sábado, 5 de abril de 2008

NO SE DEBEN CORTAR RUTAS

Con este pequeño artículo toda la “derecha” argentina me va a querer matar pero, en fin, ya hubo conatos de excomunión cuando critiqué a Bush y cuando, pasando a temas menos importantes, osé decir que López Murphy no debía presentarse a elecciones. Es que en realidad yo nunca he formado parte de la derecha argentina, en cierto sentido. Soy un liberal clásico, lo cual implica vivir en una teoría de la relatividad política. Y por eso mejor publicar esto en mi blog personal y que mis amigos se rían un rato.
En el 2005 escribí un artículo cuyo título era “Cómo ser liberal clásico en América Latina y no morir en el intento”. Allí, como diagnóstico de la inestabilidad política de toda la región, dije:

“….Pero ese pasado cultural, “declinado” en otras regiones, en América Latina nunca se dio. No creo que pueda aplicarse a ella las tijeras de Hayek. Al contrario, lo que tenemos aquí, históricamente, son dos líneas enfrentadas, ambas de corte autoritario.
Por un lado, toda la tradición colonial española. Algunos sostienen que los municipios españoles representaban ya una vivencia de libertades civiles similares a la tradición federal anglosajona. Estamos abiertos a ello; sólo afirmamos, nada más ni nada menos, que la estructura de gobierno colonial, de tipo vertical, del rey, al virrey y etc., era en sí mismo una estructura autoritaria, arquitectónica, que respondía más a un estado concebido como padre, más que como la “administration” anglosajona. A su vez, no creo que se pueda decir que había una tradición de libertades individuales similar al common law como presupuesto cultural. Había noción de ley natural, pero no de “ley” jurídicamente limitante del poder[1]. La estructura vertical del poder interactuó con una creencia cultural básica: el gobierno no es la administración de bienes públicos, sino los mandatos de un rey, un padre, un caudillo, un jefe revolucionario. Había toda una tradición teorética católica que iba en sentido contrario (Suárez, Molina, Vitoria, la escuela de Salamanca) pero no llegó a convertirse en sistema cultural.
Por el otro lado, llegaron a América Latina ideas contrarias, sí, pero ligadas a los que Hayek llamaría constructivismo, derivado del racionalismo antirreligioso europeo. Los sistemas republicanos y laicales propuestos eran más bien de corte roussoniano. Hubo dictadores ilustrados en América Latina, que intentaron “reformar” el sistema colonial, coherentemente enfrentados a su pasado religioso. Sus ideas eran más bien afrancesadas, más bien dependientes de la enciclopedia francesa más que de la religiosidad laical de las colonias norteamericanas. Coherentemente, “imponían” sus reformas a sangre y fuego. Redactaban constituciones republicanas, separaban Iglesia y estado, dictaban códigos civiles donde trataban de racionalizar el respeto a la propiedad, trataban que el estado educara en las “ciencias y letras”, y avanzaban sobre el indígena ya no para hacerlo cristiano, sino “ciudadano”[2]. Todo ello en medio de un marco cultural indiferente u hostil a las reformas propuestas, un marco cultural que no sabía vivir sin el “padre”, por lo cual estos gobiernos adoptaban más bien la figura de un padre “civilizador” laical. Virrey católico, caudillo militar, presidente “fuerte” laical, todos ellos encarnaban el mismo tipo ideal weberiano de padre fuerte y protector.”

O sea: la tentación de violencia vive en izquierdas y derechas en América Latina. Contra autoritarismos de gobiernos de izquierda, la derecha quiso y quisiera responder con un autoritarismo del otro lado. Nadie quiere confesarlo, pero he conocido liberales argentinos que verdaderamente pensaban que la solución para la Argentina era un probo militar presidente y un ministro liberal de economía. Ese era todo el esquema institucional que bastaba. Brillaban allí por su ausencia las advertencias hayekianas sobre el aprendizaje, las bases culturales de las instituciones libres.
Hoy nadie quiere decirlo abiertamente tampoco, pero muchos sueñan con que Cristina Kirchner caiga después de un cacerolazo como el que derrocó a De la Rúa (en realidad no es eso lo que lo derrocó, sino un quién….). Otros, sencillamente, no sueñan, ni piensan, ni menos aún escriben. Reaccionan. Pero en esa reacción se ve la anomia institucional en la que vivimos.
No se deben cortar rutas, y punto. Es un delito, pero fundamentalmente es un atentado a derechos individuales de otros.
Claro que los Kichner y sus secuaces no tienen ninguna autoridad para decirlo. Ello es obvio. Obvio es también que vivimos en una dictadura encubierta. Pero, ¿cómo se vuelve a la estabilidad institucional en la Argentina? Con la violencia, seguro que no. Con lo cual entramos en un planteo consecuencialista menos deontologista que el imperativo categórico que vive en el título de este artículo.
¿Quién tiene el poder en Argentina? ¿El que corta mejor una ruta? Si ese conato medio ingenuo de revolución que hizo el campo hubiera volteado a la tan odiada Cristina, ¿a un supuesto cristino liberal lo voltearía otro corte de ruta…….. Menos piadoso? ¿Ese es el orden institucional en Argentina?
¿Qué queda por hacer entonces? Nada. La cosa era antes. Por eso la oposición debía unirse; por ello me uní a las propuestas (desesperadas) para una oposición unida en Argentina, no “liberal clásica” pero al menos no kichnerista. Obviamente no sucedió. Ahora, ya está. El peronismo es un drama cultural, pero es férreo y coherente. ¿Quiénes creemos que son los Kirchner y sus secuaces? ¿Nenes de mamá que se van a asustar? Ahora han endurecido su posición. Y los comandantes marcos de la revolución frustrada, y los sectores medios que los apoyaron, ¿qué creen que es una revolución? Si de cortar una ruta se trata, la izquierda sabe cómo hacerlo. Capuchas, palos en mano, algo más por si acaso, y no se mueven. Y lo que quieren es enfrentarse con la gendarmería y que haya sangre, no asaditos. Eso es lo funcional y maquiavélicamente útil a la toma del poder. Y el desabastecimiento: ¿verdaderamente sabemos lo que es un desabastecimiento en serio? ¿Verdaderamente “por dignidad” los centros urbanos hubieran soportado semanas y semanas de supermercados vacíos? ¿Sí? ¿Seguro?
La revolución no es el camino. No es el camino ético, porque la violencia no es camino para nada; no es camino institucional, porque sólo aumenta nuestra anomia institucional, y no es camino estratégico cuando se convierte en un conato ingenuo que enardece al poder en el poder y lo ratifica en su lenguaje, que es la violencia. Ya hay amenazas a la libertad de prensa. Ya hay peores amenazas para lo poco que queda de comercio y propiedad.
Que las retenciones son impuestos distorsivos iguales a las tarifas arancelarias, es obvio. No pueden tener ninguna medida económicamente eficiente y son todas absolutamente injustas. Que sólo sirven para aumentar las arcas del estado central, es obvio, y ese es el problema, y no tanto “la caja de los Kirchner”: ¿o acaso la caja de otro gobierno las justificaría? Todo es obvio, como obvio es que si son delincuentes los asambleístas ecologistas que cortan los caminos a Uruguay, también lo son los asambleístas que corten el paso a Buenos Aires.
Si no se quiere pagar un impuesto, no se paga y se soportan las consecuencias del soviet que venga a reclamar su robo. Eso hubiera sido, tal vez, una revolución en paz. Tal vez. No sé.
¿Qué hacer? Vuelvo a decir, no hay nada que hacer. Para los que puedan, Ezeiza es el camino. Para los que no podamos, la fortaleza de resistir lo que venga, de seguir escribiendo mientras se pueda, y la pequeña esperanza de que quizás en el 2011 estos feroces autoritarios se hayan desgastado o haya cometido algún colosal error político. Pero es posible que en el 2011 sólo quede Ezeiza o la cárcel.
No da mucha “seguridad” pensarlo, pero…. Ser liberal es, precisamente, ser no violento. Los liberales estamos perdidos en una sociedad violenta. Somos parias políticos y sociales. Por eso escribí “cómo ser liberal en América Latina”….. O sea, una sociedad violenta, sin instituciones, donde gana el más fuerte.
Es verdad que existe la legítima defensa, es verdad que en una guerra conviene, a veces, tomar partido…. Pero, ¿define eso la filosofía política? ¿Si? ¿Entonces tenía razón Hobbes? La pregunta es, entonces, ¿es posible ser liberal?
Allí termino.

[1] Es muy interesante al respecto la contraposición que se observa en dos “tipos ideales” weberianos filmados sin advertirlo por la cultura pop televisiva y cinematográfica. Me refiero al shefiff y a el “Zorro”. El primero podía ser vencido, o no, pero tenía a “la ley” de su parte, una ley que tenía una “existencia jurídica” independiente del triunfo eventual de pistoleros diversos o shefiffs caídos en desgracia. El Zorro, en cambio, representa a una ley natural y a una derecho a la resistencia a la opresión ante un sistema en el cual “no había ley”, sino la voluntad del comandante del lugar y-o un delegado del virrey. Una vez hubo un comandante “bueno”, pero, claro, duró sólo un capítulo para el que “Zorro” siguiera ejerciendo el derecho a la resistencia. Ahora muchos creen que el Zorro es Castro y que el comandante es Bush...
[2] ¿Fue la Constitución argentina de 1853 una “refutación” a lo que estamos diciendo? ¿O una corroboración? ¿No habrá sido un trágico ejemplo de “normas” escritas que no se convierten en cultura?

10 comentarios:

Sebas dijo...

Se me ocurre traer algunas referencias, la primera es un pensamiento de Ayn Rand: “una revolución no comienza en las calles sino en la mente del hombre” siempre me pareció genial esta afirmación. Por otra parte algunos historiadores concuerdan que el famoso “Boston Tea Party” dio comienzo a la guerra por la independencia en las colonias norteamericanas. Mi opinión es que la revolución de EEUU, tal como sostiene Ayn Rand ya había comenzado mucho antes. Los periodicos y panfletos que circulaban en esa época divulgaban ideas libertarias, el terreno cultural estaba preparado para que posterirormente, liberados del gobierno británico, los colonos establecieran un gobierno republicano, limitado, al servicio de los derechos individuales de cada ciudadano. Alberdi mismo lo sostiene: los norteamericanos no se dieron una constitución para ser libres, ellos ya eran libres, la constitución de EEUU fue hecha por hombres libres.
Personalmente a este contexto cultural autoritario creo que le debo una parte de mi estima a la libertad, a veces pienso si hubiese nacido en EEUU, Canadá o Nueva Zelanda, la valoraría tanto?

Gabriel Zanotti dijo...

Mi estimado Sebas, tal cual.... Es en la mente de los argentinos donde una revolución debería comenzar. Pero ese lugar sí que está lejos.............. Muy lejos................ Casi infinitamente leeeeeeeeeeeejos...................

Anónimo dijo...

Acá rige el principio " la guerra nadie la quiere pero todos la hacen al final "
Cuando la irracionalidad viene de arriba hacia abajo las probabilidades históricas de que no haya violencia son bajas . Nadie la quiere , pero todos terminan o atacando o defendiendo algo que no es ni más ni menos que el derecho a vivir como uno puede y quiere .
Sé por boca directa de algunos de los protagonistas que se vieron en la TV que los dirigentes no aceptan el corte de rutas , ni el desabastecimiento como métodos de lucha contra esta dictadura sui generis , pero no creo que puedan mantener sus cabezas , ya que la Federacion Agraria de la cual formo parte , tiene un origen anarco-comunista , de manera que sus decisiones se toman en Asambleas donde lo que ha primado hasta ahora es la ira general y su consecuencia que son estos cortes . Si fracasan los dirigentes , sí habrá violencia , por el clásico tema del "desborde de las bases" ya que hablamos de un movimiento de millones de personas (no es sólo el agro sino todos los pueblos del interior movilizados en esta protesta ).
Por otro lado cuando escucho hablar de paz y tolerancia a cualquier dirigente argentino mis oidos escuchan en cambio "sumisión y connivencia "
Ser esclavo del Estado no es una opción para quien se ató voluntariamente a su tierra . Personalmente promuevo UNICAMENTE el lock-out de soja y que venga Morenito a sacarla de miles de campos , aunque dudo que salga ileso . Sin superavit fiscal , ni créditos externos van a durar poco , tendrán que llamar a elecciones nuevamente ,la vieja historia ,hiperinflación y el cabezón Duhalde salvándonos! Reíte , el sentido del humor hay que mantenerlo siempre , precisamente porque va a ser durísimo .

Gabriel Zanotti dijo...

Mi estimado y siempre recordado anónimo,
no voy a decir mucho esta vez, está todo dicho. Sólo agregar otra cosa. Fijate que hay una pregunta que se va "achicando":
1. ¿Cómo ser liberal clásico en América Latina y no morir en el intento?
2. ¿Cómo ser liberal clásico en América Latina?
3. ¿Cómo ser liberal clásico?
4. ¿Cómo ser?

Sebas dijo...

Gabriel, con respecto a la cuestión “cómo ser liberal en una sociedad violenta” yo agregaría que también es difícil contestar cómo serlo en una sociedad pacífica”. Coincido cuando sostenes que ser liberal es ser no violento. En general el liberal busca ocuparse de sus asuntos lo mejor que pueda e intercambiar con otros el resultado de su trabajo, creo que algunos factores psicológicos, como la confianza en las propias capacidades y la visión de un mundo benevolente influyen y mucho en la adhesión a una sociedad donde impere el laissez-faire. Ahora, por las mismas razones es muy raro encontrar liberales con ambiciones políticas, sencillamente no les interesa formar parte del estado, el monopolio de la fuerza no seduce para nada a un libertario. Por el contrario, aquellas personas con características mas beligerantes, autoritarias, dogmáticas, etc., se sentirán tentadas a satisfacer sus objetivos mediante el control del poder y si agregamos aquello de: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” el panorama parece oscurecerse un poco más. Aun en aquellas sociedades donde inicialmente comenzaron con un “gobierno de leyes”, pareciera que con el devenir del tiempo, este tipo de gobierno se va “contaminando” con un gobierno “de personas” cada vez con mayor poder en detrimento de los derechos individuales.
Una cuestión importante sería ver la relación naturaleza humana-poder, una relación en la que por lo visto hasta ahora sale perdiendo la libertad. Será pues que habrá que replantear la efectividad de la división de poderes? Habrá que indagar sobre la necesidad de la existencia de un gobierno? Pareciera que el anarco-capitalismo está levantando la mano porque tiene algo que decir no?

Gabriel Zanotti dijo...

Muy interesante tu comentario, Sebas. Yo estoy abierto a que la hipótesis de un gobierno limitado haya fracasado históricamente, al menos la única vez que realmente se la intentó (EEUU). Y que el anarcocapitalismo esté "levantando la meno" por ello me parece razonable, pero ello merece algunas acotaciones prácticas. Por ejemplo, que, en la Argentina, intentar "por 1ra vez" un gobierno "de las leyes" al estilo Hayek, podría ser visto no como una oposición al anarcocapitalismo, sino como una transición al mismo. Segundo, supongamos que cada ciudad es un autogobierno al estilo anarco-capitalismo. En ese caso, la tendencia que van a tener a unirse, como describe Nozick, hacia un gobierno ultramínimo (NO el mínimo) será por motivos de autodefensa y bajar los costos de transacción de la propia defensa. Por ende, ello no necesariamente se producirá porque tengan tendencia a la política las personas más autoritarias (tesis que, por otra parte, es muy cercana a la verdad la mayor parte de las veces). La política, es verdad, es un estorbo para el pacífico liberal, pero no porque no le interese el bien común, como diría un comunitatista, sino porque el bien común pasa precisamente por un orden espontáneo........................

nacho dijo...

Siempre se me ocurre el mismo comentario para los posts de este blog: "qué buena la reflexión". En este caso, qué bueno el llamado a la coherencia, qué bueno en análisis en frío y qué bueno el escape a la bifurcación de "o estoy con Cristina o estoy con el campo" (100% y siguiendo a quien sea en TODO, como si las posturas vinieran en paquetitos), que se da siempre en el ámbito político argentino (Macri o Kirchner, Bush o Fidel... Braden o Perón...)

Gabriel Zanotti dijo...

Gracias Nacho por tu comentario, y roguemos para que la locura colectiva pase pronto.........

Anónimo dijo...

Es frustrante ver el "ejercicio de la democracia" en Argentina, la falta de instituciones reales, la desesperación.
La cacerola de estas últimas semanas no sólo expresa ruidosamente todo eso, sino también una legitimidad política perdida para la clase alta y la clase media, que repentinamente recicla "dinosaurios" (sic) a falta de opositores (léase un forward firmado "Bernardo Neustadt"), una clase media baja y baja que no sabe para qué lado tirar y una política que en realidad parece no tener nada que ver con clases.

Gabriel Zanotti dijo...

Dijiste bien: desesperación. Ese es un sentimient que resume bien lo que es la dictadura encubierta e hipócrita de los Kirchner y sus secuaces. Pero la desesperanza es mala consejera cuando pasa a la acción.