en algunas sociedades humanas hay cosas que funcionan mejor que otras..., aunque muchas veces de manera provisoria y limitada. Pero es cierto que en los últimos siglos, en tanto humnidad, hemos logrado algunas cosas positivas posiblemente en detrimento de otras, pero para nosotros son positivas (en lo que se refiere a la salud, bienestar material, la adquisición de ciertos derechos, etc).

Pero también sostengo que mi posición es incómoda no solamente porque no se enmarca en estos "bandos" (socialismo-liberalismo) y no lo digo peyorativamente, sino que me resulta sumamente difícil anticiparme al futuro de la humanidad. Creo, no obstante, que esta crisis es global (por ende INÉDITAMENTE histórica) y por ello nos involucra como humanidad.

De todos modos si tuviera que dar un diagnóstico diría que esta crisis hay que plantearla ontológicamente. Me parece indudable que la crítica al antropocentrismo precisamente requiere este tipo de planteo ya que se puede decir que es obvio que hay FUERZAS que humanamente nos sobrepasan: creemos que manejamos el sistema (los mercados, por ejemplo) y termina siendo el sistema que nos maneja a nosotros. Consideramos que hay "escacez", pero son las propias sociedades de consumo las que terminan imponiendo (y culturalmente) las necesidades.
Lo mismo podría decirse de muchas enfermedades que hemos "creado", etc. Todo ello lo vislumbró muy bien Heidegger en sus escritos a apartir de los años 30.

Voy a lo concreto: suponer que la desaparición de los Estados conllevaría a un mundo más "justo" (a la larga...) y, por ende, menos violento no deja de ser una interesante suposición pero (seguramente por no haber leído a Mises y Hayek) no deja de parecerme un poco ingenua...


Continuará
R.P.

delivery post-crucifixión dijo...

Efectivamente; ¿cómo no suponer que la violencia estatal no va a deslizarse hacia la violencia de la competividad? ¿Por qué confiar que en un mundo regido por los mercados existirá una mayor sensibilidad al otro humano( pero también hacia los animales y el medio ambiente)?

Creo que, en todo caso, primeramente debe acontecer un CAMBIO de sensibilidad para que luego los mercados (o el Estado) se corresponda con la misma. ¿ nO es esto acaso lo que piden las religiones, la religión cristiana?

Se habla de la necesidad de generar fuentes de trabajo. Bien. ¿Pero se está hablando acaso que mediante el trabajo se dignifica el hombre? ¿Se trata solamente de "sobrevivir" o de "vivir bien? (me remito a la ética aristotélica, aunque también a algunas finas reflexiones de Paul Ricoeur? ¿Acaso el trabajo no se corresponde con el proyecto humano? ¿Puede prescindir dicho proyecto de una alteridad que lo exceda? ¿Deben las teorías económicas prescindir de ello o, por el contrario, pensar las cosas de esta perspectiva?

Finalmente; no creo que el pensamiento de Marx esté agotado. Lejos de mí está en querer reivindicar los Estados comunistas, pero lo cierto es que nociones tales como "explotación" y "alienación" siguen siendo muy vigentes. Y Marx no habrá leído a Mises pero sí a Adam Smith..., y algo le pareció que andaba mal en las sociedades occidentales.

En definitiva, creo que hay que salir de los ámbitos cerrados, abrir las ventanas y ventilar ideas. Debatir y dialogar con Hayek, Mises, etc, pero también con Marx y sus seguidores (me llama por ejemplo poderosamente la atención como los fenomenólogos más contemporráneos -Levinas, M. Henry, Marion, etc- siguen leyendo a Marx y reconociendo el valor de -al menos- algunas de sus ideas; ¿Están TAN equivocados?)

Estimado amigo, solamente un debate profundo y apasionadamente dialogado podrá posiblemente traer un poco de luz a este convulsionado mundo. Y esto incluye a Mises y Hayek, ciertamente, pero también a Marx, Marcusse, Foucault, etc.

Vos citaste a tus autores. Yo, como aporte porque lo que digo no es más que ello, cito al mío.

En la última entrevista (concedida 10 años antes de su fallecimiento) a la revista "Der Spiegel" Heidegger comentó:

"Sólo un dios puede todavía salvarnos. Nos resta como única posibilidad preparar mediante el pensamiento y la poesía una disponibilidad para la aparición del dios o para la ausencia del dios en nuestra decadencia; e decir, que declinemos frente al dios ausente".

Seguidamente el periodista le pregunta:

"Existe una relación entre su pensamiento y el advenimieno de ese dios? ¿Hay una relación causal? Cree usted que podemos pensar ese dios de modo de hacerlo llegar?

Heidegger responde:

"No podemos hacerlo llegar por el pensamiento, somos capaces en el mejor de los casos de estimular una disponibilidad para alcanzarlo."

Pleno auge del plan Marschall. Furibunda crítica al desarrollismo y a altanería del pensamiento antropocéntrico.

Mi reino no es de este mundo, es cierto. Pero como cristianos DEBEMOS (mediante la acción del Espíritu Santo) traer ese "más allá" al "más acá" e ir abriendo dimensiones para generar una humanidad más vitalmente creadora y estéticamente justa.

Un abrazo!
R.P.