domingo, 5 de abril de 2009

FELICES LOS DÉBILES, PORQUE DE ELLOS ES LA REDENCIÓN

Calma, la redención es para todos. Cristo vino para todos. Ya lo sé. Calma.

Es que a veces, parece que no.

Me llegó hace poco uno de esos emails generales donde se atribuía a Einstein la famosa tesis de que las crisis son ocasión para las oportunidades de cambio. Yo contesté, lo reconozco ahora, no del todo cordialmente. Dije: hay gente que en las crisis muere, literalmente, sea la crisis que fuere.

Pero es sólo un ejemplo de cierta actitud. Hay gente que está abrumada por el dolor y recibe mensajes como “¡alegría, alegría, Jesús te ama!”, o “¡la tristeza no es cristiana!”. Me imagino que muchas de esas personas siguen con su dolor, pero con uno más: qué mal cristiano soy… O sea, estaba dolido y le agregaste culpa. Magnífico.

O pienso a veces en ese padre de familia, abrumado porque no llega a fin de mes, porque no le puede comprar el pan a sus hijos, porque no sabe cómo va a pagar los costos de su educación, y está a punto de perder lo poco que tiene que le costó décadas levantar, todo para su familia…… Y alguien le dice: “¡Mirad los lirios del campo! ¡Ellos son libres y desprendidos!!! ¡No os preocupéis del dinero, no seáis materialistas!!! ¡Sed desprendidos!!!!!”. De vuelta: qué mal cristiano parece ser ese padre que no sabe con qué alimentará a sus hijos……. Debería, sí, olvidarse de todo, despreocuparse, decir “up, up”, qué linda es la vida y ponerse a cantar la felicidad, de Palito Ortega, mientras sus hijos pequeños lloran de hambre… ¿Así sería un buen cristiano, no?

O pienso en aquel que está abrumado por un dolor interno, muy íntimo, sea el que fuere, subjetivo, claro, porque es propio de él…. Que proviene de procesos psíquicos muy complejos… Pero ¡ahí llegará la solución! ¡Vamos, up up, arriba!!!!! Un enchufe en la oreja y…… ¡Todo bien!!!!

O pienso en aquel al que se lo reta por sufrir. ¡No sufras, Cristo ha resucitado!!!! ¡El sufrimiento no es cristiano!!!! ¡Debes estar alegre!!!! ¡Vamos, up, up!!!!!!!!!

Qué impresionante…… Qué terapias conmovedoras……

Pero, sobre todo, que impresionante igualación entre cristianismo, budismo y estoicismo. Como si el cristianismo consistiera en no sentir, no sufrir, no percibir el dolor, en eliminar el sufrimiento, en “controlar las pasiones desenfrenadas”.

Pero, a ver, a ver……… Me parece que nos olvidamos de un “pequeño detalle”…. Una nimiedad, claro…… Una curiosidad teológica: Cristo sufrió.
Y no sólo eso: fue al huerto y dijo: “si es posible, líbrame de este cáliz”…
Así que, cristiano y no cristiano: si sufres, sufre. Déjalo salir. Llora, patalea, habla, sobre todo, habla. Y habla a quien te escuchará. A quien no tiene un conjunto de respuestas preparadas. Habla sobre todo a quien llore cuando llores, a quien se conmueva de dolor ante tu dolor, a quien sea capaz de convertirse casi en tu dolor y pueda abrazarte absolutamente con su comprensión.

Pero, ¿dónde está el cristianismo entonces?
En otro “pequeño detalle”: ¿cómo sigue la oración de Jesús? Así: “…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Ahí. Allí está el abandono, allí está el mirar a Dios como Dios, y no como un celestial instrumento a mi servicio. En abandonarse a la voluntad de Dios, que implica sufrir, sí, sufrir todo lo que sea necesario: sentir que no damos más, que todo nos abruma, pero entonces……………… Mirar a Dios, como sólo puede mirárselo: el misterio de Cristo en la Cruz, el misterio de un Dios que sufre para mí, y por ende, mi sufrimiento tiene un sentido…… Y abandonarse a Dios, que todo lo sabe, todo lo entiende, todo lo comprende, todo lo contempla, y te está abrazando siempre, siempre, con su misericordia infinita, con el saber que él sólo sabe… Con tu saber que sólo es decir “Dios sabe”…… Y entonces sí. En ese abandono, algo, muy misterioso, surgirá en ti, el débil, el que no daba más. Allí sí, una paz muy especial, no la paz del prozium, surgirá en ti, porque la Gracia de Dios te dará la fuerza que no tienes, anunciando ya tu redención. Y allí sí, todos los medios humanos, terapias, medicinas, consejos, bienvenidos sean. Pero que no denigren tu sufrimiento, que no te llenen de culpa, que no te digan que tienes que ser superman, que no te prescriban alegría obligatoria, que no te pongan un suero de think positive, electrolitos y glucosa, so pena de ser culpable. Que nadie minimice tu debilidad, que nadie se permita proscribir tu dolor. Dios no lo hizo, Dios no lo hace. Tú, humano, no pretendas ser un dios que no existe.

9 comentarios:

Héctor Meda dijo...

Fabuloso post.

Recien he estado pensando la diferencia existente entre el cristianismo y el budismo.

En tu parecer, si no te he entendido mal, el cristiano asume que el vivir implica siempre algún sufrimiento (¿por qué? o ¿para qué? ¿para aprender?) que es ineludible pero la cuestión es dicho ¿sufrimiento tiene un límite?

Es decir, ¿puede haber un momento en el que ya podamos pensar que el sufrimiento se acaba? porque si no ¿qué sentido tiene tener esperanza si todo futuro es incierto y no está asegurada la mejora? ¿cómo puede germinar así la esperanza?

El budismo cree, efectivamente, que el sufrimiento siempre tiene su origen en nuestra concepción del mundo y es indudable que sólo aparece la decepción cuando se frustran nuestros deseos pero también, y es lo que yo le critico, ciertos deseos, son valga la redudancia deseables o al menos inevitables pues ¿cómo un hombre de familia no puede desear llegar a final de mes y poder dar así a su familia una vida digna?

Juan Manuel Bulacio dijo...

Excelente Gabriel!
El sufrimiento es parte inevitable de la vida del hombre, necesario además para poder gozar. Las llamadas "terapias alternativas" hacen excesivo foco en el voluntarismo para tener alegría y estar bien.
Desde un lado religioso y psíquico todo aquello que alimente una culpa indebida es inadecuado, aunque la raíz de ella esté en la propia interioridad la mayoría de las veces. De hecho, la inoculación de culpa, es parte de la llamada "psicopatía".
Por otro lado, creo que es muy importante no "enamorarse" del sufrimiento, que suele ejercer una atracción morbosa, tanto para una especie de justificación como por un oscuro placer que puede generar. Es inevitable el sufrimiento y siempre debe ser respetado, pero es también un deber tratar de aliviarlo en el propio sujeto y en los demás, de ser posible. El consuelo, las miradas de las que tanto habla Gabriel, llenas de afecto, una palabra, un gesto pueden dar alivio y esperanza. Siempre hay razones para la esperanza y para la alegría, aunque convivan misteriosamente con un mundo hostil y lleno de maldad y sufrimiento. Buscar y tratar de hacer crecer esas razones, creo que es también un deber cristiano. Acompañar, ayudar, ni más ni menos que amar al prójimo siempre será lo más importante. Amar es respetar y es elevar.
Un abrazo grande, Gabriel. Tu incondicional amigo JMB

Pato Calvo dijo...

Que linda reflexión pascual Gabriel! y que linda redención de la integridad! cuesta mucho incorporar el sufriemiento a lo cotidiano, a pesar de su evidencia... Creo que es una tentación muy grande, y muy comun, la de eliminar ese velo que opaca todo, y que nos muestra cuan infimos somos, casi constantemente...
Está bueno repensar el lugar de todo esto que nos toca, y que mejr ejemplo que el de Jesus...
veo que el tema te desveló, un abrazo al desvelo que todos tenemos, en el dolor...
Pato

Hugo Landolfi dijo...

Bueno, un post maravilloso para un día muy especial.

Sin duda la comparación que hacés entre cristianismo, estoicismo y budismo es completamente válida.

Actualmente estoy estudiando algo de psicología trasnpersonal, que constituye el esfuerzo de un grupo de psicólogos y psiquiatras americanos de incorporar la espiritualidad dejada de lado por el positivismo dentro del espacio terapéutico, pero lo han intentado con influencias budistas y sin haber podido avandonar el positivismo.

Creo que esto, desde los 70 para acá, tiñó los espacios terapéuticos de occidente, quienes volcaron a la cultura su budismo y su positivismo. Tal vez este sea uno de los motivos por los cuales se considere al sufrimiento como algo que hay que eliminar, como algo "fuera de la vida".

Un abrazo, Hugo

María Antonieta Arnal Parada dijo...

Muy bueno

oikos-pobierzym dijo...

Envidio tu fe, Gabriel. Me gustaría ser como vos- Por momentos (con el tema del sufrimiento, especialmente de los otros...), oscilo entre Cristo y Buda (o lo que imagino que puede llegar a ser el budismo Zen, ya que leí un poquito sobre el tema y, por cierto, muy occidentalizado).

Conocí gente que sufrió injustamente, que la vida le amputó la sonrisa, las esperanzas y la capacidad de los proyectos. Son gente muy afín...

Veo también chicos, en la calle, con un futuro más que incierto..., casi condenados a una vida miserable.

Un salto, en estos casos debo dar un salto, para creer que "detrás" de esto, de estas vidas derramadas, hay un proyecto de un Dios, y encima omnipotente y bondadoso.

Ok, no quiero ponerme más melanco, es una confesión repentina, no pensada con antelación. Y me siento cómodo haciéndola acá, en este sitio donde sé que prima la libertad y el compañerismo.

Excelente tu nota. Y tu fe, también.

Un abrazo a vos (y a todos)!

R.P.

Gabriel Zanotti dijo...

Gracias por su sentida confesión, Ricardo.... Una cosa que puede ayudar en todo esto es la Ex. Ap. "Salvifici doloris" de Juan Pablo II, un olvidado y valiosísimo texto de 1984, sobre el sentido del sufrimiento y el dolor. Muy bueno. A mí me toca de cerca, papá lo tenía en su mesa de luz días antes de su muerte.

Unknown dijo...

Querido Gabriel:

Comparto plenamente que el sufrimiento tiene sentido solo en Cristo, que en sí mismo es un mal, fruto del pecado que introdujo el desorden en el cosmos. Esta Semana Santa es un buen momento para encontarle su sentido salvífico, y sobre todo para arrepentirnos, y cambiar de vida en un sentido personal. El cambio tendrá sus consecuencias sociales aunque no se vean, ya que habrá más armonía en la creación.-
Gracias por recordarnos que estamos viviendo la Semana Santa.-
Saludos

oikos-pobierzym dijo...

Gracias Gabriel! Tendré en cuenta el texto.

Volviendo al tema. Es cierto, en las sociedades contemporáneas circulan toda clase de "recetas" mágicas contra la debilidad. No me refiero a la debilidad física, ni espiritual, pero todo parece indicar que uno tiene que ser fuerte en todo sentido y que hay "remedio para toda dolencia."

Es bueno que retomes este tema que se presta a muchas confusiones. Aún el más fuerte tiene su lado débil y los más sanos (hay que ver qué se entiende por ello) padecen debilidades.

Creo que (filosóficamente hablando) la debilidad a la que vos te referís forma una parte esencial de nuestra condición finita.

Ok, era comentario nomás.

Un abrazo!

R.P.