domingo, 18 de diciembre de 2011

BANALIDAD DEL MAL Y CRUELDAD (Sobre la terrorista ley del gobierno de considerar terroristas a quienes no piensen como el gobierno).

Podríamos elaborar mucho sobre la gravedad institucional de las nuevas disposiciones kirchneristas sobre el terrorismo. Podríamos explicar una vez más la importancia de la libertad de expresión; podríamos decir de vuelta que muchos liberales clásicos previmos esta situación “de terror” desde el 2003; podríamos preguntarnos qué autoridad moral tienen los actuales gobernantes para “legislar contra acciones terroristas”; podríamos reírnos de quienes el día después de las elecciones se reían de Elisa Carrió por su “resistencia al régimen”; podríamos elaborar una vez más sobre el origen esencialmente marxista-leninista, totalitario, antidemocrático y violento de quienes actualmente nos gobiernan y asombrarnos incluso de que no estemos peor.

Pero todo eso ya lo hemos dicho una y otra vez. Lo que ahora querríamos profundizar es la banalidad del mal del apoyo de la opinión pública. Dudo de que mucha gente de bien que ha votado a Cristina esté en la banalidad del mal, pero conjeturo que la mayoría de la población argentina, una vez más, se desinteresa totalmente de la suerte del perseguido, y en ello hay cierta crueldad. Si, la ley será aprobada totalmente y en principio todo parecerá seguir igual. Muchos seguirán con su vida cotidiana, algunos con su asaditos el Domingo, con su fútbol; otros con sus “dale bol….”, cotidiano, con Tinelli, Maradona y otras espantosas idolatrías y alienaciones habituales, con un marcado desinterés por la cosa pública (hasta que de repente todo explote, claro). De vez en cuando alguien será puesto preso por “terrorista”, pero, ¿qué importa? La vida seguirá igual. Ya pasó que “él” dijo que fulano debía ir preso y un mes después, oh casualidad, fue preso incluso con cosa juzgada. Pero, ¿a quién le importa?

Llamo a la buena voluntad y la honradez de todos, los que la votaron y los que no, a preguntarse sobre la frivolidad, indiferencia y en última instancia crueldad que hay en esta desidia. Por favor, no miremos al costado porque el otro tiene un pensamiento diferente al nuestro. Porque, finalmente, ese mirar al costado es el peor pensamiento, es precisamente la actitud que alimenta al más terrible de los males, como siempre sucedió. Los argentinos tenemos una política cruel. Por favor nadie diga que en otros lugares es peor porque estamos hablando de los trapitos sucios de la propia casa, que no se limpian porque la casa ajena sea más sucia. Los argentinos han demostrado crueldad. Desde las masacres mutuas entre unitarios y federales y diversas guerras civiles, desde la guerra contra el Paraguay, desde al enemigo ni justicia de Perón, los fusilamientos de Junio del 55, la barbarie de la noche de los bastones largos, los asesinatos y la crueldad de los montoneros y el ERP, la mafia de la triple A, la represión ilegal y bestial de los militares, la reverenda estupidez de Malvinas y cientos de episodios más: toda una historia de crueldad pero, como dije, de banalidad, de indiferencia, de la cuasi-complicidad de “mientras a mí no me toque”, o “no es tan grave”, o “qué le vas a hacer”; “estos b….se lo merecen”, “algo habrá hecho” y cuantas expresiones rodean nuestra banal, vana y alienada vida, ahora alentada con el vino para todos que no es precisamente igual a las Bodas de Caná.

Asistimos ahora a un episodio más. Y los kircheristas estarán mucho tiempo en el poder, se han enquistado en él porque son como la guardia pretoriana que el pueblo romano apoyaba. Pero, tal vez, alguna día lejano caigan, tal vez sólo por su propia ineficiencia (no tienen la perversa inteligencia del partido comunista chino -pero se le acercan-). Pero cuando caigan, ¿qué? ¿Los nuevos en el poder saldrán a perseguir a todos los kirchneristas? ¿Se regodearán con la venganza y así, in eternum?

La Argentina, creo, va a desaparecer como proyecto de país, sumido en el caos económico e institucional pero, sobre todo, sumido en la chatura moral del odio más vano y banal.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Gabriel, sin duda en ocasiones Hobbes aparece como cierto y evidente no?? Tus reflexiones me remiten a reflexiones de Ezequiel Gallo sobre ciertos habitos, usos y costumbres sociales y políticos argentinos como problemas de nuestra sociedad. Marcelo Tassara.

Andrés Casas dijo...

Demoledor artículo, señor Zanotti, pero sin duda para usted que conoce mucho mejor la realidad argentina, tendrá importantes criterios de juicio para ello.

En lo que a mí respecta, y salvando las distancias evidentes entre ambos países, en muchos casos noto cierto paralelismo con la situación aquí en España, y muy especialmente respecto de la región vasca.

Un cordial saludo.

Eduardo Muñoz dijo...

Señor Zanotti, hace cinco años mis padres visitaron su país -La Argentina, como les gusta decir- y quedaron prendados de él; de su arquitectura, de sus paisajes, de su comida, ... de todo. Sin embargo, sintieron profundamente en el alma que tengan una políticos como los que tienen desde hace más de medio siglo. Que un país con los recursos como los suyos, que ha sido una de las principales potencias económicas, se encuentre en la situación en la que está actualmente; que se produzcan ataques a las libertades y la propiedad como los que se producen con el consentimiento tácito de la población,... "Es tan triste" o "como manipulan a la población vendiéndole el oro y el moro por un voto", me decían. El enamoramiento a su país desaparecía en cuanto se fijaban en las instituciones, en las políticas económicas, en las políticas públicas, etc.

Le desearía que esa Ley no saliese adelante, pero imagino que eso sería soñar... ¡¡demasiado!!

Como ha dicho mi amigo Andrés en el anterior comentario: recuerda mucho a la situación del País Vasco en España.

Un cordial saludo y no cese en su labor de difundir estos atropellos políticos de los derechos más básicos de un ciudadano libre.

Guillermo C. Zizzias dijo...

Gran descripción de la historia y realidad Argentina y enorme coraje por decirlo crudamente Grabiel. Y si vienen tiempos muy dificiles para Argentina.

Anónimo dijo...

La Argentina ya desapareció como proyecto y como país...Es una rejunte de individuos que, a la sazón, viven dentro de unos límites geograficos, donde no hay ley y donde todavía hay resabios de una pasada riqueza de la que todos intentan tomar - por cualquier medio, pero preferentemente mediante alguna actividad que conlleve alguna prebenda estatatal - alguna parte para llevarla a su molino. La peor idolatría social de estos tiempos en Argentina no es la grosera adhesión tinellista o el endiosamiento maradoniano de un pueblo embrutecido, lo peor es el sálvese quien pueda de la clase culta y educada, de los pseudo empresarios que estan felices porque hacen negocios con margenes dados por el estado o se llaman a silencio y "no hacen olas" (!ay!, me incluyo un poco en esta), para que no le manden ala gestapo (Afip). Mientras el país se llena de marginados, presos políticos y excluidos por no pensar como el gobierno. (¿Habra alguna Sophie Scholl entre nuestros jovenes?)
La peor idolatria es la de haber convertido al dinero - tener una casa en un country, viajar y tener un BM - en la esencia del ser. Si el tener es el ser y el dinero es Dios, obviamente el fin va a justificar los medios y, en un sistema marxista prebendario, las coimas estaran, como están, a la orden del dia. "Y que queres..si no me pongo me dejan sin empresa". "Es un negocio como cualquiera".
Por supuesto los pichones de montonero reciclado también han cambiado el olor a pólvora que les gustaba a sus papis por el olor del dinero, que les gusta mas que el dulce de leche. La Campora bien podria llamarse la Soros, por ejemplo, porque eso estaría mas acorde con el principio rector de sus jovenes idealistas, es decir: hacer moneda (aunque con muchas menos habilidades y metodos ciertamente mas turbios que los del bueno de George).
Me sorprende muchisimo como muchos tienen un concepto del estado como el de un ente con vida propia y no como algo formado por la suma de sus funcionarios que no son mejores que nadie y, en el caso de la argentina actual, son de lo peor de la sociedad. ¿Porque la mayoria de los Argentinos piensa que el estado es mas "moral" que yo, por ejemplo? ¿o mas bueno? ¿o mas atento a los pobres?. Lo triste es ver como estos mega estados generan enormes masas de sufrientes que reciben cada vez menos del estado y, como son cada vez mas pobres, le estan cada vez mas agradecidos.
Como esto lo voy pensando mientras escribo, mejor dejo de escribir en un deliberado acto de negacion de la realidad, porque sino me voy a deprimir mas aun.
Paz y bien para todos.