domingo, 18 de enero de 2009

EL CUARTITO

Corría Octubre de 1993. Para un filósofo, siglos atrás.

Yo enseñaba (aún lo hago) filosofía de las ciencias en la UNSTA, y tuve como alumnos, ese año, un particularísimo grupo. Varios de ellos eran nacionalistas católicos y, no sé por qué, me toleraron, hasta creo que me quisieron. No sé qué les llamaba la atención, si mi gran nariz, mis ridículos chistes o mi catolicismo, para ellos una contradictoria adherencia precisamente por su ortodoxia... Y mi tomismo. Nunca habían visto un tomista liberal. Nunca.

Había entre ellos dos, Alejandro Altamirano y Alfredo Barros, que con su sentido del humor ponían un poquito de alegría en esta vida difícil. Perdí de vista a Altamirano, pero no de corazón, y con Alfredo, gracias a Dios, me sigo viendo habitualmente.

Hacia el fin de ese cuatrimestre me llevaron a cenar, todos, pizza, a un lugar llamado el cuartito o algo así. Leí entonces un discurso donde contestaba una serie de objeciones al liberalismo. Nos reímos todos un poco de todos nosotros. Si sirve para algo o para alguien, aquí está. Oh nostalgia. Digo algunas cosas en serio, precisamente porque las digo en broma, y puede esto retomar con más calma el tema de las nacionalidades et alia huiusmodi :-)) Es difícil contextualizar algo así, pero lo intenté. El lector verá algunas referencias a la política de entonces...

Un abrazo a todos....

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Planeta Tierra, 1/10/93.
Estimadísimos y queridísimo amigos:
Here I am, talking in the “Cuartitou”... Oh!, sorry, please change to manual control...
Como venía diciendo, cambio a control manual para evitar ser agredido por los que nunca agreden.
Ante todo, me presento. Se supone que soy el famoso, para algunos, y oso, para ninguno (por lo gordo) Gabriel Zanotti, horrible representante de las oligarquías nativas explotadoras, aliadas con la sinarquía internacional, partidario del capitalismo liberal salvaje rousseauniano y con taparrabos, partidario de la explotación del hombre por el hombre, indigno propagador de la injusticia social, máximamente ejemplificada por la libertad de precios para los libros de Chesterton que compra el consumista Alfredo Barros.
Pero, en realidad, voy a confesar mi verdadera identidad. Soy del planeta Orión, del sistema solar 8 de la Galaxia Andrómeda, nacido en el siglo 24 y enviado a esta cordenada espacio-tiempo para conjeturar, conjeturar y conjeturar sobre la naturaleza conjetural de las conjeturas; para difundir la sacra doctrina de que si p entonces q y si q no necesariamente p y si no-q entonces necesariamente no-p y si p entonces p y si p ya no sé y si p qué p y si ppp y q no p y no q y no-no q y qqq, ppp, qq, pp, qué se yo.
Habiéndome enterado de que el terrícola y excelente cantautor -lo cual no es broma- Alejandro Altamirano había escrito una serie de 10 tesis contra el liberalismo o algo así, me dediqué a investigar varias cosas. Primero, al terrícola en cuestión para testear su grado de peligrosidad ligada a su contenido empático. Afortunadamente, los análisis señalaron una peligrosidad casi nula, excepto por una extraña advertencia de mi computadora sobre un posible contagio de amistad aguda mezclada con ciertas dosis de localismo que podría implicar que yo me encontrara tarareando un día curiosas canciones de dudosa reputación para algunos ambientes cogotudos por los que circulo.
En segundo lugar, hube de analizar la cuestión del liberalismo o qué se yo, y tuve que poner en funcionamiento toda mi tecnología para que mi nueva esencia, preocupada por el actus essendi, el Ipsuum Suum Esse y otras menudencias, trajera a mi memoria cuestiones ocurridas hace cuatro siglos, aunque yo, como bien dice que bien me conoce, vivo fuera del espacio y del tiempo. Eso no significa, nullo modo, que yo esté más allá del bien y del mal, sino, simplemente, que siempre quise ser astronauta.
Acostumbrado a leer libros como La Acción Humana de Ludwig von Mises -o, si se prefiere, la acción inhumana, por estar pensado en alemán, escrito en inglés y traducido al español- y la Suma Teológica, de Teología, Theologiae o como se prefierae, y, para colmo, acostumbrado también a combinar ambas cosas -lo cual ha despertado los más bajos instintos asesinos de gentes muy tranquilas- se me ocurrió que podría utilizar el sistema tomista de objeciones, artículo y respuestas a las objeciones, o, si se prefiere, falsadores potenciales, conjetura y corroboración, con analogía de proporcionalidad intrínseca proporcionada a Ferro hoy extrínseco del Cuartito.
Como objeciones, utilizaremos las 10 tesis del terrícola Altamirano. Como cuerpo del artículo, lo siguiente: que la libertad os hará verdaderos y que buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se dará por añadidura, no sin antes aclarar el sed contra -que no es lo mismo que sed contras-: dice Santo Tomás en la Suma: “Deus est maxime liberalis” (I, Q. 44, a. 4 ad 1).
Habiendo cumplimentado las objeciones, el artículo y el sed contra, vayamos a la respuestas.
Ad primun -y por qué no ad sobrinum- que sostiene que las democracias tienden a convertirse en oligarquías, dicendum quod en mi planeta ya no hay democracias ni ningún tipo de cracias -que no es lo mismo que gracias- excepto por algunos jueces que, valga la aclaración, y sin querer poner verde al terrícola Altamirano, fue por mucho tiempo un sistema de gobierno muy bueno entre aquel pueblo llamado judío, hasta que, desoyendo la advertencia divina, pidieron un rey y comenzaron todos los problemas.
Ad secundum -y por qué no ad minutum- que sostiene que el neoliberalismo plantea un determinismo histórico, dicendum quod, efectivamente, Altamiranum rationem habet: hay en el liberalismo un claro determinismo histórico, excepto por Hayek, Mises, Popper y otros tipos evidentemente nada representativos de dicha interesante tendencia política. Eso sí, lo único que se preguntaron en mi planeta es que si nosotros sabemos de esos autores y sus obras en el siglo 24 y a dos millones de años luz de distancia, por qué no lo pueden saber los terricolas en su planeta y en su tiempo.
Ad tertium -y por qué no a qué se yo-, según la cual la partidocracia no existe para el bien político de todos, dicendum quod en mi planeta no tenemos partidos políticos, y que esperamos que los terrícolas pronto se liberen se semejante tontería, fruto de los cerebros partidos de los políticos.
Ad cuartum -y why not ad habitationem-, que establece que el capitalismo hace la guerra a las sociedades intermedias y a la familia en particular, dicendum quod en mi planeta el capitalismo se basa en la empresa familiar (Iglesia doméstica), en las sociedades intermedias y sobre todo en las intersoquetes, que son aún más chiquititas.
Ad quintum -y por qué no ad casam paquetam de fin de semanum- que sostiene que el liberalismo está intelectualmente triunfante en el país, dicendum quod en mi planeta nuestros archivos registran una gran equivocidad entre las diversas escuelas liberales, que son muchas y muy distintas, entre las cuales se destacan nombres tales como Tocqueville, Montesquieu, Suarez, Vitoria, Mariana, Bartolomé de las Casas O.P., Hooker, Locke, Hamilton, Madison, Adams, Jay, Jefferson, Burke, Acton, etc. Con gran esfuerzo encontramos una particularísima escuela, la de Anillaco, respresentada por Menem, Adelina, Mary July, Alvaro y otras yerbas, a quienes no se los conoce por sus escritos sino por una particularísima anécdota: se cuenta que en 1995 tuvieron que pedir asilo en la embajada de Chile, en la cual se llevaron el chasco de su vida al enterarse que Pinochet ya no era gobernante.
Ad sextum -y por qué no al sextum de basuram- que sostiene que la deuda externa constituye un verdadero tributo colonial, dicendum quod, primum, no sé que tiene Altamirano contra los perfumes, and secundum, que en mi planeta todas las deudas son privadas e internas ya que no existen gobiernos que se endeuden entre sí. Entre paréntesis, no sabemos de naciones o cosas así. Empero, un orionita amigo me dijo que un tal Franklin, a quien el terrícola Altamirano asignó con cierta picardía el ser inventor del pararayos y de la frase “time is money” -ahora correctamente pronunciada- también acuñó la frase “mi patria está donde está la libertad”. Yo, empero, me manifesto agnóstico en estas materias y prefiero, si existe algo que sea una nación, plantear una muy modesta conjetura, no tan alta como el pararayos pero sí muy útil y a mi altura: la patria está, tal vez, en la tierra de mis padres, en la tierra donde por primera vez misioné, en la tierra donde esté el amor verdadero y allí donde pueda reunirme con mis amigos en “El Cuartito”.
Ad septimum -y por qué no a ya no sé-, que dice que la democracia es totalitaria, dicendum que el terrícola tiene razón: la democracia roussoniana, triunfante en América Latina, es totalitaria como cualquier sistema de gobierno ilimitado. Me alegra enormemente que Altamirano siga las enseñanzas de Hayek en esta materia. El único problema es la siguiente aporía: si se reconoce la libertad de estar en desacuerdo con estar en desacuerdo, qué debo hacer para estar en desacuerdo? Aunque está aporía ha convertido a mi cerebro en una sociedad cerrada, quiero tranquilizar al terrícola Altamirano diciéndole: la libertad está allí donde hay una mirada de amistad.
Ad octavum -no sin antes recordar el famoso axioma lógico matemático que dice que octavum por octavum me como un biscochum- que sostiene que el N.O.I. considera superada la vigencia de las soberanías nacionales, dicendum quod en mi planeta no existe la soberanía de la nación, ni del Clarín ni del violín, ni tampoco hay nuevos órdenes interplanetarios, sino sólo la amistad y el respeto entre las personas, de lo cual, mediante un desorden espontáneo, han surgido tradiciones locales y una justicia universal que conviven en santo matrimonio -con sus peleítas- como sindéresis y prudencia, en la adversidad y en la prosperidad, en la enfermedad y en la salud, en la UCA y en la UNSTA.
Ad novenum -y por qué no al noescuchanum-, que sostiene que la democracia es imperialista, debo decir que los ejemplos cinófilos altamironienses olvidan que una buena monarquía venció a un tiránico imperio intergaláctico en la Guerra de las Galaxias, que la historia recuperó su libertad en el final de Terminator 2, y que un humilde policía estadual, practicante de Aikido, se enfrentó a los imperialistas de Washington en la película “Nico”. Por otra parte, y aunque sea tan extraño como que Ghandi venció al Imperio Inglés con el common law británico, un auténtico liberal desprecia a quienes con un casco en la cabeza se creen los salvadores del mundo e intentan poner una sistema representativo bicameral en la tribu de los bosquimanos (quienes, entre paréntesis, saben más de la vida que los diputados que engordan en sus sillas). Porque, como bien dijo Alberdi -y ruego a Altamirano y a sus secuaces que la pizza no se les atragante- América se liberará cuando se libere de sus liberadores.
Ad deciman -o deciwoman, como diría una feminista-, que sostiene que el liberalismo es pecado, debo decir que, aunque en algunos planetas no hubo pecado original, yo sí lo tengo, y creo que Altamirano casi me ha convencido dado que mi liberalismo es tan original como mi pecado. Pero, en última instancia, debo decir a mi querido amigo que, habiendo distinguido las infinitas especies de liberalismos y nacionalismos -como los dominicos- todo auténtico liberal sabe que el liberalismo no es pecado y que el no-liberalismo tampoco lo es, y que el nacionalismo no es pecado, ni tampoco el no-nacionalismo. Cómo entender, comprender y vivir que ninguna de las cuatro cosas es pecado? Para ello voy a pedir que escuchen lo que dicta una pluma que no es mía y que, por Gracia, habla en serio.

No está mal que construyamos nuestras utopías, que las soñemos y las discutamos con amistad, siempre que no confundamos lo absoluto con lo relativo. Porque toda forma humana de gobierno, aunque buena, tiene la contingencia de lo humano aunque extrañe con nostalgia la perfección de lo eterno. Porque sólo hay un señor, que es Dios; sólo un Reino, que es el Suyo; sólo un símbolo, que es la Cruz; sólo una potestas, que es Su Iglesia, una, santa, católica y apostólica; sólo un argumento de autoridad, que es Su Pontífice; sólo un mandato, que es la Caridad, y sólo un discurso, que comienza diciendo “Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible”. Allí, en esas palabras, y en esa cruz desde la cual el amor infinito nos mira con bondad, ponemos todos también nuestra mirada: allí está nuestra unidad, allí nuestra libertad, allí, nuestra sobrenatural amistad.

Gabriel J. Zanotti
Octubre de 1993

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente . Lástima que para disfrutarlo plenamente haya que tener aprobado "Zanotti IV" . Me alegro de tu amistad con gente nacionalista católica . Ahora que revelaste tu origen orionita , espermos futuras historias . Me voy a Gualeguaychú a ver que dice la gente . Un abrazo .
M.S

Sebas dijo...

Brillante Gabriel ! ! ! te felicito !

Anónimo dijo...

Nuevamente, una ultra infantilización del pensamiento nacionalista.
No se puede criticar lo que no se conoce.

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Me parece Alberto que lo que no se conoce en este caso es el contexto del texto que ha leído; pero, en todo caso, le pido que me ilustre..... ¿Julio Meinvielle?
¿Castellani? ¿Caturelli? ¿Soaje Ramos? ¿Palumbo, Ramos, etc? Ya los he leído y sufrido. ¿Tiene alguna otra luminaria para presentarme?

Anónimo dijo...

Sigue la burla y el menosprecio. Lástima.

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

¿Dónde está la burla y el menosprecio Alberto? ¿Sería tan amable de especificármelo?

Anónimo dijo...

"Ya los he leído y sufrido. ¿Tiene alguna otra luminaria para presentarme?"

Dejemos el sarcasmo de lado. Si no le gusta lo que piensa el prójimo, por lo menos respete.

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Fue una ironía. Lamento que usted lo haya tomado como una falta de respeto. Porque de respeto, justamente, se trata. De respeto a la conciencia del otro. Respeto a su forma de pensar y de vivir. He allí el eje central de las "libertades modernas" que los autores nombrados no se cansaron de condenar, y de insultar si era necesario. Y con respecto a mi persona, ni le cuento. Así que, de eso se trata. Precisamente. De eso se tratan las libertades de expresión, de enseñanza y de religión. De respeto. De eso se trata. El Vaticano II lo entendió plenamente. El autor de "De Lamennais a Maritain", nunca..........

Anónimo dijo...

La ideología liberal (pues eso es el liberalismo, una ideología) no asegura que sus hombres sean respetuosos y virtuosos. Sino vea que lo que usted critica a los intelectuales nacionalistas, también lo hacen ustedes:
http://www.libertaddigital.com/ilustracion_liberal/articulo.php/828
Esa crítica burlona hacia Juan Manuel de Prada es respetuosa?
Disculpe usted, para ser respetuoso no hay que ser liberal, hay que ser respetuoso.

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Mi estimado Aberto, he debatido estas cosas toda mi vida. Lo remito a


- Economía de Mercado y Doctrina Social de la Iglesia (Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1985). Segunda ediciòn: Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2005.
- El humanismo del futuro (Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1989). Segunda edición, Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2007.
Documentos de trabajo:
- Crisis de la razón y crisis de la democracia, en UCEMA, Febrero 2008, Nro. 370 (http://www.cema.edu.ar/publicaciones/doc_trabajo.html)
- “Liberalismo y religión católica, apostólica, romana”, en Cristianismo y Libertad, varios autores; Fundación para el avance en la educación, Buenos Aires, 1984- “Reflexiones sobre la encíclica “Libertas” de Leon XIII”, en El Derecho, 11 de octubre de 1988.
- “Modernidad e Iluminismo”, Libertas, Nro. 11, 1989.
- “Feyerabend y la dialèctica del Iluminismo”, en Studium (2005), Tomo VIII, Fasc. XVI, pp. 215-238.
- “Hacia un liberalismo clásico como la defensa de la intimidad personal”, en Doxa Comunicación (2006), 4. Pp. 233-253. “La interpretación correcta del Concilio Vaticano II”, en Instituto Acton (versión on line), Febrero de 2006.
- “El discurso de Benedicto XVI en Ratisbona”, en Instituto Acton (versión on line) de Marzo de 2007.
- “Sobre los pobres, expotados y excluidos”, en Instituto Acton (versión on line), Abril de 2007.
- “Sobre el discurso de Benedicto XVI en las Naciones Unidas”, en Instituto Acton, versión on line en www.institutoacton.com.ar, del 19-5-08.
- “La importancia del magisterio social de Pío XII”, en Instituto Acton, versión on line en www.institutoacton.com.ar, Diciembre de 2008.
- “Benedicto XVI, pecador”, en Instituto Acton, versión on line en www.institutoacton.com.ar, Diciembre de 2008.

Después de todo lo cual no me endilge un "ustedes" que no me corresponde.

Anónimo dijo...

Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy inficiona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo con sus errores y abominables intentos; y vosotros sabéis, venerables hermanos, que tal impiedad no maduró en un solo día, sino que se incubaba desde mucho antes en las entrañas de la sociedad. Se comenzó por negar el imperío de Cristo sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas. Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios.
-- Pío XI, Carta Encíclica Quas Primas

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Ahá. Sí.
¿Y?

Anónimo dijo...

Nada, pavadas nomás...

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Ese texto no es ninguna pavada..... ¿Por qué o para qué lo envió?

Anónimo dijo...

Lo invito a bajar del espacio de las abstracciones y mirar lo concreto-existente.

Sin más,

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Bueno Alberto, cómo no. Ahora bien, dice Santo Tomás en su CG: "Singularia autem sunt entia, et magis quam universalia: quia universalia non subsistum per se, sed sunt solum in singularibus" (libro III, cap. 75). Por lo tanto es obvio que debo mirar a lo concreto y singular. Ahora bien, si es tan amable de indicarme qué aspecto de lo singular quiere usted que yo mire (dado que toda sustancia 1ra es singular), con mucho gusto....

Anónimo dijo...

Estimado, cuando usted descubra qué es la Patria, habrá encontrado un tesoro.
Por cierto, hermosa cita de la suma Contra Gentiles.

Alberto

Gabriel Zanotti dijo...

Si, es una cita muy valiosa.
Por lo demás, dejemos abierta la posibilidad de que alguna vez vea lo que usted y mi amigo JM ven.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Uy! Leer estos comentarios ha sido como viajar en el túnel del tiempo, Gab, hasta nuestros años "unsteños". Si mi memoria no falla, te tuvimos en filosofía de las ciencias en el 92. El 93 fue el año de la magna metafísica, ¿te acordás? Me hizo gracia lo del “particularísimo grupo”. Ya me dirás si lo de particularísimo es bueno o no, y si es un universal distributivo :-)
Un abrazo: H

Gabriel Zanotti dijo...

My dear H (????)
¿Bueno? ¡Eso es decir poco! Fue uno de los mejores grupos que tuve........... Sencillamente inolvidable..............