sábado, 9 de febrero de 2008

Ariel Malvino y Terry Schiavo

Publico hoy dos artículos escritos más o menos hace dos años, sobre dos casos que me preocuparon mucho. Sé que pueden despertar mucha polémica, pero no creo que eso sea negativo, al contrario...... Sobre todo teniendo en cuenta que "cualquiera puede estar en desacuerdo con cualquier cosa que yo diga, incluso, con esto último". Otros esperaban tal vez algo más "filosófico/abstracto": no se preocupen porque de eso hay para rato (ver simplemente la 1ra entrada). Pero no es que los casos concretos me preocupen "también", sino que la filosofía es una reflexión sobre el mundo de la vida (Husserl). Al ser reflexión (actitud teorética) parte de la vida (actitud natural) pero no se queda en ella sino que profundiza la naturaleza de sus diversos aspectos.....
Los artículos están escritos, como dije, hace ya unos dos años más o menos. El de Terry Schiavo lo publiqué on line en una sección del Departamento de Investigaciones de Eseade (que ya no existe) y el de Ariel Malvino no se publicó.
Un abrazo....................
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EL CASO TERRY SCHIAVO

Por Gabriel J. Zanotti

Marzo de 2005.



Son las 15, 30 hora de Guatemala, tal vez una o dos horas más en Florida, y las 18,35 en Argentina. A esta hora, hoy, sábado 26 de de Marzo, parecen haberse acabado las posibilidades judiciales de los padres de Terry Schiavo.
El caso ha despertado pasiones y emociones encontradas. Parece ser difícil razonar en estos casos. Pero lo intentaremos.
Lo que está en juego aquí es el derecho a la vida. Pero el derecho a la vida no se origina en la voluntad arbitraria de nadie, ni siquiera la de uno mismo. Todo derecho se funda en una obligación previa. No me refiero a obligaciones del derecho positivo, como no pasar una luz roja, ni tampoco a obligaciones libremente asumidas, como pagar una deuda. Me refiero a lo que una vez llamé un pagaré originario, una obligación básica con la que todos nacemos, por el sólo hecho de ser personas. Esa obligación consiste en respetar la dignidad humana, que sin necesidad de filosofía del derecho lo sabemos todos al decir a alguien “no me trates como un animal”. De allí se desprenden las obligaciones básicas de justicia, entre las cuales el “no matarás” es una de las más fundamentales.
El “no matarás” es una norma moral negativa que, como tal, no admite excepciones. La vida de un inocente no debe ser quitada bajo ninguna circunstancia. Incluso en la legítima defensa es así, porque allí se aplica la doctrina escolástica del “voluntario indirecto”: el fin directamente intentado nunca debe ser matar, ni como medio para un fin bueno, sino que el fin directamente intentado debe ser defender la propia vida. Si como resultado indirecto, previsto pero no querido, de la acción, surge la muerte del agresor, eso es legítimo pero no porque se lo haya querido matar. Por eso la defensa puede ser “legítima” pero también puede ser desproporcionada y en ese caso injusta.
De ese “no matar” surge el derecho del otro de reclamar ese “no matar” por parte de otra persona. Ese es el derecho a la vida, que, por eso, es absoluto e inalienable.
De lo dicho se desprende que aunque haya buenas intenciones para matar a una persona, como fin directamente intentado, no se debe hacer. El fin no justifica los medios.
Segundo. En este caso se ha hablado mucho de la preservación “artificial” de la vida. Pero, qué es, en lo humano, lo natural y lo artificial? En lo humano, lo natural es lo cultural, y lo cultural implica necesariamente arte-factos. Si una persona tiene una apendicitis aguda que deriva en peritonitis, sólo una operación de urgencia y una buena dosis de antibióticos pueden salvarle la vida. Ese caso, es natural o artificial? La distinción no tiene mucho sentido. En relación al reino animal, toda la medicina humana es artificial. Pero para el ser humano, su medicina es “natural”, ya sea la medicina occidental o la de los hopi.
Por lo tanto, y tercero, es mejor distinguir entre medios proporcionados y desproporcionados para mantener la vida de un paciente. “Proporcionado” implica terapias habituales según el estado actual de la ciencia en tanto el organismo reaccione al tratamiento. Allí sí cabe una referencia al modo “natural” según la biología de un mamífero, de vivir o morir. Hay muchos modos en los cuales termina la vida, biológicamente hablando. Puede haber un paro cardio-respiratorio, puede ser que los riñones dejen de funcionar, puede ser que el hígado deje de funcionar, puede ser que el tronco encefálico haya sido severamente dañado de tal modo que los centros reguladores del corazón y respiración dejen de funcionar, etc. En esos casos, que se presentan en general tras enfermedades hasta ahora incurables o traumas severos, si el paciente o los familiares rechazan terapias nuevas, no del todo experimentadas y-o agresivas para revivir al paciente, que en el mejor de los casos lo llevarán de vuelta a la situación de una enfermedad que hasta ahora es terminal, entonces….No seguir ese tratamiento no es matar al paciente o matarse, sino aceptar la humana condición y los límites de nuestro conocimiento científico. Sólo eso puede ser llamado “morir con dignidad” (aunque pacientes y-o familiares puedan, en esos casos, y sólo en esos casos, aceptar terapias nuevas y-o más agresivas).
Cuarto, se ha hablado mucho en este caso del “derecho a la muerte”; “derecho a morir”, etc. Pero puede haber allí una confusión conceptual. Primero, como vemos, no se trata del caso anterior. Porque in abstracto, y estrictamente hablando no hay derecho al suicidio, lo que hay es un derecho a la “ausencia de coacción” sobre una decisión así, pues obviamente el intento de suicidio debe estar despenalizado. Pero ello no implica que, entonces, el que asiste a un suicida a matarse tenga el derecho de hacerlo. No hay derecho al suicidio asistido, sencillamente porque no se debe matar a un inocente nunca, aunque ésta pida morir. Pero esta línea conceptual parece haberse cruzado, sin límite a la vista. Si hay “derecho a ser ayudado a morir”, dónde quedó la protección jurídica del derecho a la vida? Si alguien está pasando por una depresión, por un momento terrible, o le ha sido diagnosticada una enfermedad incurable, tiene esa persona derecho a pedir y-o exigir a otra que lo mate? Si una persona está físicamente impedida de tomar un arma y dispararse, y le pide a otra que lo haga, el que lo hace, tiene derecho a hacerlo? Si? Si cruzamos ese límite, y la jurisprudencia comienza a decidir que ciertas personas tienen ese derecho según lo que consideren una vida digna en relación al otro, entonces no critiquemos tanto a civilizaciones que descartaban desde el nacimiento a personas discapacitadas.
Por supuesto, y como quinto punto, están las acciones privadas que no perjudican a un tercero. Sobre éstas toda persona tiene derecho a la inmunidad de coacción, y no por el contenido, sino por el derecho a la intimidad. Si en mi propia casa decido pasar la noche rezando o teniendo sexo con una vecina, con consentimiento de esta última, el “derecho a” no es a rezar o a tener sexo con la vecina, sino a la ausencia de coacción en tanto no afecte derechos de terceros. Pero hoy en día hay consenso de que el abuso de menores, por ejemplo, o la violación, no puede ampararse en el derecho a la intimidad, porque aunque se haga de puertas para adentro, hay derechos de terceros afectados. De igual modo, nadie puede invocar el “derecho a morir” para que otro lo mate, aunque sea en la propia casa, porque en ese caso, si el otro accede a realizar una acción cuyo fin directamente intentado sea matar al otro, ese otro es el tercero afectado. Caso que, como vimos, nada tiene que ver con morir en su casa, rodeado del afecto de su familia, cuado la medicina ya nada tiene que hacer. También hay un derecho a la ausencia de coacción si uno decide quedarse en su casa y no ir al hospital; puede estar moralmente mal pero la ley humana no llega a ese caso. También puede darse el caso de que alguien decida salir del hospital por propia voluntad o haya firmado antes una orden de no recusitación si tenía una enfermedad terminal. Pero si no hay nada de eso, el médico está obligado en conciencia a proporcionar el tratamiento habitual y proporcionado, que incluye, claro está, una hidratación y alimentación adecuadas a la condición del enfermo. Ni él ni nadie pueden decidir no actuar como acción directamente dirigida a producir la muerte del enfermo, que ya bastantes razones fisiológicas internas tendrá para morirse. Y ante el delicadísimo tema del dolor, puede haber casos donde haya calmantes cuyo fin directamente intentado sea minimizar el dolor, pero hay que tener cuidado en ese caso que ese sea el fin de la acción.
Nada de lo dicho es un recetario casuístico donde todos los casos puedan ser resueltos con claridad y distinción, pero, es este el caso de Terry Schiavo, y otros, que en cadenas periodísticas “objetivas” aparecen como “casos donde las familias impiden morir dignamente”?
Pues parece que no. Sobre esto, y como punto sexto, se habla mucho de la condición médica de Terry Schiavo, como si a) pudiera haber certeza sobre ello y, b) como si sólo los médicos pudieran hablar y decidir. Sobre a), lamento tener que decir que algunos médicos, aunque sean premios Nóbel en neurología, ignoran el carácter conjetural de las ciencias teoréticas que sostienen a la praxis médica. Hasta ahora hay una conjetura corroborada, que se usa para el caso (muy debatible también) de los trasplantes. Se llama muerte cerebral, una necrosis de las neuronas de la corteza cerebral, de la cual hasta ahora nadie se ha recuperado (porque, hasta ahora, las células nerviosas no se reproducen) y que se observa con una línea plana en los registros de las ondas cerebrales porque, en principio, ya no se emiten.
Pero, es (o era) esa la condición de Terry? Aunque se discuta ad infinitum la diferencia entre PVS (Persistent Vegetative State) y Mnimally Consciuos State, parece que no lo es o no lo era (aunque alguien pueda decir que, claro está, cuando muera de hambre y de sed seguro que su corteza cerebral sufrirá una total necrosis). Pero, curiosamente, en este caso el famoso principio in dubio pro reo parece haberse dejado de aplicar, y lo más curioso es que obviamente no es un reo.
Sobre b, no son los médicos los dueños de la vida y de la muerte, ni los únicos autorizados a opinar. Es una situación que nos puede comprometer a todos, como pacientes o familiares. El médico, a su vez, no puede lavarse las manos diciendo que él informa y los demás opinan, porque no hay “datos” sino “conocimiento disperso”, que es muy distinto. Pero eso ya le costó a Hayek el ostracismo intelectual en su momento.
El punto no es la sonda gástrica o no. Hay catatónicos que durante tiempo indeterminado, y nadie sabe por qué, no parecen tener el más mínimo contacto con el mundo exterior ni parecen escuchar nada, y menos aún hablan, pero se alimentan normalmente con medios habituales, y corazón, riñones, pulmones, hígado y etc. funcionan normalmente. Nadie sabe si escuchan, si sienten, si sufren. Nadie lo sabe. Uno podría dejar de alimentarlos y sería lo mismo que sacarles una sonda. Terry, a su vez, estaba sufriendo antes de que se le sacara la sonda? Nadie lo sabe. Está sufriendo ahora? Siente el hambre y la sed? Claro, tampoco nadie lo sabe, pero puede decirse, como el abogado del esposo de Terry, que nunca se la ha visto más bonita y en paz?
Séptimo, “liberales” y conservadores, en EEUU, han entrado en contradicciones políticas manifiestas. Los “liberals” están alzando ahora su voz contra la intervención indebida del poder ejecutivo y legislativo federal y estadual. Ahora hablan de división de poderes, de límite al poder, etc. Cuando se trata del Welfare Sate, en cambio, que implica la intervención masiva del gobierno federal en materia de seguridad social, salud, educación, etc., todo está bien, y pobre del juez que intente frenarlo.
Los conservadores, a su vez, han intentado intervenir a través de los poderes ejecutivo y legislativo federales y estaduales, pero dicen que han llegado a su límite. Muy bien, pero si sospecharan que alguien tuviera vínculos con Bin Laden, no habría juez que impidiera que el mismo FBI y Ejército norteamericano entero entrara en todas las propiedades privadas y derrumbara todas las puertas, y para colmo no como situación de hecho, sino ahora, de derecho. La coherencia en este caso, si se quiere respetar la autonomía de los poderes y el límite al poder, sería respetar la decisión de los jueces y, al mismo tiempo, eliminar la CIA, Guantánamo, el Welfare State y la misma Reserva Federal.
Pero hay otra contradicción cultural de fondo. Desde fines del siglo XIX, donde los estados decidieron educar para proteger a las personas de su ignorancia, hasta principios de este siglo donde directamente interviene en la cantidad de hamburguesas que alguien come, el “estado científico” tipo novela de 1984 sigue su paso firme a la dominación autoritaria de su bienestar, donde ninguna libertad personal parece quedar en pie… Excepto, claro, la del derecho a la muerte, donde todos parecen hablar nuevamente de libertad. Desde un punto de vista de filosofía del derecho, los derechos individuales no nacen en una arbitraria autonomía de la propia voluntad, sino de la obligación primordial de respetar la dignidad y consiguiente intimidad del otro.
Finalmente, escribimos esto con cierto escepticismo sobre el debate. Esperamos no ser parte del ruido de paradigmas incomunicados, aunque tal vez nuestra esperanza es vana. El tema, al parecer, no se puede discutir. Si uno está en contra del retiro de la sonda, entonces es un fanático religioso. El que está a favor, a su vez, se siente abanderado de la libertad individual (mal entendida, primero, y no respetada en otros ámbitos, segundo). Así no se puede discutir, ni hablar, ni nada. El mundo parece haberse convertido en una babel kuhniana de paradigmas incomunicados.
Pero el que quiere que Terry sea “desconectada” no es un asesino, ni el que no quiere un fanático religioso. Entre ambos grupos hay, sencillamente, paradigmas muy distintos sobre derechos, autonomía de la voluntad, libertad, acción del estado, etc. Cada época parece tener sus “issues” conflictivos, que retrospectivamente se miran como increíbles.
Una sensación de desaliento nos invade, y mientras tanto, alguien, según conjeturas hasta ahora corroboradas, muere, sencillamente, de sed.
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¿QUIÈN MATÒ A ARIEL?

No, no tengo el nombre y apellido. A efectos de la tesis que voy a desarrollar, no es relevante.
A lo largo de mi ingenua vida me he llevado algunas sorpresas en lo que se refiere a usos y costumbres juveniles. Tengo 45 años y, como dijo Woody Allen una vez, en Manhattan èramos tan pobres que no tenìamos tiempo de estar deprimidos. No sè si se entenderà la analogía, pero en las dècadas de los 60 y los 70, en una familia comùn y corriente de docentes, habìa cosas que ni siquiera se nos pasaban por la cabeza…
Mi primer sorpresa fue enterarme de que una sobrinita –atenciòn al diminutivo- habìa sido invitada a un “pijama-party” (invitaciòn amablemente declinada por sus padres). Yo simplemente preguntè què era eso y no podìa salir de mi asombro ante la respuesta.
Luego comencè a tener sorpresa tras sorpresa cuando todos los años tuve alumnos del primer año de la universidad. O sea, unas criaturas de apenas 18 o 19 años. Recuerdo mi extrañeza cuando uno de ellos –un varoncito- me dijo que lo que màs làstima le daba eran sus compañeras, tiradas en la calle a la salida del sol, totalmente alcoholizadas y orinàndose encima. Las mismas que en 24 hs iban a tener una clase conmigo sobre hermenèutica y medios de comunicación. Las mismas que con unos ojitos que no revelaban màs de 10 años jugaban a que eran mujeres. Los varoncitos, casi todos igual. Lamento estar haciendo generalizaciones baratas, que podrìan pasar sin embargo por tipos ideales weberianos. No tipos ideales, precisamente.
Entonces me fui enterando de todo. Que varias veces a la semana (cada vez màs) bailaban hasta la salida del sol, con una mùsica estridente que mataba los tìmpanos, con cerveza –y algunas otras cosas, ¿no?- a todo lo que da (como el volumen), con cigarrillo a todo lo que da, y con los agregados que el lector quiera hacer, tambièn a todo lo que da. Algunas mañanas, sobre todo cuando ya daban las 10 am, algunos se me dormìan en clase. Por supuesto, es que mi clase era insoportable. Yo los dejaba dormir. (En serio).
¿Por què? Justamente, la pregunta que no habìa que hacerse. El juicio crìtico ante la masificaciòn, no, eso jamàs. Era curioso que hacia fin de año, cuando habitualmente tocàbamos el tema de la masificaciòn, del no atreverse a ser uno mismo por temor al grupo, algunos ojitos se levantaban de su letargo y por primera vez sentìan que el profesor hablaba de algo que de algún modo los afectaba.
Un mensaje, un peculiar mensaje, me preocupaba y me preocupa. Cuando yo hablaba (siempre personalmente) de los peligros a largo plazo del cigarrillo, el alcohol y el ruido como forma de escapismo (a largo plazo porque esos cuerpitos aùn jóvenes parecìan resistir todo), me miraban extrañados, y habitualmente emergìa una respuesta, con todo candor y sencillez: “…bueno, todavía somos chicos….”. No sè si me explico: de algún modo les habìa llegado un mensaje: que hasta los 30, 30 y pico, “toca” la “joda” (perdòn). Luego “toca” sentar cabeza, y entonces, de repente, como por arte de magia, seràn buenos esposos, buenos padres, seràn esos polìticos incorruptos que la sociedad declama. E incluso les “tocarà” entonces repetir, sin pensarlo mucho, a sus hijos, las mismas y plomìferas advertencias que recibieron ellos en su momento. “Es la ley de la vida”, escuchè una vez.
¿No hay algo extraño allì? Claro que la adolescencia y la juventud es una etapa con relaciones interpersonales y formas de contacto y de entretenimiento que no son las mismas que a los 40 o a los 60. Obviedades, obviedades. Pero….. Alcohol, nicotina (agreguen màs drogas), sordera paulatina, descontrol, borrachera…….. ¿Para después sacar desde allì…….. Què? Hay algo que, como dirìa Santo Tomàs, no tiene “proporción”….
Para colmo, desde los 6 (o antes) hasta los 17 han asistido a un sistema de “enseñanza” donde lo que han aprendido es a memorizar por temor al castigo (no irse de vacaciones, etc) o amor al premio (cuadrito de honor, mejor promedio, etc). Han aprendido todas las formas de burlar al sistema, han “aprendido” a copiarse, a respetar al que màs castiga, a considerar “fácil” la materia donde se castigue menos………. Y la religión ha sido para muchos de ellos una materia màs…….. Otra cosa de la que hay que “zafar”. No, no es que ellos piensen asì. El sistema es asì. Y en medio de eso, la joda. Es Heidegger al revès: una “enseñanza” sistemàtica de la existencia inautèntica.
Claro que hay excepciones, estoy rodeado de ellas. Pero que Popper me perdone, es una cuestión de intuitivas probabilidades. Si cualquier persona que, por excepción, toma de màs, puede tener una conducta irritable, entonces…. Si la cuestión no es la excepción sino la norma (màs todo el “combo cultural” aludido), entonces…….
El que matò a Ariel, un chico comùn y corriente que ahora debe estar asustado y que seguramente sigue sin entender lo que le pasò, recibiò el mensaje. Ahora, la joda. Dale, ahora que sos joven, “divertite” (que ultraconservador que quedò Carlitos Balà: “sanamente y en familia”). La filosofìa y la religión, que podrìan haber sometido a juicio crìtico al mensaje, eran, casi seguro, dos materias màs. El que matò a Ariel, sencillamente, ejecutò el mensaje. Al ejecutar el mensaje, ejecutò a Ariel.

Gabriel Zanotti
4 de Febrero de 2006.


10 comentarios:

PIC dijo...

Gabriel:
Yo creo que este problema que mencionás se debe al relativismo moral en nuestra sociedad. El estilo de vida pop de los cantantes de rock que algunos de tus alumnos intentan copiar no produce buenos resultados.
Un abrazo,
Pablo C

Anónimo dijo...

Gabriel:
Qué interesantes los dos artículos! El de Ariel Malvino lo leí en su momento, pero es la primera vez que leo el de Terry Schiavo. Éste fue un caso que me conmovió muchísimo. Ya hace unos años que busco respuestas a estos temas de Bioética, que la mayoría de las veces terminan siendo temas culturales. Cierta veneración al discurso de la ciencia está logrando que se deje de lado muchas veces hasta el sentido común, algo que uno siempre piensa que es lo último que se pierde.... Sin embargo...y aunque irónicamente, en estos tiempos prevalece la fe a la razón. No estoy queriendo introducir el eterno dilema de si debe prevalecer una a la otra (considero que ambas tienen su ámbito y prevalecen una sobre la otra, mutuamente). Pienso que la fe prevalece a la razón justamente porque el hombre está dejando de lado el habito del pensamiento y de la meditación.
Sucede un caso x: cómo lo solucionamos? Acudamos al discurso legitimado! Esa es palabra santa, eso es lo que debe hacerse. Pero en ningún momento se cuestiona si es eso lo que debe hacerse, si eso es acorde a nuestras íntimas convicciones, etc.
Como estudiante de Derecho me duelen muchísimo estos casos en los que un hombre (como cualquiera de nosotros) termina decidiendo de una manera tan arbitraria y tan influenciable por discursos sentimentaloides y muchas veces ocultando ideologías con fines políticos, sobre la vida, sobre la ex sistencia de una persona, y sobre todo sobre la existencia de una persona que no tiene la posibilidad fáctica de expresar sus deseos. Aplíquese lo mismo para temas como el Aborto. Y me duele muchísimo también que en ciertas clases en que se tocaban estos temas muchos compañeros optaran por una atroz indiferencia, o por una repeticiòn de lo que el profesor de turno, con una hábil capacidad de discurso y convencimiento, decía.
Pese a todo no podemos hacer oídos sordos a lo que nos parece a algunos una "aberrante" decisión. Entrar en diálogo parece muchas veces una arista de debilidad por parte de los que consideramos que no hay grises en el derecho a la vida. Pero entrar en diálogo es la única solución. No solo un diálogo ad-intra (entre los que tenemos un “mismo” discurso”) sino también ad extra, escuchando e intentando comprender e internalizando los problemas graves y serios que afectan a gran parte de la sociedad y que muchas veces llevan a optar por actuar de una manera y no de otra. Pero este diálogo no sirve sin acción. Una doble acción, una acción del que dialoga y una acción de aquellos que pueden poner en marcha (por no decir “poner en acto”) aquello a lo cual los que dialogan no pueden llegar porque no tienen los medios ni las herramientas para lograrlo. Es un problema básicamente económico-político. El movimiento para llegar a la verdad y para que la verdad sea vivida en la sociedad debe ser originado por todos. Los filósofos no podemos quedarnos callados ni de brazos cruzados frente a estos temas. Hoy más que nunca el filósofo debería acercarse a los ámbitos de decisiones políticas y económicas. La Filosofía no es una ciencia inútil. Todo lo contrario! Inútil es hacer Filosofía y no vivirla. Inútil es enterarse de casos como estos y no querer hacer nada por remediarlo, y no querer pensar. Es inútil creer y nada más.
Saludos!
Silvia B

Gabriel Zanotti dijo...

Silvia me ha parecido interesantísimo tu comentario. Me quedo además con esta expresión: "La Filosofía no es una ciencia inútil. Todo lo contrario! Inútil es hacer Filosofía y no vivirla". Toda una "filosofía de la filosofía"...

Gabriel Zanotti.

Anónimo dijo...

Gabriel: como bien sabés el artículo que más me impactó fue el de Ariel. Justo un día antes había estado pensando en los temas que trataste cuando observaste el ámbito cultural en el que el caso se había dado.
Ya dudo mucho que se trate de una cuestión generacional, de etapas. Nada de eso ya. Como mucho se intenta disimular más la cosa pasados los mediados de los 30, pero nada más que eso. Los varones se asustan de ver a las pibas emborracharse hasta colapsar. Todo el ambiente social se vuelve un juego despersonalizado donde la afectividad brilla por su ausencia. "Touch and go". No se intenta escapar de la vida. Se vuelve la vida un escape. Pero es un escape ordenado y socialmente adaptado. No es una cuestión de conformismo. Hay inconformismo también, pero igualmente acrítico. No es una cultura tradicionalista ni una revolucionaria que se haya cristalizado, o sea, que haya estereotipado tomarse la vida en serio y lo haya convertido en un hábito que haya que someter a juicio (aunque el juicio sea erróneo como en el idealismo autodestructivo -aunque a veces creativo- de los 60s). Ortega se quedó muy corto, aunque vislumbraba en algo el futuro. Esta masa es nueva: es maleable y toma la forma que se desee. No hay nada contra qué rebelarse, ni tradiciones ni revoluciones. No hay nada, simplemente. Y lo que antes era una vida que apuntaba a una diversión contínua pero mayormente sana lo fue momentáneamente por la simple razón de heredar un marco cultural conservador y con cierto ideario trascendente que la encauzaba (me refiero a los primeros 80s en la industria cultural de exportación que fue Estados Unidos). Eso se desvaneció a principios de los 90s y el renacer contracultural tuvo aristas positivas y negativas, en cuanto que al hacerlo intentaba tomarse más en serio la vida, aunque sea estéticamente. La síntesis de esa colisión dejó a la actual generación realmente en el vacío. En especial y por alguna razón que desconozco esto se da con más fuerza en Argentina. No hay propiamente alegría ni esperanza ni sentido de trascendencia alguna. Sólo pocos pibes disfrutan sin burlarse de una película de Shyamalan. Y es un director popular. Imaginen algo más particular. Hoy día todo les parece ingenuo, o más bien, aburrido. Necesitan todo digerido y estúpido, lo más directo posible y llevado al extremo, porque los sentidos cada vez se van de-sensibilizando más. Las actuales películas de horror ya son films de cine snuff. No hay problemas filosóficos y/o religiosos que resolver, y no los hay porque morir ya no da miedo salvo cuando se tiene el revolver en la cabeza. Ya ni de la muerte están intentando "zafar" porque la vida es un escape existencial permanente, sino de la muerte temprana, y eso cuando no están demasiado drogados el fin de semana para autopreservarse físicamente. Por eso ya no se trata de hippies que quieren ser eternamente jóvenes e intentan salirse de la sociedad, o de los 70s en que algunos buscaban mundos lisérgicos o el caos voluntariamente, o de "sexo, drogas y rock and roll" o nada de eso. Incluso su destructividad daba cierta esperanza y la respuesta vino en la generación siguiente. Pero acá se intenta lograr un punto de estabilidad. Se busca el soma. Por eso creo que lo que hoy vivimos son los cimientos de algo bastante parecido al Brave New World, con o sin totalitarismo. Insisto: falta el soma. Para los que hoy rondan entre los 14 y los 21 toda la cultura es una suma integrada de subculturas. La cultura se transgredió a sí misma. No es una forma de salir sino de entrar, de alguna forma. El cinismo y la crueldad van obviamente de la mano, y en esta etapa se potencian. Una búsqueda puberil de identidad pero donde los progenitores brillan por su ausencia. La juventud se está criando mutuamente al abrigo en general decadente de una educación que ya no se puede catalogar por entero ni como neopositivista ni como posmoderna. Huxley puro. Recuerdo cuando decía que "las licencias de matrimonio se expenderán como las licencias para perros, con validez sólo para un período de doce meses, y sin ninguna ley que impida cambiar de perro o tener más de un animal a la vez". Otro que se quedó corto.
En cualquier caso el saldo es el siguiente. Cualquier cosa que requiera compromiso afectivo fracasa, así que ya ni se apuesta a eso. Los sentimientos ya no tienen profundidad. Vayamos a formas más elevadas de escape incluso. La necesidad de magia, de nuevos horizontes, de aventurarse en los desconocido, quedó para generaciones pasadas y hoy a lo sumo es un momento de entretenimiento que se sublima con algo de cine catástrofe, y por lo general bastante barato. Un caso interesante que puede tomarse de excepción como la serie Lost, que se volvió un culto como otrora lo fuera The Twilight Zone, no es suficiente para hacerse esperanzas ni siquiera sobre algo tan magro como eso.
No es que esto no venga pasando, pero la cosa se ha agravado. La alegría como tal, la suma de emociones que implica la alegría (como bien la describió Lewis cuando la descubrió en su infancia), eso se desvaneció. La felicidad, bueno, eso es otro tema, pero ya parece no requerir de una "fe integradora" que de sentido al mundo como planteaba Erik Erikson, porque ya basta con la salud del self aunque en la vida diaria ya nadie sea "fiel a uno mismo". La felicidad pasó a ser un problema de psicólogos pragmáticos y posconductistas. Y lo que queda es placer, y un placer sin riqueza: plano, frustrante, que no debe ser pensado demasiado o se revela agrio y a futuro angustiante. Por ahora su verdadera naturaleza se desnuda en este tipo de crímenes y situaciones de caos. Pero no hay que desesperarse (o alegrarse) antes de tiempo, porque este caos va a ordenarse paulatinamente. No se tratará, sobra aclarar, de un ordenamiento espontáneo sino de un caos planificado, pero a nivel cultural. La economía seguirá siendo más o menos libre, parasitada por el Estado pero no destruída porque eso requiere crear sociedades orwellianas. Ya se experimentó y no sirve. Pero los ministerios que moldean generaciones van a estar bajo control como nunca antes. Lo dijiste con toda precisión: "Heidegger al revès: una “enseñanza” sistemàtica de la existencia inautèntica". Tal vez la última esperanza sea que la sociedad futura quede irremediablemente acéfala, porque quienes estén a cargo al fin y al cabo se preguntarán ¿esto sirve para qué? En esta vida "se está de paso" pero incluso viendo un horizonte eterno este paso no es imaginable como una salida al boliche con speed, éxtasis o cerveza. No es un alto en el camino. Pero si así piensan, si piensan como el resto, no tendrán siquiera la capacidad intelectual para dirigir nada.

Un abrazo,
Pablo

Gabriel Zanotti dijo...

Pablo muy interesante tu diagnóstico cultural. Te pueden decir que es un poco apocalíptico, pero ello es a veces necesario para despertar las conciencias. El tema de que después de los 80, la generación de los 90 se encontró en el vacío, me parece interesantísimo. El vaso medio lleno: tal vez es la oportunidad más desafiante para asumir MUY en serio los valores. Porque se podría conjeturar que, en general, los chiquitos de 13 a 20 han tenido padres cuarentones que no creen en serio en nada, pero que tuvieron que "aparentar" que creían en algo. Y sus niñitos se les han muerto de la risa en la cara. No lo pueden racionalizar, claro. Se les han muerto de la risa en la cara, si, pero además se les han muerto........

martilllo dijo...

Gabriel , te recomiendo la serie Dr House en la que el protagonista interpretado por Huge Laurie es un médico agnóstico que todo el tiempo se ve envuelto en situaciones en las que tiene que decidir sobre estos temas . Creo que van por la tercera temporada en Universal Channel . A mi me gustó mucho. Saludos desde Basavilbaso

martilllo dijo...

Corrijo , Dr House va por la cuarta temporada y el nombre del actor británico que la interpreta es Hugh Laurie ,nacido en Oxford y de nuestra edad . La dan por Fox y Universal. Excelente las tres primeras temporadas . Un abrazo .

Gabriel Zanotti dijo...

Dear Martillo :-)),
no he podido ver la seria Dr. House pero de E.R. me he visto casi completas todas las temporadas y te aseguro que situaciones de esas se presentan todo el tiempo.............................

martilllo dijo...

Gabriel , son productos que compiten (E:R y House y otros) ,pero me interesaba que veas el personaje por el método de pensamiento que emplea en situaciones límite ya que es una especie de Sherlock Holmes del diagnóstico . Hay que bancarse por supuesto su conflictiva ,autista y arrogante forma de ser , pero es así para buscar aunque sea un vestigio de la verdad (para lograr el diagnóstico certero) . Verdad que se oculta muchas veces entre las limitaciones técnicas y las mentiras intencionadas de los pacientes que quieren aparecer como "honestos" ante su pequeño grupo social.Por supuesto su forma de ser le acarrea numerosos conflictos ético-legales. Saludos desde la campiña entrerriana (jamás contaminada ).

Gabriel Zanotti dijo...

Entre paréntesis, esto salió en Infobae de hoy 17-2-08. "Corroboración", diría Popper..............

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Heridos y detenidos por feroz pelea en Pinamar
Dos grupos de jóvenes se enfrentaron a la salida de una confitería esta madrugada. En consecuencia, siete personas fueron arrestadas y varios policías debieron ser asistidos
Siete detenidos, varios policías heridos, unas 15 vidrieras de locales comerciales destruidas y cuatro móviles policiales dañados fue el saldo de una pelea entre dos grupos de jóvenes a la salida de una confitería bailable en Pinamar, informaron fuentes policiales.

El jefe de la comisaría de la localidad turística, capitán Osvaldo Fernández, en declaraciones a Télam sostuvo que, "todo comenzó pasada las 6.00 de hoy, cuando un grupo de muchachos se enfrentó a golpes de puños y patadas contra otro grupo a la salida de una conocida confitería bailable de nombre "bar o Bar, de la calle Simbal el Marino y Constituyentes".

"Al ver la llegada de los móviles policiales los grupos de muchachos escaparon y rompieron las vidrieras de 15 locales comerciales y hasta robaron varios objetos de valor", señaló el policía.

Agregó que "en ese lugar, comenzó la pelea entre unos ochenta y cien jóvenes, en su mayoría menores de edad".

En tanto, algunos vecinos que pasaban por el lugar dijeron en declaraciones Radio Power de Pinamar que,"eran muchos jóvenes, otros mayores de edad y en la corridas iban tirando piedras dañando las vidrieras de los locales de una galería".

El saldo total del episodio fue de tres jóvenes y cuatro ayores detenidos, cuatro policías heridos, entre la que hay una ujer policía con un fuerte golpe en la cabeza que obligó a que fuese internada en observación, destacó Fernández.

Para el jefe policial "éste hecho pasó acá como pudo pasar en ualquier lugar de la provincia de Buenos Aires, sólo fue una pelea de jóvenes por un problemas dentro del local bailable".

El episodio es investigado por el fiscal de turno del Partido e la Costa y el juzgado de menores.